domingo, 22 de noviembre de 2015

Capítulo 11: Capítulo 57 (conteo general): “Inicia mi plan maestro”



Eran casi las diez de la noche cuando salí de mi habitación, en mi casa. Los chicos estaban en casa de Lynch (o sea, estaban todos en su casa). Bajé de mi habitación y me encontré a mi hermano reunido de lo más cómodo con mis dos amigas y Rydel. En situaciones normales, eso me hubiera escandalizado, pero no eran situaciones normales. Algo había pasado y yo me había dado cuenta, lo cual no debería ser normal; por lo tanto, la situación no era normal.

Habiendo ya superado mi crisis interior, era momento de enfrentarlo como se debe: cara a cara, pero siguiendo las reglas de mi plan maestro. Aún estoy dentro del plan de María, pero sigo, a la vez, mi propio plan. Por eso no puede dejar de ser la novia de Rocky.

Salimos de casa, con el frío que hacía y sin abrigos. Mis amigas traían sus abrigos puestos, pero mi hermano y yo no. En mi hermano eso es normal, pero no en mí; por aquel entonces solo quería demostrar la contraria a los que siempre van por la misma corriente.

Llegamos a casa de los Lynch, y el primero en recibirme fue Rocky, que llevaba rato mirando desde la ventana de su cuarto, esperando a que yo apareciera, y cuando me vio salió corriendo a encontrarse conmigo. Rocky vino casi llorando…; seguramente tuvo un remordimiento de conciencia por lo que me hizo. Sin embargo yo seguía fiel a mi plan y fingía que todo estaba bien. Como yo no estaba rompiendo nada de lo que dice el plan de María, ella no se dio cuenta del mío.

Rocky me llevó primero a su habitación. Quería hablar conmigo, arreglarlo todo y dejar claras ciertas cositas. Pero no le hice caso a nada de lo que me dijo… solo a los besos que me dio.

Luego de la convocatoria, fuimos los dos afuera. Los muchachos habían preparado una barbacoa, que iba perfecta con el frío de octubre. Estábamos todos reunido alrededor del calor de la barbacoa y por primera vez en mucho tiempo sentí que el ambiente era verdaderamente romántico y que estaba segura; nada malo que sucedería estando con los demás ahí también.

Riker comentó sobre sus experiencias como actor y Ross también comentó sobre las suyas. Sintiéndome como la novia de Rocky, pude ver todo desde un punto de vista más radical, pues era totalmente diferente a lo que antes había visto. Rocky y los demás tienen vidas muy complicadas, y cualquiera que esté cerca de ellos obligatoriamente tendrá que tener una vida igual de complicada. Pero fingiendo ser su novia—no siendo—todo se ve muy diferente. Puedo ver cómo es la vida de Rocky de una manera que nadie puede tener idea. Es ostentable poder tener ese derecho. Y es un derecho que no lo he conseguido; sino que me lo asignaron por muchas razones que me he tardado mucho en comprender.

La noche fue avanzado y, conforme más frío hacía—fuimos entrando a casa cada cual por su cuenta. Yo subí a la habitación de Rocky y le ayudé con su equipaje, pues ya casi era tarde. Solo le ayudé con datos como que clase de ropa debe llevar para que él preparara su maleta. También le di datos como qué comer—para que no vaya a indigestar después—y en dónde comer, dónde hospedarse y qué lugares no visitar, los números de emergencias, palabras claves en español, frases de cortesía—para que no le malinterpreten las malas mentes capitalinas—y reglas como: no ser demasiado obvio al decir que es extranjero, ni decir de dónde es específicamente (como decir “oh, soy de Littleton, Colorado”. No, mejor decir simplemente “soy de USA”), no mostrar que tiene más plata que lo que se gana como salario mínimo en ese lugar, ni cargar más de cincuenta dólares en el bolsillo, ni desconcentrarse al caminar, cruzar siempre la calle corriendo—porque nadie va a parar para darle paso—y cosas así. Rocky asintió a todo lo que le dije y luego me habló a mí, con más precisión y más directo que antes, pero más sentimental y sincero; desde el corazón me habló.

-            _____ (TN) —me sentó en su cama—, eres una buena chica y vives en un mundo corrupto; no te dejes corromper por los que tienes a tu alrededor. Sé tú misma, que así lo vales todo. Me enamoré de una chica libre, que no le gusta estar atada, pero que sabe qué es lo correcto y lo cumple; una chica que se mantiene al margen—me miró con ojitos de cachorrito, me miró directo a los ojos y me mantuvo cautiva ahí todo lo que habló, mientras levantaba mi mantenía mi barbilla arriba para mantener mi mirada arriba—. No estoy seguro de que esta chica que tengo frente a mí es la misma de la que me enamoré hace ocho meses; pero sí aún sigues siendo esa chica de la que te estoy hablando—hizo una corta pausa—no me dejes, no te alejes de mí, no me dejes solo porque te necesito. No dejes de ser la que has sido siempre. Te amo y no es necesario que cambies…

Bajé la mirada un poco y me sentí mal conmigo misma. Rocky se acercó a mí y me abrazó a sí. Yo había querido alejarme de él, porque después de todo íbamos a estar separados mucho tiempo, sin embargo él no me quería lejos; Rocky me quería lo más cerca posible de él. Me abrazó tanto que ya no sentía el frío de la noche que se colaba por la puerta. Es tan reconfortante sentir que alguien te ama y te quiere tanto que aún en los peores momentos, no te quiere lejos, sino más cerca que nunca.

-          ____ (TN); ¿te he dicho cuánto te quiero?—me preguntó mientras estábamos abrazados y acostados en su cama.

-          Mmmm creo que no lo suficiente—Rocky se volteó y me besó en los labios y casi toda la cara. Nuestro “jueguito, por donde se empieza”, como dice Ross, nos duró hasta que Rydel nos llamó porque ya era verdaderamente tarde. Rydel estaba tan desesperada que abrió la puerta sin haber escuchado una respuesta. Rocky continuaba como si nada hubiera pasado. Me imagino que desde el punto de vista de Rydel todo hubiese sido como para desmayarse.

