—A ver—dijo Rocky
mientras me llevaba de la mano hasta un área segura de la pista—. Veo que
mantienes muy bien el equilibrio con los patines—dijo—. ¿Te parece si damos una
vuelta agarrados de la mano?
—Bien, pero preferiría ir
del lado de la baranda—contesté.
Rocky se fijó en que él
estaba de ese lado, así que dio la vuelta al rededor de mí para que yo quedara de ese lado.
Así comenzamos a patinar,
porque, si no, no se aprende nunca.
Durante toda la sesión,
Rocky no me soltó de la mano. Siempre tenía contacto visual conmigo, verificando
que todo estuviera bien. Y yo solo le sonreía. La verdad era que me estaba
gustando el patinaje sobre hielo.
Luego de dar varias
vueltas alrededor de la pista, me decidí a soltarme de la baranda. Traté de no
pensarlo mucho. Cerré los ojos y me imaginé que no tenía los pies en el hielo.
Entonces sentí que flotaba y que mis pies iban con qué velocidad. Sentí que el
resto de los patinadores desaparecieron. Incluso Rocky desapareció. Solo era yo
volando sobre el hielo.
No abrí los ojos, porque
si lo hacía iba a perder la estabilidad. Pero tampoco solté la mano de Rocky.
Creo que incluso la apreté más, para que no se le ocurriera soltarme.
Iba tan concentrada en el
patinar que casi no podía oír la voz de Rocky llamándome. Decía “¡______ (TN)!,
¡______ (TN)!” Así muy fuerte me llamaba
— ¡_______ (TN)! —gritó
Rocky.
Abrí los ojos, como si me
hubieran golpeado en la cabeza, y lo siguiente que vi fue a los patinadores
detrás de nosotros, por entre medio de las piernas de Rocky. El ambiente entre
los patinadores y la pista era de absoluta paz. Nada comparado con lo que yo
había experimentado ahí mismo. La emoción fue tanta que ni siquiera me percaté
de que me estaba riendo con toda la boca. Claro, me reía de la emoción y del
susto.
Me aferré a las piernas
de Rocky mientras recuperaba el aliento. Rocky nos dirigió hasta la barrera y
ahí me levantó de un salto, jalándome el brazo. No me quejé, aunque después él
me preguntó si estaba bien. De la emoción que había sentido no pude más que
sonreír. Con eso él entendió que estaba todo bien. Luego me empujó hasta la
salida de la pista, agarrándome por la cintura para ayudarme a mantener el equilibrio.
Afuera nos quitamos los
patines y se los dimos al chico de los patines (?). Nos pusimos nuestros
calzados y comenzamos a caminar con nuestros nuevos pies, tratando de
acostumbrarnos a ellos. De ahí mi pulso fue poco a poco desacelerándose.
—Me sentí muy bien
hoy—dije, sin parar de sonreír—. Gracias Rocky. —Lo abracé. Así que su ropa
amortiguaba el sonido de mi voz mientras seguía hablando.
Él hizo un gesto de
aceptación y me indicó, con la mirada, hacia dónde nos dirigíamos.
— ¿No vamos a volver a la
pista? —Mi voz sonaba casi como de telenovela. Como si fuese la sorpresa más
inesperada del día.
—Nop, cariño—dijo él,
pareciendo no darle importancia a mi tono de voz—. Será hasta mañana.
— ¿Mañana
volveremos?—pregunté todavía más sorprendida. Algo no estaba bien; yo no suelo
sorprenderme por tan poca cosa. ¿Será la excitación del momento que me tiene
sensible a cada estímulo? Uh, eso es una respuesta muy científica para mí que
voy a estudiar algo de medicina.
—Sí—dijo Rocky, seguro—.
Si tú no quieres podemos ir a otro lado—añadió. Ahora estaba un poco inseguro.
Esta vez Rocky sí había
logrado impresionarme de verdad. Realmente yo no esperaba que él quisiera pasar
todas las noches conmigo, por lo menos mientras esté viviendo en Los Ángeles.
Él está realmente comprometido a tener una cita cada noche. Por supuesto que no
me molestaría venir aquí todas las noches y aprender a patinar junto a Rocky.
Él no decía nada.
Mientras, yo seguía pensando.
Me gustaba pasar todas
las noches con él, pero tenía el temor de que esto se volviese monótono. Y
sobre todo porque Rocky no me tiene la suficiente confianza como para contarme
lo que pasa con la banda. Es casi como si llevase una doble vida: De día y
durante los eventos de R5, era Rocky Lynch, el guitarrista de la banda; durante
nuestras citas era Rocky, el chico guapo y caliente que me cautivó. ¡Uf! Esto
se está volviendo tedioso y molesto.
—Rocky, ¿Por qué no me
cuentas algo más de tu vida?
