martes, 7 de junio de 2016

Capítulo 23: Capítulo 69 (conteo general): "La graduación”

Me levanté algo tarde. La graduación era a las 8 y yo estaba bañándome a las 7 a.m. Los chicos salieron de su casa a las 4 a.m. para llegar con el sol a L. A., y de ahí partir a su siguiente destino: Europa.

A las 8 a.m. llegamos al lugar de la ceremonia. Estudié mucho durante todo el año para conseguir un puesto de honor en la graduación. No conseguí el primer lugar, pero al menos me quedé con el tercero.

Me tocó entrar entre los primeros, y como igual esta entre los cuadro de honor, me tocó posar para numerosas cámaras mientras iba entrando. A Paloma le tocó dar el discurso a la promoción, pues ella era el primer lugar. Fue un discurso como de 20 minutos, y aunque no estuve de acuerdo con muchas de las cosas que dijo, por lo menos no escuchamos atorrancias.

Después de su discurso, entonces llegó el momento de oír idioteces. Las autoridades del colegio, del Ministerio de Educación y el Presidente de la República fueron a darnos sus discursos. El colegio dio obsequios, certificados y reconocimientos a los cuadro de honor. Hasta los diputados de la ciudad nos dieron presentes. Los cuadro de honor éramos el centro de atención.

También estaban ahí representantes del programa de estudios en el extranjero. Era el momento más horrible para todos los graduandos: cuando dicen quién es más inteligente que quién.

Hubo abucheos hacia los compañeros y hacia el programa, algunos murmullos y otros gestos despectivos. Cuando me llamaron, y me levanté del asiento, hubo silencio total en el auditorio. El sonido seco del piso, cuando avanzaba hacia el escenario. Me costó sonreír para la foto mientras recibía mi certificado y mi beca de manos de la Directora Regional de Educación.

Tan solo levanté la mirada y pude ver la cara de Paloma, y sus gesticulaciones hacia mí. A varios no les importaría, pero a otros como ella les parecía increíble que yo hubiera obtenido beca para estudiar medicina y ella no aplicó ni para enfermería.

Terminó la entrega de becas para estudiar en el extranjero y fue el momento de recibir nuestros diplomas. Esa parte nunca puede ser más humillante que el resto de la ceremonia. Ahora sí sonreí con ganas para la cámara. Y después, en la foto familiar y con mis hermanos (que regresaron al país solo por esa foto) fue el mejor momento de mi vida.

De un momento a otro me imaginé a Rocky a mi lado, abrazándome y quedando para siempre en la historia, dentro de las fotografías. Pero luego recordé que mi novio es famoso y que, sea como sea, no debe aparecer en público de esa manera, y además eso me perjudicaría más a mí. Ya había demasiado odio de parte de los demás hacia mí. Pero tampoco es que era todo un secreto; no lo estaba ocultando a toda costa, pues algunas chicas ya nos habían visto juntos a Rocky y a mí. Sin embargo, una confirmación oficial frente a toda la promoción, los padres de familia, las autoridades del colegio y las autoridades de la ciudad. Mi imagen antes las envidiosas era de una chica feliz con su novio famoso, cuadro de honor, con beca para estudiar medicina en Oxford y con la suficiente madurez como para manejar la importancia del estudio y el amor… sí, esa era yo en verdad.

Acabó la ceremonia y todos nos fuimos a rumbear cada quien por su lado. Era temprano y no sabíamos qué hacer. Mis padres nos llevaron a comer a un restaurante fino, hablamos con nuestras tías y nuestras abuelas, y cerca del mediodía ya estábamos en casa. Oficialmente ya estaba de vacaciones, aunque pronto debía retomar mis estudios para entrar a la Universidad.

A pesar de todas las miradas súper envidiosas de mis compañeros, me sentía súper orgullosa de mí misma, de lo que había logrado: iría a estudiar a Oxford y luego podría volver a mi país y hacerlo crecer, ¡es el sueño de toda una generación! Mi sentido patriótico no me permitía hacer menos por mi patria. Creo que esa es la parte más bella de estudiar.

Tenía quince años y estaba a punto de emprender el viaje más importante de toda mi vida, ¡y con semejantes honores partía de mi país! Lo más importante era que tenía a rocky dentro de mi corazón. De ahí no lo sacaría y me acompañaría a todas partes; así no me sentiría solo aunque esté sola en un minúsculo apartamento en medio de una gran ciudad siete veces más grande que mi ciudad natal. Sería muy probable que no lo tenga a mi lado, pero tenerlo en mi corazón y estar siempre yo en su mente es suficiente para mí.

