jueves, 29 de octubre de 2015

Capítulo 8: Continuación de la introducción. Capítulo 54 (Conteo general):


Pero Rocky no se quiso conformar “no ver mi cara nunca más”. Comenzó a intentar escabullirse en el refugio de la vergüenza que había creado para mi cara.
Sentí un dolor terrible en el abdomen como si me estuviera partiendo desde adentro.

Los dedos de Rocky levantaron cada mechón de mi cabello como si fueran vigas de acero y así, poco a poco, fue descubriendo mi rostro que, aun así seguía oculto entre mis brazos.

El dolor tan punzante se volvía aún más punzante. Al punto de casi gritar de dolor.

Rocky por fin descubrió mi cara y la halló empapada en lágrimas.

-          ¿Qué pasa, Cariño? ¿Por qué lloras?

El dolor que yo sentía por dentro era tan grande que no sabía si llorar, gritar, gemir o reírme—a veces reírse del dolor ayuda a que no se sienta tan doloroso—de él. No sabía cómo expresarlo, no sabía cómo decirle a Rocky que me dolía algo. No sabía ni qué era lo que me dolía. Aunque quisiera demasiado a Rocky, quería, en ese momento, que él sintiera el mismo dolor que yo estaba sintiendo. Tal vez ésa era la única forma que yo tenía de comunicarle lo que yo estaba sintiendo en ese momento.

Rocky me levantó, se sentó y me abrazó con fuerza, apegándome a su pecho desnudo. Estando cerca de él sentí su perfume; esa fragancia que lo caracteriza únicamente a él; esa fragancia que me dice que estoy con el hombre correcto. Esa fragancia hizo que llegara más oxígeno a mi cerebro y me puse a pensar qué era ese dolor que tanto me mataba. Entonces un calendario llegó a mi mente; le pregunté entonces a Rocky:

-          ¿Amor, qué fecha es hoy?

Rocky, admirado porque había dejado de llorar, repentinamente, solo para preguntarle la fecha, (¿??) tomó su teléfono que estaba en la mesa de noche cerca de mi cama y lo encendió. Pude ver su cara iluminada por la luz del teléfono, luego de verlo un segundo, volvió a dejarlo en la mesa de noche y me miró de nuevo, respondiendo a mi pregunta:

-          Hoy es jueves 23 de octubre de 2014.

¿Será verdad? ¿Cómo es que no a acordé que era ese día? Entonces recordé que, la  mañana anterior—porque ya era de madrugada del día siguiente 23—, cuando me desperté, había sonado mi recordatorio, recordándome que era probable que ese día me bajara la regla; sin embargo ésta me llegó casi 24 horas después. Para no tener un período totalmente regular eso fue bastante ***acertivo***.

No le dije a Rocky las cosas directamente como eran. Solo le dije que me esperara ahí un momento y que no encendiera la luz. Increíblemente, ahora que sabía que esos terribles dolores eran solo unos cólicos, éstos se sentían menos fuerte.

Fui a mi armario a buscar lo necesario para ir de “paseo” al baño. Cuando lo tuve, me fui a pasear, y dejé a Rocky sin poder entender ni lo por qué no debía encender la luz.

En el baño me cambié la ropa interior y me puse una toalla sanitaria. Por suerte no había tenido mucho flujo. Probablemente había comenzado a sangrar unas cinco horas antes, pero no parecía haber sangrado mucho. Ya cambiada, sufrí un ataque de curiosidad  fui a la cocina a satisfacer mis ansías de saber. Estuve trasteando entre no-sé-qué-cosas-de-mi-cocina y apareció Rocky en el marco de la puerta, de repente. Al principio sí noté su presencia, pero estaba concentrada en eso que estaba buscando, que no lo vi más que por el rabillo del ojo y dándole pequeñas miradas que no llegaron ni a durar un segundo cada una. Luego de un rato él y “saludo”, diciendo:

-          ¿Qué haces, Mi Amor?
-          Busco algo—le contesté.

Rocky se acercó a mí y me abrazó por detrás, imposibilitándome agacharme para buscar en las estanterías que están por debajo de los muebles, y besándome en los hombros; mientras me decía: “Babe, no crees que es muy temprano para estar en la cocina. ¡Apenas son las cinco!”

Me escapé de sus brazos para mirarlo de frente y dije, exasperada: “¡Más bien es súper tarde! Mi padre se levantará en cualquier momento. ¿Tienes alguna idea de donde está la ‘pastilla’ esa que Ana, María y Rydel me han dado desde que enfermé?” Rocky señaló arriba de la refrigeradora como si fuera lo más obvio del mundo, y secundó con palabras: “Encima de la refrigeradora”.

¡Claro! Encima de la refri. ¿Cómo no se me ocurrió eso antes?, dije en mi mente, por la velocidad con la que me movilicé hasta al frente de la refrigeradora que no puede decir eso en voz alta. Estiré mi mano para tomar la enorme cesta de medicamentos que hay arriba de la refrigeradora (o frigorífico, o heladera, o nevera) y la puse sobre la mesa de amasar. Entonces tuve que requerir de la ayuda de Rocky para encontrar las pastillas que yo estaba tomando. Las pastillas estaban en un sobre con la fecha de aquel lunes, hace no sé cuántas semanas, en que María y mi mamá me llevaron a la clínica y también compraron las pastillas que el médico dizque que había recetado. 

Saqué una tableta de seis pastillas y leí las letritas micro minuscópicas (de minúsculas y microscópicas) de la parte de atrás. Rocky se hizo detrás de mí e intentó seguirme la lectura por encima de mi hombro, pero no pudo porque las letras estaban minusválidas. Entre las letritas de atrás encontré lo que necesitaba saber.

-          ¡Ajá!—exclamé.
-          ¿Qué pasa?—se cuestionó Rocky.

-          Éstas son pastillas anticonceptivas. —Al decir eso Rocky me miró tratando de procesar la situación y lo que significa que yo haya estado tomando pastillas anticonceptivas—Los componentes que tienen estas pastillas las hacen analgésicas. Y ése era el objetivo, ayudarme a aliviar la cefalea y la jaqueca producidas por la fiebre alta. Pero estos componentes también tienen funciones anticonceptivas y regulan el flujo menstrual lo cual hace que se conviertan en pastillas anticonceptivas, porque ellas tienen esa doble función.

Rocky se quedó unos segundos pensativo. Luego puso su mano en mi cintura y me sonrió pareciendo muy natural, fingiendo que no le afectaba que yo hubiese tomado pastillas anticonceptivas sin saberlo; él estaba pensando ir directamente a la cama conmigo.

Miré a Rocky tratando de leer sus pensamientos. Tan pronto como escuché lo que quería hacer conmigo, me llevé una mano a la sien correspondiente y caminé en dirección a mi habitación, dándole la espalda a Rocky. Él me persiguió y yo le respondí a todas sus súplicas de que lo viera al rostro: “¿Apagaste la luz?” Él respondió que no y yo le dije entonces que la apagara. Entonces le dejé seguirme hasta le cuarto.

-          ¿Y cómo fue—me comenzó preguntando Rocky cuando estábamos entrando en la mi habitación—que se te ocurrió que esas pastillas podrían ser anticonceptivos, porque…?—Rocky no terminó de hablar porque yo lo corté sabiendo exactamente a qué se refería él; no necesitaba que me explicara todo, yo ya le había comprendido.

-          ¿Tú por qué crees que puede ser que se me haya ocurrido eso?—Ya estábamos en la cama y yo ya me estaba acostando.

Rocky se quitó los pantalones antes de acostarse y me dijo que tenía mucho calor. Lo cual era pura mentira porque a las cinco de la mañana ya comienza a hacer frío. Entonces Rocky se acostó a mi lado y me observó. Me di cuenta de eso y lo abofeteé por intentar pasarse. Pero él no quiso quedarse con las ganas: me abrazó y me apegó a sí casi sin darme oportunidad de respirar. Entonces le dije:

-          Sabes por qué supuse eso—. Rocky me soltó y yo me senté encima de él, de modo que ambos formáramos dos ángulos rectos. —Sabes perfectamente a qué me refería—Me acosté a su lado y dándole la espalda.

Entonces Rocky comprendió a qué me refería y prefirió que no lo hiciéramos esa madrugada. Igual me abrazó por detrás intentando relajarme—porque estaba algo estresada desde que pasó el sismo—y así nos dormimos.

                              *                           *                        *
Fue muy raro para mí dormirme a las cinco y cuarto de la mañana. Normalmente a esa hora debo de estar repasando en mi mente todas las asignaciones que tengo para ese día; después de ya haberme aseado y vestido. Sin embargo yo estaba “de vacaciones”, y eso me da derecho a tener horarios desordenados. Pero pasando por encima de todo eso, mi cuerpo sentía que debía levantarme ese día temprano. De hecho, por un estúpido cólico que tuve cerca de las siete de la mañana me desperté. Para ese momento ya se había pasado el efecto de la pastillas que me había tomado hace no sé cuánto tiempo atrás y obviamente por eso sí sentí el dolor.

Entonces salí de la cama, con cuidado de que Rocky no se despertara mientras yo salía del enorme abrazo de oso en el que estaba. Fue muy exitosa mi maniobra, porque incluso cuando ya estaba de pie frente a la cama, Rocky seguía durmiendo como un bebé y abrazado a un oso de peluche que yo tenía en mi cama—estos animales son muy útiles en estos casos—, de modo que yo pude irme tranquilamente.

Salí de la habitación, pasé a la cocina y tomé otra de esas pastillas que recién nos habíamos dado cuenta eran anticonceptivas, me puse una sudadera y saqué mi balón de baloncesto. No era mi deporte favorito, pero era más fácil jugar baloncesto solo que jugar fútbol o voleibol.

Salí de mi casa sin desayunar y sin darme cuenta de eso. Empecé a trotar desde que salí de mi casa hasta que llegué a la cancha de baloncesto que estaba en el parque del centro de la villa. Y ahí me quedé por un tiempo indefinido; porque no miré el reloj cuando salí de casa y tampoco cargaba uno conmigo. Tampoco conté cuántas vueltas a la cancha hice, ni cuántas veces encesté el balón y cuántas no. Solo sé que justo cuando estaba en un momento de frustración, porque ya llevaba más de siete veces seguidas que no encestaba, llegó Rocky; me saludó y jugó conmigo durante otra rato indefinido. Cuando él llegó, lo primero que me dijo fue esto:

-            Por un momento creí que te habías convertido en oso de peluche.

A lo que yo le respondí:

-          ¿En serio? ¿Entonces qué prefieres abrazar: un oso de peluche o a mí?

Rocky se acercó a mí, tomó mis manos frías, levantó mi quijada—para no lastimarla, por la diferencia de estatura—y me abrazó como abraza a un oso de peluche. Sentí su perfume impregnarse en mi ropa; se sintió delicioso.
En un momento Rocky dejó de presionarme contra su pecho, tomó el balón y aprovechó mi desconcierto para anotar un punto en contra mía. Y así pasamos hasta que el sol comenzó a calentar más fuertemente. Eso es entre las 8:15 y las 9.

Pasado nuestro tiempo ambos volvimos a mi casa y ahí nos encontramos un regaño de María. Ella se parecía más a mi abuela que a ella misma. Ana y mi hermano había ido al colegio; mis padres estaban trabajando y no sé de dónde salió ella. Como digo, no tengo conciencia de cuánta gente vive en mi casa. A veces somos cuatro, otras, cinco; otras, seis; otras, siete, y otras veces están todos los Lynches y toda mi familia en mi misma casa.

-          A ver, _____ (TN), yo estoy aquí haciéndote desayuno para que comas, no estoy yendo a clases porque quiero que estés bien, que te recuperes;  y tú pierdes la mañana con este bastardo…

Fue una suerte que Rocky no escuchara eso. Si lo hubiera escuchado, las cosas no hubieran sido tan hermosas como lo fueron. Bueno, estoy mintiendo; no fueron muy hermosas.

Después de que calmamos a María, y desayunáramos, le pedí a la María que me dejara hacer mi tarea de matemáticas. Ella aceptó, pero solo porque Rocky accedió a irse. Mi apuro por hacer los problemas de matemáticas tenía una razón, y no era que me gustaba el viejo que salía en la portada del libro, sino porque tenía planes para hacer con Rocky. Él no lo sabía, pero dadas las circunstancias; no creí que hubiera alguna razón por la cual él me dijera que no. Nadie me dice a mí que no.

Me senté frente al escritorio, abrí el libro y me mareé con tan solo ver los pequeños numeritos. Entonces recordé que los números de los ejercicios no los conocía, y estaban en una foto que me envió Ana a través de WhatsApp. Busqué en mi teléfono y una vez que hube leído los números de ejercicios en el móvil, los marqué en mi libro de álgebra. Entonces comencé con los ejercicios de álgebra. UFFFFF qué agotador. En muy poco tiempo ya me dolía el cuello.
No recuerdo cuántos ejercicios ni mucho menos cuántos problemas eran en total, pero sí recuerdo que en la foto que me envió Ana decía básicamente esto: “haz todo el capítulo XXVI”.

Casi llegando al último ejercicio del capítulo, escuché que alguien tocaba a mi puerta. Creo que supuse quién era, pero no me atreví a apostar ni en mi mente. Pregunté quién era, en español, y recibí una respuesta justa en inglés a la pregunta que hice. Mi apuesta no hecha había sido ganada: era Rocky.