— ¿De mi vida?—dijo él,
más extrañado que yo.
—Sí—asentí con firmeza—.
Porque, aunque soy tu novia y ya todo el mundo lo sabe, yo no sé lo que haces
durante el día—acotillé.
—Mi amor, ya sabes que
estoy trabajando en cosas de la banda—respondió. Mientras, íbamos ya cruzando
la salida del local.
— ¡Pero
cuéntame!—insistí—. Recuerda que sigo siendo fan.
Puse ojos de niña mimada
mientras esperaba por su respuesta. Él hizo un gesto justo como lo hacía mi padre cuando yo era pequeña, y
apartó la mirada. Yo, en vista de que no obtenía mi respuesta, añadí:
— ¿Cuándo saldrá el
próximo álbum? ¿Ya están listas las canciones? ¿En cuál canción trabajaste hoy?
— _______ (TN), lo de las
canciones todavía es materia prima—dijo él, reprimiendo mi emoción—.
Eso, por ahora es un solo enredo—añadió—. Preferiría no contarte todavía
porque eso me frustra cada vez más…
Su mirada era lejana.
Trataba de rehuirme, pero no lo conseguía. Yo veía que él ya no estaba por aquí
cerca. Me aferré fuertemente a sus manos, mientras él mencionaba lo de su frustración.
Coloqué mi mano en su mejilla y lo acaricié dulcemente, intentando hacer que
volviera aquí. Conmigo.
— ¿Por qué?—hice un
acento especial en la última letra, alargando su sonido. Sus ojos por fin se
encontraron con los míos.
—Ya llegamos—dijo Rocky,
con un hilo de voz.
Yo no le había
comprendido, así que no repliqué nada. Entonces él señaló el auto;
aparentemente se había dado cuenta de que yo no le había entendido. Entonces
reaccioné.
Yo iba tan concentrada en
la conversación que no me di cuente de que ya estábamos afuera del lugar.
Rápidamente verifiqué que llevase conmigo mi chaqueta y todo lo que había
metido en mi cartera. Mientras, Rocky abría el auto y se subía en él.
Sentí que había un aire
de desconfianza en todo lo que hacía últimamente. Usaba el auto para
interrumpir el interrogatorio. Ahora se subía a él, ¡e incluso me dejaba
afuera, sin abrirme la puerta como todo un caballero! Todo con tal de evadir el
tema.
Suspiré, agotada. Ya te voy a sacar las palabras, Rocky Lynch, dije para mis adentros.
Me subí al auto, en el
asiento del copiloto, puse mi cartera dentro de la cavidad del freno de mano,
ya que ahí no se me olvidaría. Entonces observé su rostro. También estaba
cansado, pero de todas maneras él se veía ensimismado en lo que sea que tuviese
al frente. ¡No me estaba prestando atención! Y para colmo su auto era más
importante que yo.
Pisó el embrague y
encendió el auto. Luego lo puso en reversa y salimos del estacionamiento.
Llevábamos ya unos
minutos de viaje en la autopista. No quise perder mucho tiempo; tenía que
comenzar a preguntar ahora. Aproveché él que tenía su
mano en la palanca de cambio para iniciar mi jugada. Coloqué mi mano sobre la
suya. Instantáneamente ambos nos miramos, pero él se volvió al frente de una vez.
—Rocky.
—mmm?
—Siento que nuestra
relación no funciona como debe funcionar—solté. Apenas pude oír un ruido de
desaprobación por parte de él. En seguida aumenté—: No sé nada de tu vida—hice
una pequeña pausa, esperando a que él replicara algo. Entonces agregué—: Tú sabes
todo de mí. A estas alturas no hay nada que no puedas saber—comencé a cambiar
mi tono a algo parecido a una queja—. Dejé atrás toda la vida que tenía en
______ (TP) para venir aquí y estar contigo. Estoy viviendo en casa de tus
padres por cuestión de imagen de la banda, ¿no?
Rocky musitó un “pero”,
mas yo proseguí:
—Mis padres están aquí,
en US, por mí y porque querían compartir mis ganas de estar aquí. En pocas
palabras, ¡soy toda tuya, Rocky Lynch! Pero tú aún no eres mío--terminé con un hilo de voz, casi rompiendo en llanto. Y esto no era pura actuación. De veras estaba molesta. Poniéndome a pensar, ¡es verdad! Él no ha hecho tanto por mí como yo por él.
Lo miré de soslayo. Él no
aparataba la mirada de la carretera.
Suspiré. Ya estaba
consiguiendo el efecto deseado. Pero por el momento, el silencio reinaba.
Él también suspiró.