-          Rocky. Te estoy diciendo que ya nos vamos; si no, perderemos el tren—dijo Rydel con mucha firmeza.

-          Sí, sí, sí; ya voy—respondió Rocky indiferente. Rydel se quejó ruidosamente. Rocky finalizó nuestro último beso, se levantó y se vistió. Yo me levanté lentamente de la cama. Rydel me miró con severidad, pero esa severidad fue redirigida a Rocky.

-          ¡Rocky!—le llamó con firmeza y severidad.
-          ¿Eh?—respondió tan dulcemente como puede serlo mientras se pone los pantalones.

-          Espero que no hayas hecho lo que tú sabes—dijo.

-          No, n-no. _____ (TN) está muy bien—respondió—. Dile, ____ (TN) —me pidió. Yo solo le sonreí a Rydel y ella volvió a mirar a Rocky con severidad. Lo chistoso es que los tres sabíamos a qué se refería Rydel con “espero que no hayas hecho lo que tú sabes”; pero ellos no sabían que yo también lo sabía. ¡Linda paradoja del saber!

Rocky y Rydel bajaron y a terminar de arreglar algo que necesitaban. Pero entonces, cuando yo estaba saliendo de la habitación de Rocky, Rydel apreció de nuevo y me habló.

-          Sabes, _____ (TN)…
-          ¿Qué pasó?—le pregunté, algo preocupada, pero tratando de no parecerlo.

-          Ten mucho cuidado. Que no se aprovechen de ti los muchachos. Si no es Rocky, es Riker. Ten cuidado—me advirtió.
-          Ah, ya. Ok—asentí.

Si no es Rocky, es Riker. Esa frase me cayó demasiado directo. Obviamente Rydel está intentando prevenir que se dé algo como lo que le contó Rocky. Pero yo ya tengo mi plan elaborado. Y no me importa lo que me haya dicho Rocky, me hice un juramento a mí misma y tengo que llevar a cabo el plan, porque sí quiero hacerlo.


Ya estábamos en el auto, llegando a la estación de trenes. Me sentía un poco disgustada, pero no tenía razones para estarlo. Era solamente que no me sentía bien conmigo misma.

Llegamos a la estación justo a tiempo. El andén no estaba muy lleno, por lo que no creo que el tren no iría muy cargado hacia la capital.

Nos despedimos todos de Rocky, con hasta lágrimas. Bueno, la madre de Rocky fue la única de soltó muchas lágrimas. Esa señora se ha puesto tan sentimental que Riker sintió que le entraba una basura en el ojo.

Ya era el momento de la partida, y antes de subir al tren, Rocky, estando Riker al lado mío, me dijo: “Recuerda todo lo que te dije, cumple todo lo que te pedí”, me sujetó la cabeza por ambos cachetes, mientras yo asentía, y él continuaba diciéndome: “No te preocupes por mí. Lo que viste en Buenos Aires no volverá a pasar. Te lo prometo. Recuerda lo que te dije: no me llames, no me hables, no quiero saber de ti”, una lágrima se deslizó por mi mejilla, y Rocky la secó. “Tranquila, cariño… Cuando regrese, lo haremos”.

Entonces Rocky subió al tren, se despidió de nosotros con las manos, y al igual que Rydel, poco a poco fue desapareciendo de nuestra vista. Pronto no pudimos ni verlo ni escucharlo. El andén era totalmente abierto y las vías no eran curvas en ese tramo del camino, por lo que los dejamos de ver cuando ya estaban realmente lejos; como el tren iba sumamente rápido…

Cuando regrese, lo haremos. Ésa frase también se me quedó grabada en la cabeza. Riker estaba junto a mí y lo había oído todo—a diferencia de los demás que se fueron a penas ya dejamos a ver a Rocky—. Riker sí se quedó conmigo.
Dentro de mí, toda una asamblea legislativa debatía iracundamente sobre lo que me había dicho Rocky. La mayoría de los diputados, de todos los circuitos votaron que Rocky se refería a hacer el amor, cuando dijo lo haremos; porque era lo más lógico, la única razón por la cual no llegamos antes a la estación de trenes. Pero, para estar bien segura, la Asamblea de mi mente decidió consultar con un externo.

-          Riker…
-          Dime. ¿Qué pasó?—contestó Riker, volteándose para verme.

-          ¿Por qué te has quedado conmigo? ¿Por qué no te has ido como los demás?—pregunté, mirando hacia al frente, hacia la nada y sin mirarlo a él.

-          Porque, querida amiga—me giró la cabeza—, mi hermano Rocky me encargó que te cuidara mientras él esté lejos. Y, además, es tarde por la noche, no puedo dejar a una dama sola en un andén solitario, y menos y soy el encargado de su protección—miré fijamente a Riker.

-          ¿Riker, tú escuchaste lo que Rocky me dijo?—pregunté mirándole.
-          Sí, claro que sí escuché lo que te dijo. ¿De qué estaba hablando?, no tengo ni idea.

-          ¿Y qué piensas de lo que dijo Rocky? Me refiero al cuando regrese, lo haremos—levanté un ceja y observé a Riker pensar. Riker se metió la mano debajo de su flequillo y se puso a pensar…
-          Sé que tú sabes perfectamente lo que tengo en mente. Pero no estoy seguro de que eso sea lo que estaba en la mente de Rocky—contestó.

-          Dices, que por gramática inglesa, Rocky, al decir lo haremos, se refería a que, entonces haremos todo lo que él me negó: verme, hablarme, saber de mi…, etc.

-          Sí, es exactamente eso. Pero también sé que tú sabes y que yo también sé que, en esta familia, el único que usa la gramática inglesa soy yo… y Ross a veces. Sabes a lo que se refiere Rocky… —dijo Riker tristemente.