Mi respuesta fue un poco tonta y muy merecedora de cualquier alteración  por parte de Rocky hacia mí:

-          Rocky, no interrumpas. Estoy en medio de una cita.
-          ¡¿QUÉ?! ¡¿CÓMO QUE ESTÁS EN MEDIO DE UNA CITA?!—gritó desesperado Rocky.

-          Sí, estoy en medio de una cita.

Rocky abrió la puerta de mi cuarto—a pesar de que tenía seguro, supongo que tenía la llave de mi cuarto a mano—e irrumpió en mi habitación como Pedro por su casa.

Rocky me miró con cara de habla ahora o terminamos en este instante. Yo tenía confianza en mí misma y en lo que estaba haciendo, por eso no estaba asustada por la cara de Rocky; aunque creo que mi cara si decía que yo estaba asustada.

-            ¿Y bien? Estoy esperando una explicación—Rocky estaba parado totalmente erguido, tan erguido que me intimidaba. Tenía un semblante totalmente serio, sin ni un resquicio por donde se escapase alguna muestra de que alguna vez, en toda su vida, había sonreído con esos mismos labios. Además sus brazos estaban cruzados sobre su pecho, de forma que parecía mucho más temible que mi padre—Te estoy dando una oportunidad, fuera otro, no te daría tiempo de explicar y te terminaría de una vez. ¿vas a hablar?

En ese punto sí sentí mucho miedo—o más bien temor—de que en ese momento nuestro “noviazgo” hubiera terminado.

-          Rocky, —tomé el libro de álgebra y lo levanté a la altura de mi cara—ésta es mi cita—señalé la portada del libro.
-          ¡¿Es en serio?!—exclamó Rocky, bufando. — ¿Prefieres a un viejo con traje musulmán antes que a mí, que soy un gringo, casi rubio y guapo?... Con razón que te vestiste como musulmana la otra vez.

-          Oye, eso no tiene nada que ver—le dije—. Además me refería a que estaba estudiando, o sea: teniendo una cita con el libro; no que estaba saliendo con el viejo barbudo que aparece en la portada. ¡Eso ni siquiera tiene sentido ni lógica!—comencé a exasperarme— ¡Además no era para que te pusieras así, tan celoso!

-          Tú eres la que se está poniendo así. —se acercó a mí, dejando a un lado su semblante serio—Yo solo quiero protegerte, quiero cuidarte. Sé que es egoísta, pero te quiero toda para mí. No quiero compartirte ni con el libro de álgebra.

-          Rocky… —puse mi mano en su mejilla y lo acaricié tiernamente— ¡Eres muy tierno! Y me alaga que me quieras tanto.

Me acerqué a Rocky y lo besé tiernamente en los labios. Nos dimos pequeños besitos mutuamente y creo que hasta quisimos llegar un poco más lejos. Pero, esta vez, Rocky nos detuvo. Me miró fijamente y me tomó de la cintura. Me sonrió detenidamente mientras me observaba con delicadeza. Quise decir algo, porque no comprendía nada de lo que estaba pasando, pero nada salía de mi boca; ni siquiera era capaz de elaborar una frase coherente en mi mente.

No recuerdo en qué momento perdimos la conexión y simplemente cada quien se fue por su lado: Rocky volvió a ensayar con R5 y yo terminé, no muy felizmente mi cita con el álgebra.



El cielo se nubló tan negramente que creí que ya había empezado la temporada de huracanes; lo cual solo significaría una cosa: no podríamos salir de casa por cinco días o más. Pero ya estábamos acostumbrados a las temporadas de Huracanes. Esas nubes me decían algo más que simplemente vendrá una tormenta. Era, más bien, un indicador de que algo muy grave en nuestras vidas iba a suceder.

Normalmente cuando las nubes negras pueblan el cielo azul de ____ (TC) es porque ya son pasadas las tres de la tarde. Sin embargo en esos tiempos podían ser tanto las 7 de la noche, como el mediodía; con el mismo clima.

Me rodé por la cama y logré alcanzar mi celular, que estaba en la mesita de noche. Necesitaba saber dos cosas muy importantes: ¿Qué día / fecha es hoy? Y ¿qué hora es? Presioné el botón de encendido del teléfono y éste se encendió. Entonces leí: Jueves 23 de octubre de 2014. 4:58 p.m. Todavía tenía tiempo para ir a ver a Rocky. Necesitaba verlo. Sentía que algo estaba pasando, pero no me acordaba qué era. ¡La duda me tenía volviéndome loca! ¡No sabía qué hacer; estaba desesperada! Solo sabía una cosa: debía estar en casa de Rocky lo más pronto posible. Probablemente el cielo se caería, o hubiera un apocalipsis zombi; solo necesitaba estar con él.

Salí corriendo de mi casa. ¡Hasta olvidé llevar un jacket!, porque ya estaba comenzando a hacer frío, y a correr brisa fría (obviamente vendría el atardecer tormentoso, con lluvia y con brisa). En el camino, hasta la casa de los Lynch, recordé cuál era ese acontecimiento tan grande que me impedía quedarme en casa esa tarde: Rocky se iría al día siguiente.

Teniendo eso en mi pensamiento, llegué a casa de Rocky y toqué el timbre. Escuché unos pasos de unos rapidísimos pies. Posiblemente unos pasos de Jazz, pero más rápidos que los pasos de Jazz de Riker, por lo que obviamente debía ser Rydel. Pero esto no lo pensé en el momento—es que las manos fueron tan rápidas como los pies en abrir la puerta—. En ese momento solo me quedé perpleja por el ritmo en que esos pies sonaban; sería una buena canción. Las intrépidas manos de Rydel abrieron el portón, algo temblorosas; pero no por miedo o por temor, sino por ansiedad. Parecía que estaban esperando mi llegada.

Entré en casa de los Lynch, después de salir del enorme abrazo que Rydel me dio en toda la puerta. Todo se veía muy tranquilo y perfecto; me hubiera gustado vivir en esa casa desde siempre. Además, se veía muy diferente. La primera y última vez que estuve en esa casa, no me tomé el tiempo para observar lo hermoso de la decoración interior de la casa. Por fuera parecía una casa japonesa contemporánea, o sea, que ocupa poco espacio, pero que es alta—ésta tenía cuatro pisos—; en otras palabras: parecía un cartón de leche. Y por dentro tenía una decoración demasiado mediterránea. Tan mediterránea, que no me molestaba.

-          ¿___________ (TN)?

Escuché que alguien pronunciaba mi nombre. Me volví hacia donde—según creí—procedía el sonido. Pero ahí solo estaba Rydel, y no había sido la voz de Rydel la que escuché. Era una voz de varón; de eso no tenía duda.

Rydel estaba haciendo un gesto un poco complicado de entender. De hecho cuando noté que ella no se había movido después de varios segundos, fue cuando noté que ella me estaba haciendo una señal; estaba señalando hacia algún lugar a su derecha. Pero luego me pareció que en realidad estaba señalando a su derecha y hacia arriba a la vez. Mirando más detenidamente el gesto que estaba haciendo con sus manos y sus caderas, a la manera latina, logré descubrir que ella estaba señalando a algún lugar hacia la derecha, hacia arriba, pero hacia al frente del lado derecho de la casa. Es complicado de explicar, pero te diré esto para que no te desorientes: detrás de mí y hacia mi izquierda (derecha de Rydel) estaban las escaleras que suben a la segunda planta, hacia allí estaba señalando Rydel; allí justamente estaba la figura que había dicho mi nombre, que en ese momento se encontraba bajando las escaleras despacio.

Poco a poco, la figura, fue saliendo de la penumbra y reveló su rostro. Sentí miedo y volteé a mirar a Rydel, pero ya no estaba ahí. En el siguiente segundo volví a mirar hacia donde estaba la figura. Pero esta ya no estaba en las escaleras. Estaba más bien invadiendo mi espacio personal, y acariciando mi mejilla de la misma forma que acaricié la suya, unas horas atrás. Sentí mariposas, hormigas y abejas dentro de mi estómago; también estaban Adán y Eva ahí dentro—no sé ni qué hacían esos dos ahí—; sentí muchas otras cosas más, imposibles de describir. Pero había un sentimiento más que sí era posible describir: la culpabilidad. ¿Culpabilidad por qué?  Yo también me hice esa pregunta. Pero ya era tarde para preguntármelo: ya había agachado la cabeza y ni sabía por qué. Creo que tenía que ver con lo que sucedió en mi casa hace un rato. ¿Estaría Rocky enojado conmigo porque quise pasarme un poquito con los besitos? Gazel Grace, en Bajo la misma estrella, se preguntó lo mismo, y expresó algo así: “No es propio de las chicas pedir eso”. Mi problema fue que, por bajar la cabeza y quedarme desubicada pensando en eso, estaba haciendo lo mismo que me hizo Rocky cuando quise pasarme. Pero en esta situación Rocky se estaría enojando de nuevo conmigo. Creí haberme dicho que jamás complacería a un chico a menos que eso me complazca a mí también.

-          ¿_____ (TN)?—me llamó Rocky.
-          ¿Sí, mi amor?—intenté apaciguarlo un poco.

-          Mañana me voy—dijo Rocky, intentando evitar y salir de esa situación un poco incómoda en que estábamos.
-          Ya lo sé… —traté de llorar falsamente, y no llorar, en el hombro de Rocky.

-          ¿Crees que deba irme en avión, autobús o tren?
-          Depende…. Creo que si quieres ir más cómodo y llegar más rápido te conviene mejor irte en el expreso de la medianoche

-          ¿Qué tal si vamos a mi habitación?—me interrumpió Rocky.
-          Dale.

Rocky me llevó de la mano por toda la casa, hasta que por fin aterrizamos en su cuarto, casi literalmente. Rocky me sentó en su cama y luego él se sentó en su “silla de la inspiración”.


Me quedé pensando en lo que estaba sucediendo. No lograba entender nada aparte de que Rocky se iría al día siguiente, a la capital, y probablemente ahí conocería mucha gente mucho más importante que yo. Gente rica, extranjeros; obviamente. ¡Oh no! ¡Rocky podría encontrar a otra chica; una chica capitalina más guapa que yo!
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UUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUh pobre TN. Nuestro gringo casi rubio está hiriendo mucho a TN. Pero lo peor es lo que viene a continuación. Riker estará muy activo. 
Lamento no haber estado activa en estos últimos días. Es el último trimestre del año escolar y he tenido muchos trabajos del colegio. Pero ahora sí; ya solo quedan unos días más de noviembre, los exámenes y ya! prometo que de aquí hasta que se acabe el año habrá un capítulo cada semana.
 No me alargo más porque tengo tareas que hacer.
Dejo este vídeo para quienes les haya gustado la canción de R5, I Know You Got Away, del nuevo álbum Sometime Last Night.
Y nos leemos la otra semana. ;)



lunes, 12 de octubre de 2015

Capítulo 7: Capítulo 53 (conteo general):"Lo que sucedió en la semana del 20 al 24 de octubre"

Parte 2: “Citas con un viejo”


Introducción:
Narras tú:
Lo que sucedió en la semana del 20 al 24 de octubre:

El médico que Rocky me trajo desde Estados Unidos me dio un certificado de incapacidad que abarcaba desde el 13 de octubre hasta de 27 de octubre de 2014. En la semana después de que comencé a mejorar, lo primero que hice fue buscar mi libro de álgebra, mi cuaderno, mi lápiz, bolígrafo, regla y comencé a hacer los ejercicios de matemáticas, después de escuchar las explicaciones de la profesora que Ana grabó para mí—aunque María también las usó—cuando dieron esos temas y la profesora lo explicó en clase.

Gasté más del 80% de mi tiempo en esos problemas de matemáticas. El médico dijo que debía descansar y que obviamente explotar mi cerebro con esos problemas de matemáticas no era “descansar”. Pero yo, siendo tan terca como soy, no le hice caso al doc. Entonces vino Ana, con cara de demonio, y me quitó el libro de álgebra, el cuaderno y todos los demás útiles de matemáticas, y se los entregó a Rocky diciéndole: “No dejes que los encuentre”, y él se fue a esconder mis útiles de álgebra en un lugar que jamás encontré. Los escondió muy bien. Eso sucedió el 21 de octubre.

Rocky me terminó de explicar lo que tenía planeado hacer en _____ (TP). Al parecer se había ganado una audición para realizar una telenovela colombiana que se grabaría en Estados Unidos y en mi país. Pero mayormente en mi país.
Rocky estuvo en _____ (TP) más tiempo antes de venir a mi ciudad, y durante ese tiempo que estuvo en la capital, hizo la audición para la telenovela y la ganó.

Su personaje, según me explicó, es el antagonista de la historia, y casualmente es un gringo; por lo cual su acento gringo cuando habla español es, prácticamente la única razón especial por la que le dieron el papel: él no tiene que fingir ningún acento porque le sale natural. Pero también lo escogieron por su talento bastante notable para la actuación y porque tiene una hermana que es increíble para hacer el papel de su hermana dentro de la historia. Así que bien siendo muy sencillo encarnar el papel, porque él actúa como gringo y hermano del personaje de Rydel y en verdad es eso, en vida real. Pero lo que sí sería un reto para él sería encarnar la parte de antagonista. Lo bueno, es que Rydel es su co-antagonista (ambos son co-antagonistas) y es la líder del grupo, dentro de la historia; por lo cual Rocky se sentirá en un ambiente más cómodo y natural. Eso es una oportunidad de trabajo que no se encontraría en ningún otro lado, de verdad.

Rocky tardó cerca de cinco horas en explicarme lo asombroso que su personaje y el de Rydel. Él de verdad que estaba muy entusiasmado con ese papel, y yo lo apoyaba; interiormente ya estaba deseando ver esa novela en la tele, sin duda me parecía la mejor novela de la historia y pronosticaba un éxito inminente; lo cual era bueno para Rocky, Rydel y para R5: eso les traería más fans en esta parte del continente que tan apartada está de los puntos extremos.

Una de la cosas que no entendí de Rocky fue que se tardara tanto en decirme lo asombroso que es su personaje y luego simplemente me dijera que se iba a la capital el 24 de ese mismo mes; o sea, dentro de tres días. Solo me dijo eso y se largó de mi habitación. Lo cual me molestó porque yo quería largarlo, no que él se largara solo.

Me quedé en mi habitación meditando lo que me acababa de decir Rocky. No quería cometer ningún error ni nada de lo que me arrepintiera luego. No es que alguien me estuviera orientado; era solo yo que no quería echar todo a perder. Tal vez Rocky me dejó a solas para no hiciera en ese momento algo sin pensar, y para tener más tiempo para estudiarlo y meditarlo.

Yo todavía estaba, como quien dice, “guardando cama”, por eso lo más lógico sería que no me levantase de la cama en todo el tiempo que me había dicho el doc. Si hay algo que me gustaría que los demás entendieran es que a mí no me pueden encerrar, de ninguna manera vas a conseguir encerrarme. ¿Y quién me prohíbe a mí levantarme de la cama para ir a buscar a Rocky?

Lo busqué por toda mi casa pero no lo encontré. No quise pensar mal de él; así que la razón más lógica que encontré para excusarlo era que seguramente todavía yo tenía que pensarlo más antes de hablarle.

-          ¡_____ (TN)! ¿Qué haces fuera de la cama? ¡Muévete antes de que comiences a enfermarte de nuevo! ¡Andando! Vete a calentar ese culito que tienes. 

Siendo Ana quien me dijo eso, todo tiene total sentido. Sin embargo, si hubiera sido Rocky, no se lo hubiera permitido; le hubiera dado una nalgada de aprende a respetar.

Fui a la cama, como me indicó Ana y le pedí un vaso de agua. Ella salió de mi habitación y entró tres minutos después con un vaso de agua y una pastilla. Creo que ya es tácito que si quiero agua me tienen que dar la pastilla. ¿No se suponía que eso tenía un horario específico?

Después de tomarme la pastilla, que Ana me obligó a tomar, le pedí que me diera el libro y los útiles de álgebra, pero la condenada no quiso ni decirme dónde estaban.

Intenté descansar ese día pero no pude. Ya había caído  la tarde y tenía hambre. Estuve a punto de gritarle a mis “enfermeras” que tenía hambre, cuando entró Ross con una bandeja llena de comida hecha por mi madre.

-          ¿Tienes hambre?—dijo Ross con un perfecto acento latinoamericano.
-          ¡ROSS, mi amor!—exclamé tratando de tener su favor como antes he tenido—me estaba muriendo de hambre.
-          Bueno aquí traigo tu cena, hecha por tu madre y por Rocky. Amos trabajaron en equipo—dijo Ross, ahora sí hablando en inglés.
-          ¿En serio? ¿Y Rocky no se peleó con mi madre? Creí que a ella le caía mal Rocky.

-          Bueno, no sé. Solo sé que ellos dos prepararon tu cena. Come, mi amor. 

Empecé a comer, solo porque Ross me lo pidió. Inexplicablemente, en ese momento comencé a recordar cómo fue el primer beso que me dio Riker, detrás de un árbol y por culpa de las fuerzas del universo. Eso, ayudó a darle mejor sabor a mi cena. No es que estaba mal, pero sin duda he probado mejores sopas de frijoles.

-          ¿Ross?
-          ¿Sí? Mi amor.
-          ¿Crees que Rocky se sienta enojado conmigo?
-          Creo que él siente que estás enojada con él—Respondió Ross.
-          ¿Y qué hay de Riker?—le pregunté, alzando la mirada por encima de la bandeja que tenía en mi regazo, mirándolo desde abajo y fijamente a la altura a la que él se encontraba.

-          Mira… —lanzó un larguísimo suspiro—Te aconsejo que no busques a Riker, si no quieres perder a Rocky.

Bajé la mirada y continué comiendo como niña arrepentida. Quería ver a Riker, pero no porque me gustara. Sin embargo necesitaba estar con Riker, lo necesitaba a mi lado en ausencia de Rocky.

Me sentí, de cierto modo, arrepentida por todo lo que había pasado tanto con Riker como con Rocky. Sin querer, una lágrima se me salió, se deslizó por mi mejilla y cayó en la sopa. Ross lo notó—porque en otra situación no habría hecho lo que hizo—, tomó mi mejilla y la acarició con cariño diciéndome:


-          No llores. Solo… es un toque de queda por tu seguridad. Rocky es un chico muy celoso y por ahora sigue herido por lo de Buenos Aires y porque no le tuvieras confianza cuando estabas enferma… Solo déjalo que se acerque más a ti y reconstruyan su relación.

No pude soportarlo más y descargué todas las lágrimas contenidas sobre el pecho de Ross. Él me abrazó lo más fuerte que pudo y, entonces él se dio cuenta que se me iba a regar la comida en la cama, sobre mi regazo, y sacó la bandeja para poder abrazarme más cómodamente. Me quedé sobre su pecho por más de quince minutos. Pero él quiso despegarse de mí desde que llevábamos solo cinco minutos abrazados. Entonces supo lo fuertes que son mis brazos…

Después de que ambos nos separáramos del otro, Ross, un poco avergonzado por lo que había sucedido recién, se limitó a decir: “Ya-ah tengo que irme”; y se fue para quién sabe dónde.

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El 22 de octubre fue un miércoles fuera de lo común. Ese día, temprano por la mañana y por medio de María—que seguía faltando al colegio por mí—le pedí a mi buen doc. que me dejara; aunque sea, ponerme al día en el mundo cibernético y actualizar mi Facebook, WhatsApp, Twitter, Tumblr, YouTube, etc. Sorprendentemente—o al menos solo para mí— ¡el doc. me dijo que sí! En seguida tomé mi teléfono y comencé a intentar recordar cómo era que funcionaba el sistema táctil de estos Smartphones; pues hacían casi dos semanas que no tocaba un teléfono inteligente.

Me costó un minuto re-adaptarme al sistema táctil del teléfono. Cuando ya estuve en la onda, entré a Facebook y comencé a ver todos los mensajes que me llegaron durante todo el tiempo que no estuve ahí. Me dieron ganas de llorar en reiteradas ocasiones por todo lo que me perdí, por esa estúpida enfermedad.

Tardé tres horas solo en Facebook; ya que me re-direccionaba a distintas páginas y me perdía navegando en ellas. De Facebook pasé a YouTube, porque, obvio: la primera página—o tal vez que me gana por estadísticas en veces—es YouTube. En esta página solo tardé 75 minutos. Luego vino el twitter. En twitter tardé cincuenta minutos, pero solo porque hubo un apagón y el internet tardó en reestablecerse tanto, que se me quitaron las ganas de twittear.

Ya pasadas las dos de la tarde, el aburrimiento y la soledad fueron tan grandes que pedí que me dejaran leer un poco de Star Wars o cualquier otra cosa con la excusa de que es del Colegio.  Pero con la sola mención de esa palabra venía una negativa del doc., es raro que yo sea quien quiere volver al colegio y el doc. no me deja.

Mi doctor apeló a que utilizar el teléfono, como lo utilicé en esa mañana, había sido tan agotante para mi mente y para mi cuerpo que ya me costaba hasta leer lo impreso en unas páginas.

Como a Rocky no le dio la gana de aparecerse ese día, le pedí a mis dos queridas amigas y a mi queridísima cuñada, Rydel que me leyesen por lo menos un capítulo de algún libro de mi extensa biblioteca y que podían actuarlo con la voz. Con esta opción sí estuvo de acuerdo el doc.

Rydel y Ana llegaron a mi casa y empezaron trayéndome noticias de afuera que me dejaron estupefacta: 1- Rafael me declaró difunta e hizo que otra se sentara en mi trono. 2-Rocky no ha salido de su cuarto desde que llegó de verme el día anterior, no ha comido, no se ha aseado y no ha abierto la puerta de su habitación. Solo unas veces se escuchan algunas melodías que se escabullen por debajo del marco de su puerta.

Yo comenté sobre ambas noticias según el orden que me dio la gana: “Primero, es increíble que Rocky se aísle por mí; ¿creen que esté componiendo una canción para mí?” les dije a las chicas. “Segundo, ese hijo de su madre aprenderá quién es su Reina…” Pretendí levantarme de mi cama, tirando las sábanas a donde se, pero que me dejaran caminar. Sin embargo las chicas me retuvieron con una mano cada una, diciendo no, cada una; luego las tres nos congelamos. Las chicas me obligaron a volver a sentarme en la cama y a pensar razonablemente. Mi estado de salud no estaba en las mejores condiciones como para que yo fuera a librar una batalla contra quien me destronó. Tuve que aceptar, y prometer por mi lealtad como R5er, que no pondría en peligro mi vida y que mucho menos la daría por un mal nacido por Rafael Berrocal; al menos todas concordábamos en eso.

María entró a mi habitación—porque ella también es una excelente actriz de voz y fue invitada a mi club de la lectura como excusa para hablar de los chicos sin que ellos nos escuchen—y comenzó nuestra fiesta. En general no quisimos salirnos mucho del tema; así que solo hicimos lo que supuestamente íbamos a hacer. Y después de la cena, todas nos dormimos una encima de la otra y todas acostadas en mi cama. Sobre esto, solo puedo decir que, realmente, actuar un capítulo de una de esas novelas que yo tenía en mi biblioteca, es difícil, duro y agotador.

                                 *                           *                        *

Al día siguiente, un sismo de 4.5 azotó la ciudad de _____ (Tu Ciudad). Fue una experiencia muy traumática porque solo yo me desperté con ese sismo. La verdad esa noche fue de agonizante sufrimiento, pues no dejaba de pensar en lo que en verdad había sucedido en Buenos Aires el día de mi cumpleaños quince. Y aunque de tanto darle vueltas me quedé dormida entre mis pensamientos; aún en mis sueños, esos pensamientos no me abandonaron. Por eso, a las 4 de la madrugada me desperté mientras los demás dormían y ni se dieron cuenta del sismo que acababa de ocurrir.

La ciudad en donde vivo es bastante sísmica y por eso no fue un susto tan grande, como capaz de llevarme a sufrir un paro cardíaco o algo así, el que me llevé. Mas sin embargo sí me asusté porque estaba sola, me dolía la cabeza, estaba pensando en Rocky y su casa estilo japonés posmoderno, y además hacía mucho que no sentía un temblor fuerte.

Después de que pasara el sismo, me refugié en la costura. No sé porque, pero, de repente me convertí en la Reina Isabel porque necesita tejer un poco para tranquilizarme. Encendí la luz y comencé a tejer una pieza que ya llevaba tiempo tejiendo.
Yo llevaba ya más de cinco minutos tejiendo, cuando…

-          ______ (TN) open the door.

Se escuchó primero un toc-toc y luego aquellas palabras. Según el doc., la fiebre no me había afectado el oído; entonces esa voz sin duda debía ser Rocky. El cansancio también pudo haberme hecho alucinar con respecto a Rocky. Pero me dio igual si fuera una alucinación o no. “Pásale, entra; mi amor”. Dije en mi mente, porque no pude conseguir que esas palabras salieran por mis labios; éstos parecían estar sellados con cola para madera, porque no se abrían. 
Entonces Rocky volvió a preguntar, volvió a pedirme que le abriera la puerta, pero esta vez lo hizo en español.

Mis piernas se entumecieron; no sé por qué. Lo único que quería era que Rocky entrara, me besara y me tocara. Pero no podía levantarme del sillón para abrirle la puerta. Es un caso muy curioso que pasa muy a menudo.

Les dije un millón de veces a mis piernas: “Levántense. No sean holgazanas. ¡Si no se levantan Rocky no podrá admirar lo sexys que son!” Pero ni aun así mis piernas me permitieron levantarme.

Rocky seguía esperando; volvió a tocar la puerta y preguntar: “_____ (TN) are you there?” Por alguna otra razón mis labios también se entumecieron y quedaron totalmente congeladas al oír la voz de mi amor; no pude responderle.
Entonces me concentré y utilicé la Fuerza como Luke Skywalker en la Batalla de Yavín para descongelar mis labios y mis piernas. Solo pensé en el cálido beso que necesitaba y mis labios y piernas se descongelaron. Automáticamente corrí—más bien volé—hacia la puerta y la abría casi sin girar la perilla. Rocky estaba ahí, sin ganas de apartarse de aquello que lo separaba de mí. Él me abrazó y me apretó contra su pecho. Yo lo rodeé por la cintura y lo dejé pasar hacia dentro.

Rocky nos llevó hasta mi cama y ahí me besó como si un hubiera un mañana. Pero tuvo que cesar porque si no le entrarían ganas de cruzar la línea. Lo siguiente, para no desanimarme, fue preguntarme si había sentido el sismo.

