Cuando nos sentamos a la mesa ya
mis padres llevaban rato comiendo y tomando. Saludamos y luego nos sentamos a
la mesa. Entonces ellos nos preguntaron por qué habíamos tardado tanto;
nosotros dimos la excusa más racional. Mi madre nos miró de reojo. ¿Sabrá ella
la verdadera razón?
Mi padre no dio ninguna
importancia a lo que había pasado antes; más bien se preocupó por mantener una
buena conversación con Rocky.
— ¿Cómo les fue con el Taxi
Feliz?—volví a sonreír para mis adentros al recordar aquel episodio. ¡La
felicidad sí que se contagia1
—Bien, bien… —respondió Rocky sonriente—. Nos ayudó a
escapar de un tumulto de fans alocadas.
¿Tumulto?
Rocky estaba aprendiendo español mucho más rápido de lo que yo le enseñaba.
— ¿Había fans en el aeropuerto?
—Sí—respondí, interrumpiendo a
Rocky—, incluso me encontré a algunas compañeras del colegio.
— ¿Sí? —Rocky pareció extrañado.
Rocky estaba sentado en el puesto
de mi hermano, a mi derecha. A mi izquierda estaba mi papá, por lo que estaba
frente a Rocky; frente a mí estaba mi madre.
—Bueno, me tomé varias fotos con
algunas fans luego entré al aeropuerto.
Entonces Riker me llamo y luego yo llamé a ______ (TN) para que fuese a buscar
a los chicos…
—Los chicos prefirieron irse en
el Taxi Feliz, mientras que Rydel y Stormie se vinieron con nosotros—agregué,
interrumpiendo a Rocky por segunda vez.
— ¿Quiénes son Rydel y
Stormie?—quiso saber mi padre.
—Rydel es mi hermana, un año
mayor que yo, y Stormie es mi mamá. Mañana podrán conocerlas. Mis hermanos y yo
hemos organizado una parrillada para mañana después de la cena de Navidad y
están ustedes invitados también—Rocky tomó un sorbo de su sidra al final de la
invitación, mientras mis padres se quedaban como asombrados.
— ¿Qué pasa? ¿Por qué tanto
asombro?—pregunté algo preocupada.
— ¿No piensan ir mañana?—me
secundó Rocky.
—No, sí claro que vamos a
ir—respondió mi padre.
—Es solo que nos asombra que en
esta casa haya ya una estrella… —comentó mi madre poniendo una mirada de niña—.
Vimos la promo de la telenovela en donde apareces, Rocky—dijo tomándole la mano
a Rocky y sonriendo gentilmente.
— ¡Ah, sí! El amor
cuesta. Rydel también
sale en esa telenovela. Tengo entendido que saldrá el próximo año. Tal vez a
mediados de enero.
Ambos nos reímos y Rocky me pasó
un brazo —Los hermanos de Rocky también son actores y músicos—comenté orgullosa
de mi Rocky.
—Será un placer conocerlos a
todos mañana.
Terminamos de comer cada quien su
plato de comida y nos fuimos cada quien por diferentes caminos. Mi papá fue a
ver las noticias de CNN en español, mi madre a contemplar el pesebre y Rocky y
yo fuimos a charlar afuera, en el portal.
Nos sentamos en el borde del piso
del portal. Me agarré a su brazo y pude sentir sus bíceps. No son para nada
comparados con los de Riker. ¿Rocky es menos fuerte que Riker? No se sentían como toronjas, pero de todas
formas estoy segura de que Rocky lucharía contra 100 hombres solo por
protegerme.
Miré al cielo y no encontré
ninguna estrella. En ese momento quise estar en el balcón de la habitación de
mis padres. Ahí sí que se ven las estrellas. Sin embargo por ahora lo
importante no eran las estrellas.
Un cohete despegó desde la cuadra
de nuestro vecino y nos tomó por sorpresa. La explosión del fuego artificial me
asustó sobremanera y me hizo aferrarme a las piernas de Rocky, temblando por el
susto.
—Uy, mi amor—Rocky rio a
carcajadas mientras sus labios dibujan una pícara sonrisa—Estás buscando que
George se erija y quiera entrar en escena.
— ¿Qué?—me levanté y me
incorporé. Tardé un poco en entender lo que Rocky decía entrelíneas. Acto
seguido le di una cachetada y me separé unas pulgadas de él. Alisé la falda de
mi vestido mientras Rocky se recuperaba de la bofetada.
— ¿Y eso a qué ha
venido?—preguntó mientras se pasaba una mano por la mejilla roja en la que le
estampé la cachetada.
—Te dije que le dijeras a tu
amigo que se mantuviera alejado de mí… h—solté, seria.
— _____ (TN), él no te va a hacer
daño. Yo lo tengo controlado.
— ¿Seguro?
— ¡Por supuesto! George es mi
amigo de toda la vida, literalmente—rio divertido, mientras bajaba la mirada
discretamente hacia la bragueta de su pantalón y volvía a dirigirse a mí.
Instintivamente yo también le seguí con la mirada hasta ese lugar; luego la
regresé rápidamente al frente, horrorizada por cómo él me controlaba—. ________
(TN)… –puso sus manos en mis hombros y yo lo miré distraída—déjame que sea yo y
no George…
Nuestras miradas se chocaron y
pude ver en sus ojos el reflejo de los fuegos artificiales, estallando en el
cielo, a mi derecha. Poco a poco nuestros hombros giraron en la dirección del
otro y nuestras quijadas se acercaron. Ambos giramos nuestras cabezas en
sentido contrario y nuestros labios se dieron por fin el tan anhelado beso.
Una de sus manos llegó hasta mi
cintura y la otra se mantuvo en mi mejilla. Yo mantuve las mías en su cuello,
con los dedos detrás de sus orejas y los pulgares en sus cachetea. Su lengua
atravesó la barrera que yo le había puesto y rápidamente se encontró con la
mía. La lucha fue tan aguerrida que pensé que íbamos a quedar amarrados por la
lengua como en La Princesa y el Sapo.
Otro cohete salió disparado desde
la cuadra de nuestro vecino. Rocky y yo nos separamos al instante. Ambos lo
oímos como si lo tuviéramos pegado a nuestros oídos. Rocky me miró divertido y
ambos nos reímos. Luego me dio un corto beso de piquito y me ayudó a
levantarme.
— ¿Damos un paseo?
Asentí. Pero en cuanto supe que
el paseo terminaría en casa de los Lynch, me devolví para avisar a mis padres
dónde estaría. Sí… soy buena hija…
—Cariño, sabes que pudiste
haberles enviado un mensaje, en vez de haberte devuelto—me dijo Rocky cuando
volví a su altura.
—Sí, pero mis padres nunca ven su
teléfono.
—Bueno… es una buena razón,
supongo.
Ambos reímos y Rocky me pasó un
brazo por la cintura.
— ¿Qué hora es?
Rocky sacó su teléfono y lo
encendió.
11:50
pm, se veía en letras blancas gigantescas
—11:50—leyó Rocky como si yo no
lo hubiera visto ya. Luego lo apagó y lo guardó en el bolsillo de atrás de su
pantalón.
— ¿Vamos a lanzar los fuegos
artificiales que compramos?
—Querrás decir que yo
compré para ti—se
exaltó golpeándose ligeramente en el pecho.
—Whatever.
¿Los vamos a tirar o no?
—Bajaremos a la hora justa para
tirar los fuegos artificiales. No te preocupes.
—Bieeen—canturreé.
Cuando llegamos a la casa nos
recibieron Rydel y Riker con abrazos y besos. ¿Hacía cuánto que no los veía?
— ¡Woah!—exclamó Riker – ¿Qué
hace tu bello rostro por acá?
Reí al escuchar los halagos de
Riker.
—Vine con Rocky—comenté.
— ¿Sí?—preguntó dudosa Rydel—.
¿Dónde está?
No me había percatado de eso.
Rocky no estaba. ¿Dónde…
—A lo mejor subió a su
habitación—comentó Riker— ________ (TN), pasa. No te quedes afuera.
Terminé de entrar a la casa y
Riker cerró la puerta. Había un silencio sereno y el todavía persistente olor a
nuevo se mezclaba con el aroma a pollo asado.
—Mamá está asando un pollo. ¿Te
apetece?—me invitó Riker.
—No, en realidad acabo de comer
en mi casa.
Riker se sentó en un sofá en la
sala y yo me senté junto a él. Estaba viendo una película algo medieval, pero
no le presté mucha atención al filme. Riker había cambiado un poco en su
físico. Ahora tenía más barba y el cabello un poco más largo y con más cuerpo;
se notaba la diferencia.
Sin embargo, pude sentir que algo
había cambiado. ¿Qué sería? ¿El ambiente? ¿Él?...
Riker repentinamente se levantó y
apagó la televisión.
— ¿Qué pasa, Riker, por qué la
apagas?
— ¡Oh!, ¿querías seguir viendo?
Es que yo prefiero que hablemos. Hace tiempo que no hablamos—se sentó en un
sillón individual que había al lado del sofá de tres asientos donde yo estaba
sentada—. Es que hace mucho tiempo que no te veía.
—Pero si nos vimos hoy en la
tarde—le recordé.
—Pero no pudimos hablar y quiero
que hablemos.
—Riker.
—Ya es hora—exclamó Rocky desde
la escalera, interrumpiendo nuestra casi discusión. Llevaba un nuevo atuendo:
una camisa muy bien planchada y unos jeans no tan rasgados como los de Ross. No
eran muy entubados pero tampoco eran pata de elefante. Sin embargo no ocultaban
su bulto en la entrepierna. Sonreí complacida al verlo—. ¿Nos vamos?—dijo tendiéndome una mano. No pude
más que asentir y despedirme de Riker.
— ¿A dónde van?—preguntó Riker
cuando estábamos a punto de cruzar la puerta.
—A lanzar fuegos
artificiales—respondí. Ya íbamos saliendo cuando…
— ¡Esperen! ¿Puedo ir con
ustedes?—Riker puso ojitos de cachorrito mientras se colocaba un gorro en la
cabeza— ¿Puedo?
—Supongo que no hay ningún
problema—esbocé una sonrisa mientras miraba a Rocky en busca de su aprobación.
Rocky se limitó a gruñir y
después ordenó con autoridad: — ¡Muévete que ya es hora!
Nos apuramos en salir de ahí.
Luego recordé que Riker no había avisado a su madre, ni siquiera había ajustado
la puerta. ¡Oh no!...
— ¿Riker, tu madre sabe que te
viniste con nosotros?—pregunté algo nerviosa.
—Nop, pero no notará mi
ausencia—respondió muy tranquilo.
— ¿Lo ves, _____ (TN)? No era
necesario que te devolvieras a avisar a tu madre—me reprendió Rocky.
— ¡Sí, que lo era!—exclamé algo
sulfurada mientras se oían ya los fuegos artificiales de todo el vecindario en
su mayor esplendor—. No pongas tus manos al fuego por nuestras costumbres. Esto
no es Estados Unidos. Aquí la inseguridad es uno de los mayores problemas. Uno
ni puede salir al porche de su casa porque le asaltan, le acribillan… ¡roban a
los niños y luego piden grandes sumas de dinero! Por eso le tengo que avisar a
mis padres.
—Pero, desde que estamos aquí no
ha pasado nada. —El ladrido de los perros y las alarmas de los autos hicieron
que Rocky tuviera que gritar para que le escucháramos.
—Porque hemos tenido suerte.
Aunque por acá las cosas no son tan feas como en otras zonas, se han dado
situaciones.
—Okay, entonces mejor estar
alerta—aconsejó Riker.
Llegamos a mi calle y entramos en
mi casa. Más bien, yo entré; los otros dos se quedaron afuera conversando y
aprovechando el friíto de la medianoche.
— Oh, ____ (TN), ¿qué pasa? ¿Qué
buscas?—me preguntó mi madre con un bostezo cuando entré a la casa.
—Los fuegos artificiales—respondí.
Los vi en una mesita en el
comedor. Los tomé y salí rápidamente de la casa. Fui a encontrarme con Rocky y
Riker que estaban afuera, en mitad de la calle, admirando el despliegue de los
fuegos y riéndose de un chiste que no alcancé a oír.
A unos 500 metros, en el parque
había un fuego. Fuego… ¡Había olvidado los fósforos
por completo!
—Ten. —Le entregué los cohetes a
Riker—. Ahora vuelvo.
Entré corriendo a la casa y
busqué en la cocina. En menos de un minuto ya estaba afuera con los hermanos
Lynch y una caja de fósforos de madera. Riker y Rocky estaban muy serios
mirándome.
— ¿Qué sucede, chicos? —me atreví
a preguntar.
—Tenemos un problema, _____ (TN)
—dijo Riker—. Un gran problema—se corrigió—. Gravísimo. —Rocky no hacía más que
asentir mientras Riker continuaba poniéndole drama al asunto.
—Dile lo que leímos—ordenó Rocky,
morboso, en voz baja; mientras le pasaba el cartucho de pirotecnia. Los
disparos de fuegos artificiales ya estaban cesando. ¡Estábamos perdiendo el
tiempo!
—Aquí dice… —Riker tomó el
cartucho con firmeza y lo acercó a la luz de una luminaria de la calle—. “Usar
solo bajo la supervisión de un adulto”…
O_o
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Hola! Feliz víspera de Navidad. Hoy es 23, pero imagino que leerás esto ya el 24 o sino después.
Aviso!!! Este es el penúltimo capítulo de esta cuarta parte y de esta tercera temporada. Gracias a mis lectores de Francia, Alemania y Estados Unidos. Son quienes siguen leyendo mis entradas aún después de lo que pasó con el URL de este blog. Espero que eso no vuelva a suceder y puede recuperar algo de mi vieja audiencia. Como sea, gracias por estar leyendo esto, por haber estado durante todo el año aunque no publicase mucho y por hacer que esta temporada por fin culmine.
Subiré los últimos dos capítulos con motivo del cumpleaños de Ross el miércoles y el jueves de la próxima semana. Y así acabará esta temporada.
beso a todos 😙 y ... Les comparto este villancico (porque ya mañana es navidad) y por tradición en este blog
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