Por la tarde me senté en mi cama y cogí mi guitarra. Tenía mucho tiempo sin tocarla, y mis dedos extrañaban las cuerdas. Solo comencé a tocar unos acordes al azar, con un ritmo inventado, el primero que me vino a la mente. Tardé como diez minutos en darme cuenta de que esa era la canción que Rocky había compuesto para mí. La tenía en la mente, pues era parte de lo que él había dejado conmigo aquí, en ____ (TP).

Busqué en mi Tablet, en YouTube, alguna canción al azar, que pudiera sacar en guitarra. Quería poner a prueba mi oído y mis habilidades musicales. Para mis padres la enseñanza musical era solo algo que formaba parte de la mínima cultura, pero yo era buena en eso y había estudiado con Riker en Buenos Aires. Sí, me jacto de eso. Aunque me desesperé porque no me salía ninguna canción, pero tenía toda la tarde. Al final, en algún momento antes de las seis de la tarde me salió la canción, me salió toda. Entonces sí me sentía satisfecha.

El resto de la tarde de la pasé con mi familia y con Iam (mi hermano mayor, que había vuelto de Europa). Oh, Europa, adonde había huido mi amado. De ahí venía mi querido hermano Iam. Al día siguiente Iam y Juan volverían a Europa, mientras que Ana y María se vendrían a vivir conmigo; sería algo temporal, digamos que sería una pijamada de nueve días.



………………….………………………

—________ (tn), dame más palomitas.
—Se están haciendo en el microondas.                                                                         
—Pues dile al microondas que llegue cuando empiece la discusión.
—Ana, cariño, los microondas no tienen patas. Orita traigo las palomitas.
—Pueden callarse las dos—pidió María—él la va a besar por fin.

Las palomitas estuvieron listas, sonó el microondas y tuve la muy mala suerte de ir a buscar las palomitas en el justo momento en el que había una discusión, según María, la escena más importante de toda la película, y cuando regresé ya se había acabado la escena. Para colmo ellas no quisieron darle atrás a la película y repetir la escena.

Las niñas se aburrieron antes de ver el final y se durmieron. Esa era su forma de celebrar nuestra graduación. Más tarde yo propuse que fuéramos al mar a dar un paseo en lancha. Pero las chicas ya estaban súper dormidas. Pensé en llamar a Rocky, pero recordé que él estaba de gira de debía respetar su tiempo. Mientras más y mejor hacían en esa semana, más tiempo tendríamos nosotros juntos. Traté de pensar en la increíble celebración de Navidad y Año Nuevo que tendría junto a Rocky. Nosotros disfrutábamos de eso sin gastar mucho (la economía no da para mucho últimamente), pero sin duda todos los estadounidenses gozan de unas fornidas celebraciones. Entonces ya me moría de ganas de celebrar nuestras primeras fiestas juntos.

                                                        *         *        *

¡Qué aburrido que es estar de vacaciones! Mis padres ya habían salido y no había nada más que hacer. Me disfracé de cenicienta y me puse a limpiar la casa, hacer le desayuno, lavar la ropa… Ya iban siendo las diez de la mañana y todavía no se habían levantado ni María ni Ana. Y yo tampoco había desayunado.


Cuando las niñas se levantaron yo estaba limpiando el baño. María y Ana ni notaron mi trabajo cuando se fueron a bañar. Cuando terminé de limpiar el baño, y me bañé, las chicas ya habían desayunado y dejado un desorden en el comedor y en la cocina.

— ¡CHIQUILLAS!
— ¡AHHHHH!
— ¿QUÉ ES ESTE DESORDEN? ¡ACABO DE LIMPIAR TODA LA CASA! VAN Y LIMPIAN ESE DESASTRE. ¡MUÉVANSE!


Creo que mis gritos fueron un poco excesivos, pero fueron efectivos.



………………………………….


Ana y María hasta que jadeaban por el calor y por el dolor de manos de tanto fregar. Yo, mientras, estaba tranquilamente tomando una taza de té y galletas a la inglesa, en la terraza, mientras Ana fregaba los pisos y María limpiaba la cocina.

Al mediodía llegaron mis padres y yo todavía estaba haciendo el almuerzo. Tuve que suspender mi hora del té para preparar el almuerzo. Entonces las posiciones se intercambiaron: yo estaba atareada cocinando mientras que las niñas descansaban y tomaban té a la inglesa; todo porque les pedí que no estorbaran en la cocina, y entonces se fueron a pajarear.

Mi madre se quedó sorprendida por la limpieza de la casa, y después de que almorzamos todas juntas, le comenté de mi idea de ir al mar y pasar unos días en la isla de mis abuelos. A mi madre le pareció buena idea, pero no podíamos ir solas.