-          Por supuesto que sí, Mi Amor. Estaba despierta, pensando en ti y por eso lo sentí más que el resto. Ahora ellos deben de estar durmiendo todavía.

-          Cariño, —Rocky comenzó a acariciar mi mejilla y mi hombro izquierdo—sé que esperabas verme ayer. Yo también tenía ansías de verte, pero estaba ocupado ensayando un poco la pronunciación y el acento con Rydel, para la novela. Y después continué practicando algunas escenas con Riker. Cariño, en serio quería estar contigo ayer. ¿Me puedes perdonar?

No estaba, en realidad, enojada con él. Era solo que me sentía desilusionada. Pero cuando él comenzó a acariciarme más tiernamente, rogando que lo perdonara, y tratando de deslizar sus escurridizos dedos entre mi ropa, no pude decirle que no.

Nos acomodamos en la forma correcta como si fuéramos a dormir. Pero ninguno de los dos tenía sueño. Rocky comenzó a dar pequeños besos a mis labios, solo los rozaba, a veces casi ni los tocaba; pero igualmente era excitante para mí. Mientras tanto, sus dedos iban descendiendo por mis hombros hasta llegar al punto que les interesabas. En eso estuvimos cerca de veinte minutos. Entonces él dejó su cabeza caer sobre mi pecho, suavemente, y unas lágrimas se escurrieron sobre mi pecho.

Alarmada y asustada le pregunté: “What happened?”
No obtuve respuesta sino hasta cerca de diez minutos después; cuando Rocky dejó de llorar. Entonces se levantó y me dijo entre lágrimas: “Why’re you doing this to me??” Asustada me pregunté  a qué se refería Rocky. Inmediatamente él agregó: “You don’t love me! You have never loved me! Why do you like to fake all this? Tell me right now if you only want sex! In that case I can please you. But please, don’t fake you’re in love with me. I am not going to believe you!”

Escuché eso y me quedé asombrada. ¿Rocky estaba hablando conmigo o con quién estaría hablando?


-          Rocky, I love you. What does make you think I’m faking everything? Mi Amor, te lo he dado todo; a pesar de que mis padres y mi hermano están totalmente en contra de nuestra relación, yo no he renunciado a ti. Porque te quiero. Y no importa lo que nos suceda no quiero apartarme de tu lado. Ni aunque se parta la tierra no me separaré de ti—dije soltando las últimas lágrima que tenía contenidas desde el día tras anterior.

Rocky me abrazó y ambos nos consolamos mutuamente. Esa noche quisimos dormir los dos juntos por miedo a alguna réplica del sismo que había ocurrido hacía casi una hora. Pero, como teníamos problemas para dormir—más bien a él le costaba dormir con el calor que hacía esa noche—. Entonces le pedí dos cosas a Rocky:


-          Primero tienes que quitarte la camisa.

La forma en que lo dije fue tan no sutil que su mirada y la forma en que se paró en seco fueron tan como “Disculpa, déjame estrangularte”. Rocky se acercó a mí tan imponentemente que me dieron ganas de llorar. Me contuve las lágrimas y cualquier expresión facial que pudiera enojarlo. Y agregué sin titubear:


-          Aquí hace demasiado calor tanto de día como de noche, y no estás acostumbrado a ese calor. Si no te quitas la camisa, te deshidratarás más rápido de lo que te podrías dormir. —Hice una pequeña pausa y agregué de nuevo—: Yo sí estoy acostumbrada a esta temperatura y por eso duermo con ropa puesta.

Él hizo un recorrido visual para corroborar que todo mi cuerpo estaba vestido. Comprobado eso entonces, accedió a quitarse la camisa haciéndolo ahí mismo, sin previo aviso ni adelanto. Traté de contener TODO lo que mi estúpida boca quería decir, y lo logré sin parecer que me estaba asfixiando. Entonces él me preguntó:
-          ¿Y qué es lo segundo?
-          Lo segundo es que me dejes leerte algo, así te duermes—le contesté.
-          ¿Algo como un cuento para dormir?—preguntó como tratando de decirme “vamos mujer, soy un hombre; no necesito nada de esas niñerías para dormir. Si estás tú con eso me basta”. Pero obviamente yo no le estaba bastando para dormirse.

-          No, más bien algo como la historia de _____ (TP) —le contesté y sus ojos se le cayeron de la cara.

La cara de asombro de Rocky creo que fue la cara más loca que ha hecho un Lynch alguna vez. Yo, sin prestarle mucha atención a su cara, fui a la mini biblioteca que tenía en mi habitación (porque la biblioteca de verdad está en el centro de toda la casa; aunque yo tenía algunos libros en mi cuarto, lo que conforma mi mini biblioteca) y saqué todos los libros de Historia que tenía ahí (es que mi mini biblioteca tiene más que todo los libros de texto y de trabajo que he utilizado en durante toda mi vida.) y fui seleccionando lecturas “interesantes” a partir de cuarto grado de primaria.

Rocky aún no había quitado su cara de asombro, y siguió con ella hasta mucho después de que ya hubiera empezado a leerle—en español, obviamente para que él se acostumbre un poco más a este idioma, al acento y a la pronunciación—una relato sobre las relaciones entre _____ (TP) y Estados Unidos.

Traté de leerle a Rocky lo más claro y despacio posible para que no se hiciera imposible entender lo que estaba leyendo. Más o menos a mitad de cuento, Rocky me paró y me preguntó: “Si hubo tanta sangre, tanta muerte, tantos malos entendidos, tantos desacuerdos, tantos acuerdos violados… ¿por qué nuestro países no están en guerra ahora mismo?” ¿Y yo qué le respondí? Basándome en mis conocimientos de la historia de mi país, le respondí: “Oh, cariño, es que la guerra ya pasó hace veinticinco años. Ahora mismo estamos es tiempos de paz”.

Rocky quiso seguir discutiendo sobre la guerra entre nuestros países, pero yo lo detuve y lo obligué a que me dejara continuar la historia. Si fuéramos a hablar de las relaciones entre Estados Unidos y los diferentes países de Latinoamérica, necesitaríamos convocar a todos los expertos y los jóvenes estudiosos de toda América Latina en un consejo de la Organización de los Estados Americanos y discutir durante este tema durante tres semanas sin descanso: una semana para cada siglo de vida de los Estados Unidos de América. Y yo no pretendía ir a discutir nada con nadie en la sede de la OEA, ni de la ONU, ni de nada de eso.

Continué leyéndole a Rocky y, justamente cuando iba llegando al final del texto, él se durmió. Terminé de leer, guardé ése y los demás libros que había sacado de mi mini biblioteca, apagué la luz y me fui a costar junto a Rocky.

-          Tiene usted un muy sexy abdomen, señor Lynch—le dije, creyendo que estaba dormido. Y me acosté junto a él. 

Rocky no estaba dormido. Y me di cuenta precisamente cuando él levantó la cabeza, como si nada, y me dijo:

-          Gracias mi amor. En realidad ya lo sabía. Pero igual me gusta oírlo salir de tu linda boca.

Rocky me estaba mirando a la cara. Por lo cual estoy segura de que notó lo roja que se puso; y además me vio esconderla, entre mis cabellos, para que él no la viera más.

Pero Rocky no se quiso conformar “no ver mi cara nunca más”. Comenzó a intentar escabullirse en el refugio de la vergüenza que había creado para mi cara.

Sentí un dolor terrible en el abdomen como si me estuviera partiendo desde adentro.

Los dedos de Rocky levantaron cada mechón de mi cabello como si fueran vigas pesadísimas de acero y así, poco a poco, fue descubriendo mi rostro que, aun así seguía oculto entre mis brazos.

El dolor tan punzante se volvía aún más punzante. Al punto de casi gritar de dolor.


Rocky por fin descubrió mi cara y la halló empapada en lágrimas.

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Quedé debiendo una historia sobre Ross y Courtney.
Resulta que para mediados de julio de este año corrió el siguiente rumor: Ross y Courtney se habían casado en secreto; su ceremonia fue tan secreta que ni los hermanos de Ross ni los padres de ambos novios estuvieron presentes ahí.

Varias fans--las que leyeron el reporte--se escandalizaron por eso, incluyéndome a mí misma.
Fue una noticia tan de repente que no tuve ni tiempo de reaccionar completamente.
Lo acepté con toda la seguridad que mi templanza me exigía; pero igual admito que sí derramé unas lágrimas por eso. Me dolía que Ross en serio ya no confiara en su Fandom como para hacer eso así tan fríamente.

Tuve mis dudas respecto a eso después de conversar con una Rosser conservacionista moderada.
Investigué las fuentes de eso y, cuando llegué a saber la verdad de todo lo que había sucedido... OMG! quedé inaudita, riéndome de mí misma y apunto de escribir una carta de crítica a quien escribió eso; pero otra se me adelantó.

Dato #1 La primera vez que leí el artículo decía que Ross se había casado con Courtney el pasado 26 de julio (domingo). Y más adelanté decía que de ese evento hacían ya dos días. Lo que me indica a mí que ese artículo fue escrito el miércoles 29 de Julio (ya que el domingo no se cuenta porque fue en la tarde el evento)

Dato #2 La segunda vez que leí el artículo, solo para corroborar lo que decía, fue el viernes 14 de agosto de 2015. Eran las 20h, faltaban 4 horas para que fuera 15 de agosto de 2015. Esa vez que volví a leer el artículo me encontré con algo interesantísimo y curioso en extremo: las fechas estaban cambiadas. decía: nuestras fuentes revelan que la íntima pareja ha intercambiado votos ayer (14 de agosto) en (...)

Dato#3 Era 14 de agosto, y la página decía que Ross se había casado ese mismo día. Y para colmo decía ayer, y ni siquiera era 15 todavía (a menos que quien lo escribió estuviera en Europa, pero entonces nada tendría sentido porque los sucesos son de Los Ángeles, no de Europa).
Es que nada tenía sentido. Y para colmo, me enteré de esto.

Dato #4 Investigué la fuente que se mencionaba en esa publicación y descubrí que el diario que se citaba ni siquiera tenía sección de farándula, era un diario dedicado a la política y a la economía.

Dato #5 Cuando regresé a la página, me encontré con algo aún más curioso todavía.

Algo así apareció en la página.
Pero lo que es aún más curioso todavía es que en esta imagen aparece la fecha de mañana (porque hoy es 10 de octubre). Es probable que esta entrada la publique mañana, pero hoy es 10. Ahora mismo son las 20h, igual que aquel viernes 14 de agosto.
Lo gracioso de esto es que mi investigación terminó con la respuesta servida en bandeja de plata.
Chicas, no se confíen de cualquier medio. Y en especial porque se trata de nuestro Ross, no podemos permitir que se hable mal de él. la página ya arregló las cosas y las puso como debía ser.
Si quieren estar bien informadas sobre lo que pasa con Ross, Courtney y R5; les aconsejo que busquen los canales de YouTube de Clevver Tv (tanto en inglés como en español, así como todos los canales relacionados con esta cadena), Hollywood Live y Fanlala, entre otros.
Hablando de Fanlala, hace poco ese canal dijo por primera vez de forma oficial que Ross y Courtney están saliendo, y mostraron la misma imagen de ella y Ross besándose que yo había compartido en la entrada pasada. Creo que esta es la primera vez que se habla de ellos dos como pareja en un medio realmente de confianza

Por lo visto ahora las cosas entre R5ers, Ross y Rourtney están mejorando. ahora Ross y Courtney están siendo muy familiares con las R5ers y comparten fotos de ellos juntos en sus redes sociales; ya no se ven comentarios feos de hate-on Courtney Eaton. Esperemos que las cosas sigan así.
Courtney estuvo en Madrid

Ross & Courtney, a cute couple in Venice


En estas fotos vemos lo bien que se la han pasado los chicos en Europa. El collage de Ross y Courtney en Venice, Italia es muy interesante, porque lo compartió la cuenta oficial de R5. Ya todos estamos de acuerdo con esa relación, hasta Stormie. Ojalá que las cosas continúen así.

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Volvamos al cap. Ya sé que me van a matar porque debía haber publicado esto el sábado y hoy ya es lunes y no tengo tiempo.
Pero es que he tenido mucho trabajos del colegio, entre otras cosas...
Prometo con toda seguridad que lo que queda de este trimestre voy a publicar entradas más seguidamente. Ya las tengo todas preparadas, nada más que publicar.

Espero que haya gustado este cap. Este fue uno por los cuales me desvelé en el segundo trimestre de este año. Y como se nota esto es practicamente como un "reflexiones de un enfermo". Son dos capítulos de esto, así que no se preocupen de que los voy a aburrir con esto.

Sobre Rocky y el secreto que oculta vendrá más dentro de unos seis capítulos. Ya estoy terminando de escribir esta segunda parte que no va a ser tan excesivamente larga, pero tampoco tan corta. Y tendrá la segunda parte del Rollo con Riker y la parte final del dolor de TN provocado por el abandono de Rocky. Será interesante el final de esta parte que a penas está empezando con este capítulo. 
Ya no queda tiempo para más. El siguiente capítulo será el 24 de octubre (*ésa es la fecha en que se va Rocky. Ya ha pasado más de un año desde que ideé esto*)

Quisiera terminar compartiendo estas imágenes de Rydel y de algunos memes de R5