Riker dio media vuelta y pareció irse, al igual que los demás. Me sentí sucia, como si algo que recordara a una experiencia muy desagradable; pero nunca en mi vida había tenido una experiencia que me provocara tanto desagrado. Era todo tan extraño… Miré hacia el cielo, intentando encontrar la luz de la Luna, que me iluminara un poco. Pero entonces recordé que estábamos en Luna Nueva y la Luna no se puede ver cuando está en esa fase. Por eso estaba la noche tan oscura, y por eso hace tanto frío. Sin importar la fase de la Luna, o que era pasada la medianoche, en ese oscuro y húmedo andén—que por ciento estaba lloviendo para colmo. Pero no una lluvia como que el cielo está orinando, sino como lluvia de huracán, esas lluvias características de octubre—, de repente, hizo más frío. Sería normal que hiciera más frío, ya que el día había sido bastante frío, llevaba unas varias horas lloviendo y no había luz de luna. Pero ese fenómeno que sucedió no fue normal, fue anormal; la temperatura cambió tan de repente como si yo estuviera dentro de una nevera y alguien simplemente pone la temperatura más baja, y entonces todo a mi alrededor fuera más frío.

No solo fue el frío lo que me afectó—aunque tal vez no fuera el frío—. Poco a poco me sentí con menos fuerzas. Entonces dejé de sentir frío, pero sí sentía mis manos congeladas y mi cara, como un bloque de hielo. Mi corazón latía con fuerza, llevando sangre caliente a todo mi cuerpo, pero aun así sentía mis manos y mi cara congeladas. Dar todas estas descripciones tarda tiempo, pero todo sucedió en cuestión de segundos; aunque pareció todo un proceso, para mí, porque logré observar todo el proceso. Luego ya no pude ver casi nada. No me sentía viva ya; no podía escuchar los latidos de mi corazón. ¿Estaba muerta? ¿o era solo mi sentido de repulsión?

Narra Riker:
Sólo camine unos cuantos metros, como para darle un poco de drama a mi escena. Pero cuando volvía a ver a la preciosa que me encargaron cuidar y proteger, ella estaba tirada en el suelo como un cadáver, sin vida. Rápidamente corrí a ver que le sucedía. Hacía un endemoniado frío. Me quité mi chaqueta y se la puse a _____ (TN). Sus labios estaban blancos y congelados como para decir una palabra, pero se esforzaron por hablar.

Después de abrigar a ____ (TN), la cargué sobre mis brazos y la llevé hasta el auto, en donde nos estaban esperando todos. Algunos se asustaron porque la traía en mis brazos, y parecía muerta. María le tomó el pulso y dijo que no nos preocupáramos. Yo ya había dicho que ella estaba solo durmiendo y que la traje en brazos porque ella estaba tan cansada que se durmió en el camino, pero mi madre no me creyó. Igual, nos la llevamos a casa, la abrigamos y la dejamos dormir en nuestra casa, en la cama de Rocky.

Por lo menos esa noche tuve la experiencia de intentar saber lo que sucede en la convulsa mente de ____ (TN); es muy difícil salir con mi hermano, eso ya lo comprobé; por las preguntas de ____ (TN) y por su forma de desmayarse: única; nadie se desmaya y queda casi muerta así de rápido, ni mucho menos despierta igual de rápido.

Narras tú:
Un rayo amarillento de luz penetró mis párpados y me hizo despertar. Me sentí verdaderamente descansada, pero luego de que me incorporé en mi lugar, me sentí extranjera.

Esa cama estaba demasiado suave, se sentía deliciosa, pero no era a la que estaba acostumbrada.

María se acercó silenciosamente a mí y se sentó en el borde de la cama. Se quedó ahí, sin decir mucho y esperó… La volteé a ver y le pregunté fríamente:

-          ¿Qué día es hoy?
-          Buenos días,  _____ (TN) —respondió igualmente de fría que yo.
-          Hola. ¿Qué día es hoy?—insistí.
-          Sábado, 25 de octubre—dijo— ¿Por qué?

-          Quería saber de qué me había perdido… solo eso—respondí sin decir más.
-          No de mucho… Pero tienes práctica de voleibol dentro de media hora. Son las ocho y cuarenta.

Recordando mis experiencias anteriores, mejor sería que llegase temprano a la práctica. Me entré a la ducha y me duché; luego recordé que no estaba en mi casa y que no traía mi ropa para ir a la práctica. ¿En dónde rayos estaba?
Riker entró a la habitación en donde estaba, me vio y preguntó:

-          ¿Qué haces?
-          Se saluda primero—contesté.
-          Buenos días, _____ (TN). ¿Qué haces… así?—preguntó refiriéndose a que yo estaba duchada pero envuelta en una toalla.

-          ¿Puedes creer que tengo práctica de voleibol dentro de veinte minutos y no tengo mi ropa?—le dije con toda sinceridad.

-          María viene con tu ropa—justo en ese instante entró María con una maleta de alguna banda famosa de cuando yo era niña y, supongo, la ropa dentro.
-          Gracias—le dije, y ella se fue.

Me vestí con el uniforme del equipo de voleibol. Estando en el baño de esa habitación fue cuando me di cuenta de que estaba en la habitación de Rocky. Extraño, pero cierto.

Salí de la casa de los Lynch y me fui, caminando, al colegio. Ir al colegio un sábado por la tarde no suena al mejor plan de fin de semana, pero si le ponemos a los amigos y amigas y el profe que nos cae bien, entonces podemos arreglar un poco más la fórmula.

-          _____ (TN), ¿a dónde vas?—dijo una voz masculina. Sin reparar mucho en ella, respondí:
-          A mi práctica de voleibol, ya te lo dije.

-          Déjame acompañarte—me pidió.
-          ¿Por qué quieres acompañarme?—le pregunté.
-          Porque es camino puede ser peligroso, y no quiero que nada te pase—respondió.

-          Oh, Riker, por favor. ¡He recorrido este camino durante siete años y nada malo me  ha pasado! No seas ridículo.
-          No estoy siendo ridículo. Soy precavido.
-          UGHH

Llegamos a la escuela pronto. Riker tiene 22 años (*bueno, tenía en octubre de 2014, ya tiene 24 :(*); mis estándares de su comportamiento maduro, en una escuela secundaria, estaban realmente bajos, pero de veras que se sorprendió. De todas maneras me llama la atención todos los recuerdos que vienen a la mente de Riker la sola presencia dentro de una escuela secundaria; aunque no sea la suya o como la suya.