—El álbum estaba por
salir en marzo, pero nos retrasamos. —Aquí comienza a cantar el canarito—. Y
ahora es probable que tengamos que pedirle a la discográfica un plazo más
amplio. Además, debemos anunciarlo a las fans. No sabemos cómo lo tomen, pero
de seguro nos tocará aguantar algunos comentarios feos como siempre. La
cantaleta, las fans controladoras…
Rocky ya se estaba
desesperando. Respiraba muy rápido; estaba hiperventilando.
Apreté mi mano contra la
suya y lo miré, en un gesto tranquilizador, como diciendo “Tranki, yo te
entiendoJ”.
—Sí, el fandom siempre
está dividido en: las niñas
controladoras que quieren que los chicos hagan lo que ellas quieran y, las
chicas hippies, pacientes y tranquilizadoras de los demás, que dicen “si es
para que las canciones tengan excelente calidad, esperaremos el tiempo que sea”.
Rocky, al escuchar que yo
entendía perfectamente el asunto de las fans, se tranquilizó. Entonces siguió
con su historia.
—Así que ahora estamos
todos bajo estrés. Sobre todo yo. —Más que estresado, yo lo veía triste.
—Dame un teaser de alguna
de las canciones nuevas—supliqué, cual fan número 1 de R5.
— ¿Un teaser? ¿Cómo
así?—preguntó Rocky muy extrañado.
—O sea, canta un
pedacito, así de chiquito—le mostré acercando los dedos pulgar e índice entre
sí—de alguna de las canciones nuevas.
—Okay, aquí va. —Cogió
aire y cantó:
uh uh ohu oh
Uh ohu oh
Oh oh uh
—Muy gracioso.
Lo miré insatisfecha.
Rocky rio a carcajadas enormes. Yo le di la espalda y me crucé de brazos. Por
lo menos ya no se veía triste.
—Cariño dijiste un
pedacito así de chiquitito—dijo él, imitando mi gesto con los dedos pulgar e
índice y riéndose.
—Yo que tú me fijaría más
en el camino—critiqué.
—No me he distraído—aclaró
él, sin dejar de mirar la carretera—. Además, ya casi llegamos. ¡En un minuto
estaremos en casa!
—No te creo—repliqué,
incrédula.
Sin embargo, en menos de
lo que pude pensar algo apropiado para replicarle y seguir molestándolo,
alcancé a ver el jardín principal de la casa. El rostro retador y triunfante de
Rocky me miró. Otra vez, el experto en carreteras y caminos me ganó en la
estimación del tiempo
— ¿Qué decías?
—Haces trampa—le dije,
cruzada de brazos. Por supuesto que no iba a admitir que él tiene más noción
del tiempo que yo en estos momentos. Sin embargo, es lógico: él lleva muchos
años viviendo aquí, y además conduce.
— ¿Cómo podría hacer trampa, mi amor?
No lo escuché. Ya estaba
bajándome del auto y el ruido del motor no me dejaba oírlo. Además de que no quería,
obviamente. Él me había herido en mi ego.
— ¡______ (TN)!
Volteé. Y ahí estaba
Rocky bajando del auto y corriendo tras de mí. Su cabello largo movido por el
viento, es una imagen que nunca olvidaré. La luz de la calle salpicaba sobre su
cabello y rostro. Tétrico. Cual pintura barroca.
Dejé que me tomara de la
muñeca y besara mis labios. Una mano debajo de mi cuello, agarrando mi cabello;
la otra en mi cintura, acercándome a él.
Nuestros cuerpos estaban
tan cerca que intercambiábamos calor. Y lo necesitaba porque comenzaba a
refrescar.
Nuestros húmedos labios
se querían unos a otros. Se deseaban. Nuestros cuerpos se deseaban. Deseaban
estar solos él y yo, en la habitación, que el termómetro comenzara a ascender y
la distancia entre nosotros se acortara.
Me perdí, porque ni me di
cuenta de cómo quedamos amarrados. Mas, el tiempo de calorcito se acabó. Rocky
nos desató y luego yo me metí en la casa, sin dejar de pensar en él.
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Bueno, chicos, espero que aprendan cuál es la verdadera prueba de amor. ¡¡CONFIANZA!! No hay otra. Chicas no se dejen engañar por niños babiecos y culicagaos. Hagan lo mismo que TN y oblíguenlo a hablar las cosas como son.
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Como vídeo de la semana, les comparto esta increíble historia, que en mi opinión puede ser cierta. Aunque hay mucha gente rumorando que es solo una invensión y que no tiene ninguna base sólida, ni tampoco da nombres reales. Pero a mí me pareció posible. Incluso me hizo volar mi imaginación. ¿Y si Darwin realmente se equivocó? ¿y si nosotros, la tierra, el universo y todo lo que conocemos son más viejos? ¿Ahora uds. qué opinan?
Nos leemos la próxima semana :3
chao <5
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