Mientras mis padres se ponían de acuerdo con eso, Ana, María y yo salimos a andar en bici. Hacía una tarde espléndida y el sol brillaba tanto que se veía blanco; por alguna razón eso hacía que las cosas se vieran aún más claras que con el sol amarillo.

Dimos varias vueltas a toda la urbanización y al final acabamos en el parque, sentadas, justo en el mismo banco en donde Riker, una vez intentó mostrarme su virilidad. Era el banco que tenía la mejor vista de la puesta de sol a las 4 de la tarde (ya que el valle—el valle del río que pasa cerca de mi casa— el sol se oculta más temprano, además el cerro más alto de la ciudad (que es el límite norte de la misma) es el que cierra el valle y nos priva de los rayos del sol desde las 4, pero la claridad permanece hasta las 6). Apenas iban a ser las tres de la tarde y el sol picaba mucho.

Ese banco en donde Riker quiso mostrarme su virilidad sin ser solicitada, además estaba debajo de un frondosísimo árbol de mango, que no estaba en temporada. ¡Qué ricura de sombra después de estar media hora bajo el picante solazo! Y también, aquel banco está muy cerca de la Virgencita del Carmen. Ya no se le ponía velas, pero se veía hermosa bajo la sombra del mango.

Nos pusimos a hablar de chicos. Principalmente de los chicos del colegio, pero también hay otros chicos que no se pueden escapar de la lista de pendientes de una chica con onda como nosotras. Estrellas actores y otros famosos, tanto nacionales como internacionales; latinos y gringos; europeos y asiáticos. O de los chicos de R5, por supuesto no podemos de hablar de ellos.

Ya eran como las 5 de la tarde y todavía no parábamos de reírnos de las locuras que decían Rafael y Tomás en el colegio; Yo me acordaba de la vez en la que Tomás se había enamorado de una niña de primer año (cuando estábamos en segundo), que estaba en otro colegio y que para estar cerca de ella quería salirse de la promoción, perdiendo el año, para integrarse a su promoción. ¡Qué estupidez! Ni siquiera consiguió perder el año. Pasó a noveno grado junto con todos nosotros y con el resto de la promoción.

—Eso no es tan gracioso—me aguó la risa la imprudente María—Fue mucho más gracioso lo que hicieron Tomás y Marco en la Feria de Ciencias de primer año.
— ¿Ehh?—preguntó Ana.

—Tú no estabas con nosotras en primer año—le respondió María.
— ¿Qué fue lo que hicieron ellos?, no me acuerdo.
—Fue cuando la profesora nos llevó afuera para probar la bazuca a presión de eso dos.

—Ahh. No entiendo. ¿Qué fue lo gracioso?
—Cuando se les perdió el gatillo y no pudieron disparar. Lo buscaron por todo el campo y no lo encontraron. Pasaron esta y la vergüenza por andar jodiendo con su bazuca por dos semanas hasta que fuimos a ver la demostración.

—Mmm. No sé. Huhm. No me parece gracioso.
— ¿Qué hay de Rafael?-preguntó Ana— Hace mucho que no sé de él—. Nos miramos las narices entre nosotras tres.

—Hace mucho que yo tampoco sé de él.
— ¿Cómo que tampoco sabes de él?—se asustó Ana.
—Es que… desde que Rocky y yo volvimos no sé nada de él. Lo dejé.

— ¿Y él qué hizo?
—Nada. Rocky le dio una paliza y nunca más se ha atrevido a acercarse a mí. Ni siquiera estuvo ayer en la graduación.

—Sí, eso es súper raro—agregó Ana—. Él nunca falta a las graduaciones. Alguien como él debe saber de maravilla que las graduaciones son la cumbre de la realeza del colegio.
—Y él es parte importante de la realeza del colegio. Él es el rey de 12, y tú eres su reina, ____ (tn).

—No, eso ya acabó. Además nosotros no nos volveremos a ver. Yo no volveré a pisar suelo patrio hasta dentro de unos 13 años, cuando ya tenga como dos hijos de Rocky. Y él… no tengo ni idea de qué va a estudiar. Pero seguro que será muy lejos de aquí.

— ¡¿Dos hijos de Rocky?!—Se sobresaltó Ana—. No, cariño, tú para entonces habrás tenido como diez.
—Mmm. Puede ser que sí

— ¿Y cuándo es la graduación de Rafael?—dijo María regresándonos al tema del que hablábamos.
—Él no se gradúa. Él perdió el año—dijo Ana, la informada.

—De todas formas ya la graduación pasó—dije yo tranquilizada porque no lo volvería a ver más.
— ¿La de 12º?—preguntó María.