Riker me siguió hasta la cancha de voleibol, donde estaban mis compañeras. Riker se despidió de mí con un corto beso en la mejilla y luego se fue por el mismo camino por el que se fue. Las chicas que ya habían comenzado a calentar, se sintieron aún más caliente al verme besarme con ese rubio caliente. Cuando llegué a donde estaban reunidas las demás, una estaba respirando muy despacio y estaba sudando terriblemente. Este comportamiento es muy usual en las chicas populares de mi colegio. Y las chicas populares son las que están en el equipo femenino de voleibol. Pero no creo que yo me ponga así cuando veo a un chico ardiente. Las chicas, me preguntaron que si ese era otro de mis novios, porque por lo visto yo era de varios hombres. Claro, un comentario como ese hubiera desatado mi enojo contra ella y otras más; pero, como ya he mencionado, estoy guardando mi ira para cuando se el momento adecuado. Además, no valía la pena pelear con ellas, solo porque creyeran que yo era una zorra; eso es lo de menos, si el objetivo del día era practicar voleibol, no discutir sobre chicos ardientes y los que solo son una sombra de eso (como Tomás y Rafael).

Al terminar la práctica, cada una se fue para su casa y yo me quedé esperando a Riker, porque me había texteado que venía a recogerme en su auto. O SEA. No le dije nada a nadie, pero aun así, una de las chicas chismosas del grupo me siguió, presintiendo que algo importante para comunicar a las demás sucedería conmigo. 

Ella me seguía con una sonrisa tan amigable que no me imaginé que supiera algo como que mi amigo con sensual voz vendría a buscarme. Cuando Riker llegó con su camioneta americana importada (porque estamos fuera de Estados Unidos), justo en ese momento, la chica—cuyo nombre es Melanie, una chica inofensiva—sacó su teléfono y me fotografió subiendo al auto.

Riker me llevó de regreso a mi casa y se despidió de mí. Además de cuidar su música, el pobre también estuvo pendiente de mí durante todo el fin de semana y la primera semana de Rocky fuera de la ciudad.

Riker también me acompañó a buscar unas plantas acuáticas para el trabajo de ciencias de una amiga, ese día, después del mediodía. Nos metimos en el río, los dos; buceamos los dos juntos y encontramos las plantas debajo de un tronco hongoso que casi me cae encima, y Riker detuvo para que no me lastimara.
Después de jugar un rato en el río, y de que tuviéramos que salir porque había comenzado a caer un aguacero, fuimos a su casa y no secamos. Pero esta vez decidí no pasar mucho tiempo en casa de los Lynch e irme para mi casa mientras Riker se duchaba para quitarse toda la tierra del río. Allá en mi casa si me duché y me sequé.

Al día siguiente, Riker también me acompañó a la misa. No entendió mucho, porque como el Padre habla de una manera muy distinta a como hablo yo, Riker tuvo serias dificultades para entender, y yo tuve que traducirle casi toda la homilía. Lo cual me resultó difícil por la cantidad de expresiones muy difíciles de traducir, y que si se reducen para la traducción, pierden casi todo su significado. Por lo menos Riker aprendió de la religión católica.

Quise presentar a Riker al Padre, pero Riker no quiso; creo que le dio pena que yo lo presentara a un cura. Después de la misa Riker quiso ir a comer algo, y lo llevé—más bien, lo guie porque él era el que conducía—hasta un lugar para que comiera algo tradicional de mi tierra. Riker hizo una comparación increíble entre Los Ángeles y _____ (Tu Ciudad). Pero claro, es muy distante la brecha entre ambos tipos de ciudades; empezando por que Los Ángeles es la ciudad emblemática del “sueño americano” del que tanto hablan. Mientras que _____ (Tu Ciudad) es apenas la segunda ciudad más poblada del país, con 300 mil habitantes, dentro de un país agricultor con tan solo 6 millones de habitantes. Pero la comparación de Riker radicaba más precisamente en las carreteras, porque no hay autopistas en ____ (Tu Ciudad), ni pasos elevados. Y tiene una superficie relativamente pequeña: 120 mil metros 2.


Riker no solo me llevó a casa en su auto, también me llevó al colegio y de regreso a mi casa en su auto.

Recuerdo que el lunes 27, cuando se suponía que terminaba mi incapacidad, me quedé dentro del colegio, después de la hora de salida (12:30 p.m.), para buscar a algunos profesores—como los de música, arte, geografía, historia, ciencias políticas e inglés—para ver cómo pago las notas que les debo. Pero en el camino para hablar con los profesores, estaba Rafael junto con su gente hablando de ciertas cosas que nunca han tenido importancia. Pasé junto a ellos, creyendo que Rafa no notaría mi presencia ahí después de tantos días que falté, pero ignorando todo eso, Rafael me tomó por la mochila y me jaló hacia él y los demás.


-          Querida, me han dicho que andas con un gringo rubio. ¿Me reemplazaste por un gringo, eso es verdad?—preguntó mientras me uno de sus amigotes me tenía agarrada por la mochila y no me dejaba ir. Rafael me miraba potentemente y no estaba en bien ubicada como para responderle como normalmente lo haría.

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Hoy sí caí en la fecha. Este capítulo es el último antes de un suceso que los dejará a todos con la boca abierta, seguramente pensado sí estoy loca o si alguien me está obligando a escribir esto. 
En el capítulo anterior les revelé un dato muy importante. Ahora que inicia "el plan maestro de TN" vemos un capítulo totalmente normal, pues es un día normal de rutina para ella. Pero la próxima semana conoceremos, cómo las cosas van a cambiar.
Espero que haya gustado este capítulo. Yo ya me tengo que ir. Mañana tengo como 5 exámenes y tengo que estudiar. Hasta la próxima semana.
:3


domingo, 15 de noviembre de 2015

Capítulo 10: Capítulo 56 (conteo general): "Secretos del día".


Rocky se sentó en el sofá y me esperó ahí, Le traje un vaso de agua, porque ya comenzaba a hacer calor. Aunque él no me lo pidió, yo sabía que lo necesitaba. Me senté juntó a él y lo observé beber agua. Rocky se sintió un poco asustado por verme así tan alerta como una gacela presintiendo la presencia de un guepardo.

Rocky acabó de beber, puso el vaso en la mesa central de la sala y me miró fijamente. Yo me despegué mis ojos de él.

-          Cuando me vaya—comenzó—necesito que cumplas con algunas reglas que te voy a imponer—*What!*—. Necesito que las cumplas y así sabré cuánto me respetas como tu pareja—asentí, esperando saber qué es lo que el grandioso Rocky Lynch pretende imponerme.

Así fue como comenzó una larguísima hora de discurso.

Rocky fue muy explícito en cuanto a lo que YO debía hacer; me estaba reglamentando, ordenándome qué debo hacer, planeando hasta cuándo voy al baño… Sus palabras, más serias no podían ser. Sus ojos, lo único que me pedían era que le obedeciera. No tenía ni la más mínima idea de qué estuviera sucediendo dentro de su cabeza, pero estaba comenzando a temer cosas terroríficas, inimaginables…

-          Estaré exactamente un mes fuera de la ciudad; tendremos exactamente la misma cantidad de días, horas, minutos y segundo lejos uno del otro—así inició—. No voy a llamarte a tu teléfono móvil y te pido por favor que no llames, ni me textees.

·         *What! ¿Y este que se cree?*, me dije en mi mente.

-          Sí voy a llamar a mis hermanos—prosiguió—, pero no voy a hablar contigo, no quiero saber de ti. No quiere verte, ni saber qué piensas… Cuando regrese, lo haremos*.

-          Rydel es totalmente libre, así que no te prohíbo hablar con ella por teléfono o por Skype, pero ella sabe que no quiero que hables conmigo. No te veré ni escucharé tu dulce voz en un mes completo.

-          A pesar de mi ausencia, no quiero que llegues a mis oídos que andas con otro—en ese momento, Rocky me tomó de los hombros y me sacudió levemente, y me lo repitió—: No quiero que andes con otro. Sabes que soy muy celoso y no quieres ni imaginar lo que va pasar si me eres infiel. ¡Cuando regrese, lo haremos!*

*Oh, my God. Ya vamos por ese punto…*, me dije en mi mente.

-          No me mires así, sabes que te quiero—yo estaba comenzando a mirarlo con otros ojos, no me podría creer que ésa era la persona a quién yo había dicho que sí. Rocky me abrazó suavemente a la altura de los hombros y me volvió a repetir: “Cuando vuelva, lo haremos”.

-          Eres la chica que mejor me ha tratado en toda mi vida. Por eso te quiero poner a prueba, no es porque te quiera mal ni porque… tú me entiendes—dijo, y me besó en los labios. Usualmente hubiera esperado su mano traviesa intentando deslizarse por debajo de mi blusa, arriba o abajo, y yo la repelería argumentando en nuestra conexión mental que aún no era el momento, como él bien lo sabía. Pero esa vez su mano no intentó escurrirse hasta llegar a alcanzar mi brasier; ni siquiera tocó mucho mi blusa mientras me besaba amargamente.

“Cuando regrese, lo haremos”. Algo hedía bien podrido en ese último beso de Rocky.

                            *                         *                      *

La situación, a ese punto, llegó a tanta incomodidad que no supe en dónde encontrar palabras para cerrar esa conversación. Era viernes y yo no tenía más nada que hacer.

Me di cuenta de que no habíamos paseado por la ciudad, y tomando en cuenta que muy pocas personas en la ciudad conocen a la banda o ven Disney Channel o de suerte conocen a Ross pero no al resto…, parecía simpática la idea de pasear por la ciudad antes de separarnos y de que las reglas empiecen a tener vigencia.

Al pasear por la ciudad la primera situación graciosa fue cuando, antes de salir, le dije a Rocky que se pusiera bloqueador solar porque el sol ya comenzaba a calentar, pero para él las temperaturas estaban muy agradables y no muy calurosas, y el sol… ni se fijó—porque no sabe leer el sol—. De todas maneras yo traje bloqueador solar en mi bolso solo para molestarle cuando le comenzara a arder la piel.

Fuimos al centro de la ciudad y paseamos por la plaza central del pueblo. Siempre me ha encantado esa plaza, es tan diferente a la misma ciudad y conserva la misma esencia traída por lo españoles e impregnada durante la colonia. Además es muy romántica. Caminado sobre el empedrado principal le mostré a Rocky las principales tiendas y los centros más concurridos de la ciudad, entre ellos estaba la iglesia del parque. A pesar mencioné la palabra Church, a Rocky se le pusieron los pelos de gallina, pero no quiso mostrar escalofríos; solo giró su cabeza a otro lado e hizo como si le diera asco todo lo relacionado a esa palabra.

-          Rocky, por favor, soy cristiana católica, muestra un poco más de respeto por nuestra Iglesia—le reproché en voz baja.
-          ¿Católica? Tú no eres ninguna católica, bien musulmana que eres. —me acusó Rocky.

-          Rocky, no soy musulmana. Soy… espera, Rocky, ¿tú eres protestante?—le pregunté.

-          ¡¿Qué?! Yo no soy de ninguna religión. Yo pagano, solo te adoro a ti y a mi guitarra—respondió sin mirarme.

-          Rocky, tú eres cristiano… A ver. ¿Eres anglicano? Mmm No—Rocky me miró, pero yo continué intentando adivinar su religión—. Definitivamente que no puedes ser puritano.

-          NO, claro que no—respondió y volvió a evadir mi mirada. Quiso huir, pero yo lo senté en un banco y no le dejé escapar.

-          Ahora vas a esperar a que yo descubra cuál es tu religión: A ver… —me puse un dedo en la boca e intenté pensar en otra posible opción— ¿Eres luterano?—Rocky levantó la mirada asustado y lívido—Oh, eres luterano.

-          No, no soy luterano. Solo quería saber qué dices de los luteranos—respondió volviendo a bajar la mirada.

-          Es verdad, si fueras luterano ya me hubieras violado—Rocky volvió a mirarme lívido. Respondí—: ¡Estoy bromeando!—volvió a mirar al suelo, a ver una hormiga. En mi mente no estaba bromeando. Seguro él era luterano, seguro que lo estaba procesando muy acalorado en su mente. Decidí proseguir—. ¿Hugonote?... No, no eres un hugonote.

-          ¿Qué es eso?—preguntó asustado.

-          Un tipo de cristianismo francés. A ver… —continué—No puedes ser evangélico ni adventista porque ellos son muy rigurosos con la asistencia al culto ¿Verdad?—no recibí respuesta—. Tampoco puedes ser ortodoxo ni testigo, porque ésas son más parecidas al catolicismo… Oh, ¿eres mormón?—Rocky negó rotundamente.

-          Claro que no.
-          Es verdad, ellos ni siquiera son cristianos. Oh, no… Ahora sí que te agarré, ya no puedes escapar de mí.

-          Sí, soy guitarrista y te adoro a ti, ahora podemos irnos, el sol me está comenzando a picar la piel—se puso de pie e hizo ademanes de irnos. También me puse de pie.

-          Primero, eso te pasa por no hacerme caso. Yo conozco mi sol más que tú. Segundo, eres un anglicano.

-          ¡¿Qué?! No, claro que no. ¿De dónde sacaste eso, si fue la primera que descartaste?—protestó contra mí.

-          Por eso mismo estabas mirando al suelo y no querías mirarme, ¡solo estabas esperando que me rindiera porque ya había descartado la opción correcta!—Rocky tenía la piel totalmente roja.

-          Okay, cariño, pero vámonos para la sombra, te prometo que haremos lo que quieras, pero… —hizo una pausa porque ya estaba comenzando a sofocarse y sudar como cerdo—no me tengas en este infierno. Te lo suplico—me lo llevé a la sombra y le reproché durante diez minutos por lo del sol y por lo de su religión. Rocky solo asentía y se quedaba callado.

-          ¿Sabes qué hora es?—pregunté después de un rato.
-          Como, cerca del mediodía. ¿Cómo es que aquí hace tanto calor?—preguntó Rocky pensativo.

-          Es porque este es el trópico, aquí tenemos la misma temperatura todo el año: 35ºC.

-          ¿Y eso cuánto es en Fahrenheit?—preguntó desde detrás de mí, porque él venía caminando detrás de mí, ya que la acera era angosta y había mucha gente a esa hora del día.

-          No tengo idea—respondí. Rocky trató de colocarse a mi lado y me dijo bajo al oído:
-          ¿Y toda esta gente?

-          ¿Qué tiene?—pregunté de vuelta. Rocky miró hacia el frente y luego volvió a hablarme sin mirarme.

-          ¿Quiénes son? ¿De dónde salieron? ¿Por qué nos miran tan feo?—dijo manteniendo la vista en una señora mal vestida que veía mirándolo con rabia desde diez pasos atrás.

-          Rocky, esto es otro país, otra cultura; la gente mira como le da la gana de mirar, y tú no les puedes prohibir que no te miren como a ellos les parezca—respondí, sin mirar demasiado y con cautela.

-          Pero ellos me están ofendiendo, me están agrediendo visualmente, los puedo demandar…

-          No, aquí no. Las leyes son diferentes y nadie se puede meter en la mente de nadie, por lo tanto lo que no se diga no se puede cuestionar porque no ha salido de los labios.

-          Ah… ¿Estudias ciencias políticas?—respondió él tratando de cambiar el tema.
-          Eso es una materia en el colegio, claro que tengo que estudiarlo—respondí.

-          Oh. ¿A dónde vamos ahora?
-          No sé, ¿quieres recorrer las calles o entrar a algún lugar y comprar algo?—le pregunté.

-          Caminemos más; quisiera observar más a estas personas.
-          Okay… caminemos.

Caminamos por todo el centro de la ciudad, con el objetivo de que Rocky observara a todas las personas de la ciudad. A Rocky se pareció extraño que no hubiera ningún chico de “nuestra edad”. Solo había niños con sus padres y uno que otro estudiante universitario que no quería ver a nadie, solo quería subir al autobús y huir. Eso es común en mi ciudad, pero no en otras ciudades como Los Ángeles u otras; claro, no puede ser igual en todos lados.

Luego nos aburrimos de ver a la misma gente pasar por las mismas congestionadas calles y los mismos comercios (porque el centro de la ciudad solo tiene unas seis calles). Fuimos a almorzar a un lugar en la calle H sur, ya lejos del centro de la ciudad. A Rocky le gustó la comida, a mí también. Pero luego llegaron unos borrachos y el resto no fue agradable de ver. Todo estuvo a punto de terminar en tragedia, si no fuera por la intervención del gringo al frente mío; pero igual no fue un recuerdo memorable.

Decidimos regresar a casa y pasar el resto de la tarde practicando con la guitarra y el piano. El día que se suponía debía ser divertido, por ser nuestro último día juntos, fue un día sumamente aburrido, por lo menos para mí.
Rocky, después de practicar unas canciones, se volvió hacia mí y me preguntó tan dudoso como un niño de cinco años:

-          ______ (TN), ¿por qué tú no eres como esas personas que vimos en la ciudad?
-          Porque yo soy clase media media---respondía oscuramente.

-          ¿Y eso qué tiene que ver?—siguió preguntando como un niñito. Lo miré y respondí:

-          Es que las personas que frecuentan la ciudad son las de clases media baja y clase baja. A nosotros, nuestros padres nos tienen apartados de la ciudad para que no se nos pegue lo que a ellos les mantiene en la pobreza. Nuestros padres quieren que seamos diferentes a los españoles y por eso somos bilingües todos los norteños, los ricos.

-          Wow. Aquí la división social es muy marcada.
-          Lo es. Respondí seriamente.



Ana y María ya habían vuelto del colegio. Estuve dos horas con las dos hablando y comentando lo que había pasado en el día. Les conté también lo que Rocky yo hicimos en la madrugada y ambas se quedaron con la boca abierta ya con la lengua afuera como perritos (o perritas).

Después de quedar de acuerdo con que no había ninguna tarea para el lunes 27, salimos a jugar afuera. El deporte del día fue Voleibol.

Lo raro, rarísimo de ese día fue que nosotras jugábamos, hasta Rydel—y muy rudamente, como solo se juega a América Latina—y los chicos estaban como robots, sin moverse mucho. Solo Rocky se puso a jugar baloncesto, mientras Ryland lo miraba a él con ganas de comerse el balón, Ratliff trotaba alrededor del parque junto a unas chicas locales, mientras miraba a Rydel sacarle las venas a María, y Riker hablaba con Rocky mientras él me miraba a mí tristemente mientras se recostaba de un árbol de forma sexy (el árbol no él. Pero él también se veía sexy). Los chicos estaban muy raros aquella ocasión.
Poco a poco fue cayendo el ocaso y nuestras ganas de jugar solo fueron sofocadas por el intenso frío que se sintió a las seis de la tarde. Hicieron 21ºC, demasiado frío para un día tan caluroso.

Nos abrigamos todos para pasar las últimas horas de la tarde con todos los vecinos que no saben todavía que esos gringos que me acompañaban, los nuevos vecinos, son famosos.

Estuve saludando a los vecinos, mis amigos de infancia con los que ya casi no me hablo, porque como ya no salimos de casa; por las tareas o por estar pegados a los dispositivos electrónicos y eso. Fue un muy buen partido, y era un buen momento para celebrar que nos volvíamos a enfrentar en la cancha como en los viejos tiempos.

Como me ha sucedido en ocasiones anteriores, por descuidarme un segundo, luego vi algo que no me agradó al principio: Rocky huía con Rydel. Ella es su hermana y no había nada de malo con que “huyeran”, pero la forma en que sucedió todo me hizo pensar que algo muy raro estaba pasando.

Ana se acercó a mí, mientras Ross estaba detrás de ella. De una manera desesperante y pícara como cuando me vino con el chisme de que María andaba con Tomás y lo habían publicado en Facebook.

-          ________ (TN), hay algo que tienes que saber. Es urgente. No puede esperar. Tiene que ser ahora mismo. Si no escuchas esto, te vas a arrepentir el resto de tu vida. Créeme, amiga; yo soy mayor que tú.

Ana me tomó del brazo y me jaló con una fuerza de elefante. Ross Estaba detrás de Ana, escuchando todo lo que ella me decía. Lo oyó todo; él sabía algo que yo no sabía, pero a diferencia de Ana (que también sabía algo que yo no), se comportaba de una manera más seria. Con la misma tranquilidad me dijo:

-          ____ (TN), no vayas. ¡Hazme caso!—gritó, pero yo ya estaba siendo arrastrada por Ana.
-          Lo siento, ya voy hacia allá. Por cierto, lindo acento español.

Ross ya estaba muy lejos como para poder responderme. Creo que él hizo lo que pudo por impedírmelo, pero no se esforzó por evitar que yo fuera; así que no consideré que fuera algo que me dejara traumatizada.

Llegamos al lugar que debía ser: detrás de unos matorrales en no sé dónde. Rocky estaba sentado en una rama colgante y Rydel en una más alta (obviamente estaban en un árbol). Estábamos en la ribera del río, después de la cerca, o sea estábamos dentro de lo que se supone que es un área protegida por el gobierno. Rocky comenzó a hablar.

-          Ya sabes por qué te traje aquí, ¿verdad?
-          No, por supuesto que no, hermanito—contestó Rydel.
-          Hermana, necesito que me guardes un secreto.

-          Okay—aceptó Rydel mientras se arreglaba el cabello y se preparaba para oír el secreto.
-          Debes… mírame—le dijo, y ella le miró. Rocky estaba muy serio—Debes prometerme que no le dirás a nadie.

-          Lo prometo—respondió Rydel levantando su mano derecha.
-          Hermana, hay algo muy importa que necesito que sepas, y es solo porque en ti confío más que en cualquier otra persona…

-          ¿Hasta más que en ______ (TN)?
-          Sí, hasta más que en ______ (TN).

*ojhhh. ¿Oíste lo que yo?—le pregunté a Ana.
Shss. Escucha—dijo en un murmuro.

-          A _____ (TN) no le puedo decir esto, es algo de gente más grande…. Ella es solo una niña, y eso es a lo que más temo: a llegar a dañarla—mi corazón lo tenía en la garganta.

-          Rocky, sabes que me asustas cuando te pones así de serio. Explícate ya.
-          Rydel, ¿recuerdas lo del plan de reconciliarme con ____ (TN), cuando estuvimos en Buenos Aires?

-          Sí, yo participé en ese plan, y lo organicé muy bien.
-          Sí, ok. ¿Recuerdas la parte final del plan?
-          ¿En la que te reconciliabas con ella y creabas el romance a tu manera?—preguntó Rydel dudosa.

-          ¡Sí, esa misma!—asintió Rocky exitado
-          ¿Qué pasa con eso?
-          ¿Recuerdas la cláusula de Riker?—preguntó Rocky disminuyendo su excitación.

-          Por su puesto. Riker quería preservar la virtud de ____ (TN)…
-          (Rocky empieza a llorar un poco) Aquella noche tomamos algo de sidra. No fue mucho, no como para emborracharnos, pero obviamente sí fue para ella bastante—Rocky comenzó a mirar hacia el matorral detrás del cual nos encontrábamos ocultas Ana y yo. Se sintió muy duro oír esas palabras brotar de sus labios; no como un río, sino como un pantano, las aguas estaban podridas—Al verla así, tan delicada—continuó Rocky—, no lo pensé, solo me dejé guiar por mis sentimientos hacia ella—otras lágrimas brotaron de sus ojos—. Como te decía, no lo pensé; no tomé en cuenta las consecuencias de mis actos; solo…—más lágrimas vinieron y Rocky se apoyó en el hombro de Rydel—yo solo estaba pensando en mí, en lo que quería obtener de ella, no en ella. ¿Me entiendes?

-          Sí, te entiendo perfectamente hermanito—contestó Rydel.
-          Entonces en ese momento, guiado por su excitación, si sabes a que me refiero—le preguntó a Rydel y ella asintió dejando caer una lágrima sobre su falda—. Yo… la violé. Aquí donde me vez, la violé…

*Es suficiente, Ana, no quiero escuchar más—quise irme.

No, espera, ____ (TN); aún no han terminado—me detuvo.
Ana, no quiero oír más—le respondí.

Al menos no hagas tanta bulla, que nos van a descubrir y entonces sí vamos a tener que dar buenas explicaciones.

Nos escabullimos con el mismo sigilo con el que nos metimos en ese hueco en donde estábamos. Ana quería seguir escuchando a esos dos charlatanes, pero yo sabía una cosa que ella no: cuando Rocky volviese, se iba a encontrar con mi yo de verdad. Nunca más volvería a ser la de antes; porque cuando alguien me falta el respeto como él lo hizo, lo único que tengo para esa persona es mi lado malo, el que solo el que me provoca de verdad conoce.

Ya todos aquí habían creado un plan para algo, algo relaciona conmigo o con Rocky; entonces ése era el momento perfecto para que yo actuara por mi propia mano, sin la colaboración de más nadie, porque sola yo soy quien manejo mi vida.

Mi plan consistía en fingir que todo está perfecto, mientras Rocky estuviere con nosotros todavía. Y cuando Rocky se fuera, comenzar a hacer de las mías. Ya había escogido al objeto para realizar mi venganza: Riker, es el más indicado para la labor; él me ayudaría como ningún otro. Pero no le dejaría a Riker todo el crédito de esta obra maestra que está a punto de suceder; no, está obra es solo mía. Por lo que él es un simple objeto con el cual puedo trabajar. Para completar mi plan, cuando Rocky regrese (dentro de un mes), me mostraré como me he estado comportando durante todo ese mes; será la peor que Rocky haya visto. Él dijo que yo fui la chica que mejor lo trató en toda su vida, pues, definitivamente, seré la que mejor lo trató en toda su vida. Le mostraré quién soy en verdad; porque ya está bueno de mostrar solamente el lado lindo de las cosas, el lado suficiente—pero no autosuficiente—, el lado que a todos los chicos les interesa de mí. Rocky creía que yo era perfecta, pero es porque él solo me ha conocido por la mitad. Cuando me conozca de verdad, entonces podremos hablar de igual a igual, mirarnos a los ojos y decirnos lo que en verdad sentimos uno del otro. Ésa será una linda conversación…

                                        *                      *                      *

Faltaban pocas horas para que Rocky y Rydel se fueran para la capital. No los vería por todo un mes, y tendría que volver a mi rutina habitual; solo que en ella estarían Riker, Ross, Ryland y Ellington. Viéndolo desde ese punto, no parece mala la expectativa de este mes.

Es mi último mes de clases—porque los graduandos salimos en noviembre—y Rocky no estará conmigo; mas sí estará al final de la semana de exámenes y para mi graduación. Él tiene mucho que hacer, pues solo tiene un mes para grabar la novela en la que participará junto a Rydel; y yo, también tendré mucho en qué ocuparme: mis estudios, son lo más importante.

La expectativa de cómo será este mes se ve arruinada por el pensamiento en mi mente de lo que me hizo Rocky. Solo recordar cómo dijo las palabras me hace pensar que no le importo, que solo soy un objeto dispuesto para su servicio, su conformidad y para cumplir sus deseos. Es tan desagradable recordarme a mí misma que yo estuve, muchas veces, a punto que entregarme por mí misma; pero me atuve, y me sigo ateniendo.


Como aún siento, dentro de mí, que los sentimientos que Rocky me demostró sin saberlo, no son los que él en verdad siente; él no piensa eso, él no es así. Aún no me he arrebatado, porque me contengo a mí misma, por eso no salí desde detrás de ese arbusto dispuesta a decapitar a Rocky con mis propias manos; por eso aún estoy calmada esperando que el tiempo fluya como debe fluir, en lugar de intentar desafiar hasta la misma teoría de la relatividad de Einstein. Todo lo que quiero sacar afuera lo estoy conteniendo dentro, ¿por qué? Toda estrella, en algún momento tiene que explotar. Cuando le pones demasiada presión a un globo, éste explota; si le pones mucho aire a un globo, también va a explotar. De modo que la causa de la explosión puede estar en: 1) de lo que se alimenta el objeto a punto de estallar; 2) de lo que recibe el objeto, a punto de explotar, externamente. Ahora mismo, estoy sufriendo ambas causas de explosión: lo que me alimenta es veneno, y lo que me encuentro en el exterior es una presión de todas clases tan grande que me aplasta cada vez más. En algún momento todo el veneno de mi interior se para a esparcir gracias a la explosión provocada por la presión externa. Nadie está viendo esto, ni los que creían que me contralaban; pues yo les digo esto: a mí nadie me controla, yo soy yo y me controlo a mí misma. Nadie está viendo esto porque en realidad no estoy en los planes de nadie. Soy un alma libre que busca lo que necesita. No me libero desde adentro porque todo tiene su tiempo y mi momento de liberarme aún no ha llegado. Yo sé cuándo debo hacer lo que espero hacer de mí, no lo que el resto espera de mí. 

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¡Oh por Dios! ¿Qué querrá decir Rocky con eso de que lo haremos cuando regrese? y OMG ¡Rocky dijo que violó a TN! :O 
Atentos por esto. Esto queda inconcluso hasta nuevo aviso. Según lo que tengo ya predispuesto volveremos a retomar este tema a finales de esta segunda parte.
Lamento estar retrasada de nuevo. Sé que la fecha era ayer y estoy hoy escribiendo. Espero estar más atenta. Ya casi se acaban las clases, así que poco a poco voy a estar más libres.
Nos leemos la siguiente semana.
les dejo con Adele.