—Sí, ellos se graduaron ayer también, en la tarde, después de nosotros—de nuevo responde Ana la que todo lo sabe—Oye ­____(TN), ¿y tú con Rocky? ¿Ya están preparando el primer bollo en tu horno?

Mi primera reacción fue poner ojos de no entender. Pero luego me di cuenta de que debía responderles con firmeza y no evadiendo lo obvio.
—No, por supuesto que no. Ni lo hemos hecho. Además ni siquiera estoy gorda.

—Oh, pendeja; no es que si estás gorda…
—Yo todavía soy virgen.
— ¿Quéeeee?—exclamó María. Esta cupido no se esperaba que su plan no se cumpliera a la perfección—. ¿Y qué sucedió en Argentina?

—No sucedió nada, María, él no me ha tocado.
— ¿Y eso por qué? ¿Qué le pasa a él? ¡No puede hacer bien un trabajo tan sencillo como ese! ¡Qué clase de hombre es ese que tú te conseguiste, _____ (TN)!

—Ana, yo le pedí que no lo hiciéramos todavía. Es que… no pienso que sea correcto y él piensa igual que yo, y me respeta; a mí, mi cuerpo, mis pensamientos y mis sentimientos—Ana negó con la cabeza.

—Ese hombre que te has encontrado no sirve ni en la cama.
— ¡Jo! ¿Ya tú lo has probado, golosa?—le reprendí.
—No, pero…

— ¡Pero nada! Es mi chico.
—Chico es lo que él tiene—se burló María.
— ¿Acaso se lo has visto?—le inquirí—Óiganme, ¿ustedes hicieron un trío, porque tú se lo viste y la otra se lo comió?

—No y no. Pero tú tampoco se lo has visto—se defendió María.
—Oh, sí que se lo he viste… y es bien grande… A ti, entre esas patas de ganso no te cabría.

—Oh, ¿y cómo es que se lo has visto?—inquirió Ana mientras María trataba de detenerla.
—Es mi marido. Entre nosotros han pasado muchas cosas. Y sí, tenemos momentos de pasión, aunque todavía no lo hayamos hecho—eso fue suficiente para callarlas a las dos.

—Oh…

Okay, niñas, ya fue suficiente—dijo María—. Las dos son eso: niñas; no deberían hablar del amor si solo son unas niñas.

Las tres nos dimos la espalda después de eso. Pasada toda esa discusión, era momento de comportarnos como niñas de nuevo. Luego de un tiempo me di cuenta de que era hora de volver a casa. Fui yo quien tomó la palabra.

—Ya está anocheciendo, vamos a casa.

Nos fuimos todas, pues teníamos hambre  ya era la hora de comer. Pero no nos quisimos ir de una forma tan poco dramática. Estoy segura de que tanto Ana como María tenían en mente irse antes, caminando altivamente como reinas que son, echándose el pelo atrás y sin volver la mirada y mucho menos despedirse. Pero las tres nos quedamos en una actitud infantil, sin vernos las caras y meditando en silencio. También en silencio montamos las bicis y regresamos a casa.


----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Hola! Sí, he regresado. Lamento mucho esta ausencia de más de un mes. Mi excusa es la más clásica de todas: el colegio. Sí... Pero esta vez me ha jodido tanto que de verdad les juro que no pude escribir nada más hasta ayer, y hoy acabo de terminar este capítulo. No tengo más reserva, pero es que ya llevaba mucho tiempo sin publicar nada más.
Además se me dañó mi computadora, en donde tenía esta novela, la de Riker, mis tareas del colegio, todo, lo he perdido. Salvo esta novela porque la tenía manuscrita.Pero lamentablemente la otra novela quedará suspendida hasta que encuentre la manera de extraer todo lo que había en el disco duro de la máquina.
Fue hace algunas semanas, así que ya estoy más recuperada. Cuando recién sucedió estaba súper alterada y un poco deprimida porque las copias de seguridad que tenía de mis novela se me habían dañado unos menes atrás, así que prácticamente lo perdí todo. Oh, y también afectó mis notas en el colegio.
Pero bueno. Ya ha acabado este trimestre. ahora mismo estoy en semana de receso, así que voy a aprovecharla al máximo y veremos qué se hace durante el segundo trimestre. 
Este blog ha sido uno de los más grandes proyectos de mi vida, y no lo abandonaré. tengo la intención de seguir con él como una práctica para así ir puliendo mis habilidades escribiendo cualquier otra cosa.

 Espero que les haya gustado este capítulo, cuídense mucho, y les comparto este vídeo que me impresionó: