Riker decidió que bajáramos y les
comunicáramos a los demás que ya estaba bien. Las cosas poco a poco fueron
normalizándose y la madre de Riker pronto me aceptó en su casa. Los chicos
seguían teniendo problemas para adaptarse, entre ellos problemas legales.
El tiempo pasaba y yo trataba de no
pensar en Rocky de manera que me lastimara; me ocupaba totalmente el tiempo mis
deberes del colegio, mis deberes en casa, la música y lo que debía hacer con
los chicos. Le había prometido a Ross que le iba a ayudar con la legalización
de su auto. Fueron duras jornadas en el municipio hasta que le conseguí su
permiso de circulación. Ross era el único que tenía ese permiso, por lo tanto
era el único que podía manejar y era el chofer de todo mundo; pero Rydel no
estaba, así que por lo menos no tendría que hacer viajes extenuantes al salón
de belleza o al Spa.
Cierto día conseguí un poco de
tiempo libre y revisé mi calendario. Ya era entrado noviembre y los exámenes
finales se aproximaban. Mis notas estaban muy bien; mucho mejor que en años
anteriores. Mis padres decían que era porque Rocky no estaba conmigo. Pero yo
tenía mis razones para tener excelentes calificaciones: la universidad me
aguardaba.
Después de que le salvé la vida a
Riker, él fue mucho más agradecido conmigo que como había sido antes. Pero igual
seguía haciendo énfasis en las “indicaciones” que había dejado mi novio sobre
el contacto físico conmigo. De modo que yo sería una fémina solitaria. Yo no lo
podía permitir.
Varias veces lo incité a que
rompiera las reglas de Rocky y me tomara por la cintura, se acercara a mí, me
abrazara con fuerza; como hacíamos antes. Sí, lo sé, yo era muy atrevida porque
tenía novio y no lo respetaba; pero de cierto modo Riker me excitaba. Durante
mucho tiempo él estuvo sintiendo lo mismo por mí y yo no lo notaba; ahora que
no está Rocky y no sé nada de él, Riker parece una opción más saludable; pero
él no quiere y eso es lo que me mantiene enganchada.
Un día logré que Riker se pusiera
romántico. Riker se veía muy sexy. Sus brazos peludos me rodearon la cintura,
su pava me acarició la oreja correspondiente y su barba me cortaba la mejilla y
me hacía cosquillas. Riker me dio un beso turco muy apasionado, pero no llegó
siquiera a rozar mis labios. Estuvo cerca pero se detuvo declarando que Rocky
sabría que él hubiere besado mis labios la próxima vez que él los besara y no
quería buscarse problemas. Apretó fuertemente mi cintura, como si quiera
deshacerse de algo y luego se fue, dejándome pensando y con el corazón en la
garganta mientras una mariposita revoloteaba en mi estómago. Eso fue el día de
Halloween.
Esa misma noche los chicos le
hicieron una videollamada a Rocky. Se encerraron todos en una habitación y
encendieron el computador. Yo estaba consciente de lo que ellos iban a hacer y
de la instrucción que Rocky había dejado para mí. ¡Me lo había dicho en persona!:
“No me llames, no me chatées, no me escribas; no quiero saber nada de ti. Pero
si me llego a enterar de que andas con otro…” Sin embargo yo quería ver tan solo
por medio segundo o menos el amado rostro. En esos instantes volví a recordar
lo que yo sentía por él. Todos mis pensamientos debían dirigirse a él, porque
es la única persona a la que le puedo dedicar todo mi amor; a los demás les
puedo tener cariño, un gran afecto, pero no puedo sentir todo lo que siento por
Rocky. En esos momentos recordé los hermosos ratos, inmemorables, que habíamos
pasado juntos antes de que él marchara a la capital. ¿Cómo puede ser posible
que si él no está mi amor se extravíe? ¿Soy tan niña que no puedo sostener una
relación amorosa a las pocas horas que él no está cerca; y mientras él está soy
otra totalmente diferente? ¿Por qué no puedo ser la misma, invariable? No puedo
enloquecer por un chico. El amor cambia la vida, pero si lo hace para mal
entonces ya no es amor.
Por un resquicio de la puerta. Vi su rostro. Estaba tan cambiado y tenía más barba. No se había afeitado y su voz se escuchaba más gruesa con un acento bastante distorsionado: ni gringo ni latino. De pronto vi que su vista se dirigió hasta donde estaba yo. ¡Me había visto, no hay duda!
Por un resquicio de la puerta. Vi su rostro. Estaba tan cambiado y tenía más barba. No se había afeitado y su voz se escuchaba más gruesa con un acento bastante distorsionado: ni gringo ni latino. De pronto vi que su vista se dirigió hasta donde estaba yo. ¡Me había visto, no hay duda!
Salí corriendo a esconderme. Me
encerré en una habitación y lloré amargamente sobre la almohada. ¿Qué estoy
haciendo con mi vida? ¡Soy tan p*rra!
Después de todo lo acontecido,
recogí mis fuerzas regadas y me largué a mi casa. El niño Ross intentó
seguirme, pero no le hice caso. Había dejado de llover hacía unas horas y el
ambiente estaba frío. Llegué a mi casa y me encerré en mi cuarto.
Al día siguiente ya era el
cumpleaños de mi amado. Fue un día lúgubre, muy oscuro. Era un sábado, por lo
tanto tenía práctica con el equipo de voleibol. Por alguna razón era un día de
vacaciones para much@s. La práctica fue muy aburrida y hacía mucho calor en el
gimnasio del colegio. A pesar de cuanto sudé por el calor y el ejercicio físico
no logré olvidar lo de la noche anterior. Me sentía como el ser más miserable
sobre la tierra. ¿Por qué me sucedían estas cosas a mí? ¿Estar enamorada es un
pecado?
Riker fue a recogerme. Sentí el
ambiente muy tenso. Riker quería contarme algo de la noche anterior, pero no se
atrevía; sabía que le era prohibido.
-
¿Y bien, Riker?—inicié el diálogo.
-
¿Qué pasa?—contestó apartando su vista
solo un poco del volante.
-
¿No me tienes que contar algo?—esperó un
poco antes de responderme.
-
Es verdad que aún no tengo los papeles
al día para circular con mi auto por aquí, pero estamos a las afueras de la
ciudad y como tú dijiste las autoridades no son muy rígidas aquí. Pero ya sé
que igual tengo que registrarme en el municipio.
-
No me refería a tu auto, tontito—le
contesté—Lo de anoche…
-
_____ (TN), sabes muy bien lo que dice
Rocky, tu novio. Yo solo soy tu futuro cuñado.
-
¡Ugh! ¿Y desde cuándo tú eres tan
formal? Tú no eres así cuando me besaste en Buenos Aires.
-
_____ (TN), por favor no empecemos que
todavía es muy temprano; ni siquiera ha salido el sol.
-
Riker, el día está nublado. El sol no va
a salir hoy, pero va a hacer mucho calor.
-
Querida, yo no tengo ninguna necesidad
de buscarme problemas con mi hermano que es tu novio. Recuérdalo y recuérdamelo.
No dije más nada. Se supondría que
esa conversación me dejaría pensando, mas no lo hizo. Yo ya estaba acostumbrada
a pensar demasiado, que no me daba cuente de que lo hacía en esos instantes;
era inconsciente para mí. De entre mis pensamientos sí saqué algo productivo:
mi vida estaba cambiando poco a poco. No sabía si era para bien o para mal ese
cambio, pero tiene que ver con Rocky. Y otra cosa: estaba sola enfrentándome a
ese cambio. No sería fácil mi vida desde entonces.
Los exámenes finales iniciaron un
día como hoy jueves 6 de noviembre. Era la semana oficial de exámenes era del
10 al 14. Ya yo había iniciado mi ritual de purificación para la buena suerte
durante la semana de exámenes. Estaba encerrada en mi habitación, aislada de
todo el mundo para poder estudiar historia y geografía. Los chicos me ayudaron
un poco a prepararme, pero la mayor parte de mi preparación dependía de mí
misma. Llegó el día 6 y tuve mis primeros exámenes que suelen ser música,
geografía, literatura. Los pasé todos con muy buenas calificaciones.
El día del cumpleaños 23 de Riker,
estábamos algunas en la sala de su casa viendo la avalancha de tweets
felicitando a Riker. Era un sábado también y eran como la una de la madrugada
en Los Ángeles. Ninguno de los fans de R5 sabía que los chicos no estaban ahí.
Pero mejor así.
El día transcurrió rápidamente y la
celebración se fue acortando. Stormie cocinó muy rico para Riker y para el
resto de nosotros. Yo fui a la práctica de voleibol acompañada por Riker, y lo
abracé y besé (en la mejilla).
Por la tarde traté de poner mi
mejor sonrisa, pues era el cumpleaños del Rey de la casa y nosotras éramos sus
musas. Pero lo que intentaba era mejorar las cosas sin retirar lo que bien nos
hacía. Riker estaba excitado por todos los agasajos que le hacía que me
entendió mal mis pretensiones.
Ambos estábamos en el patio de la
casa de los Lynch. Era un espléndido día y ambos sonreíamos como enamorados.
Pero sabíamos que no podíamos ser los enamorados de esta historia. De pronto
Riker inclinó su cabeza un poco hacia la izquierda y habiendo ya violado mi
espacio personal, puso su mano en mi hombro cerca de mi cuello, acercó su boca
a la mía y me besó los labios tan delicadamente como tratando de no arrugar los
pétalos de la flor más hermosa de su Señor.
Riker pasó de delicado a frenético.
La historia se repetía y yo había caído de nuevo en la trampa del amor. Metió
su mano dentro de mi chaqueta y de mi blusa, estiró la tira de mi brasier e
intentó tocar mi espalda por debajo de la ropa. Se estaba tornado en pesadilla.
Creí desfallecerme. Tal vez eso ayudaría. ¿Y si me hacía la muerta… tal vez me
dejará vivir con menos daño?
No sabía qué hacer, y francamente
estaba tomando en cuenta la idea de dejarme desfallecer, quedarme inconsciente.
Una voz inocente salió de la nada.
Era un ángel con cabello de ángel. Un rubio reta a otro rubio. El más joven
gana. El otro se lleva una nariz rota.
-
¿______ (TN), te encuentras bien?
-
Sí, estoy bien. Gracias Ross—le
contesté.
-
Te llevaré adentro. Éstas no son buenas
experiencias—dijo él.
-
Gracias, de nuevo.
Ross se llevó a su habitación y yo
me quedé estática. No quería caer de nuevo por ingenua. ¡Ya está bueno de ser
ingenua! No quiero volver a caer en estas trampas tan ciegamente. No puedo
vivir así. Es un fastidio.
Quisiera tener unas gafas que me
permitieran ver cuando alguien tiene buenas intenciones conmigo y cuando son
malas sus intenciones.
-
Oye, sabes, si no te sientes bien puedes
irte a donde te sientas mejor o más cómoda—dijo un poco temeroso el pobre Ross,
no sabía qué decir en esa situación.
-
Me voy a mi casa—contesté por no ser
descortés al salir de su habitación.
Ross se quedó con cara de “eso no
era a lo que me refería”. Igual no me
impidió salir de su habitación. También salí de su casa y llegué a mi casa
antes de que cualquiera se diera cuenta.
En mi casa estaba mi madre
esperándome. Tuve una amena conversación con ella y ella me llevó a
reflexionar: ¿es correcto el derecho que el estoy dando a Rocky? Siempre he
sido muy entregada para con él. Le he dejado que me tocara y ha sido cosa de él
que no tuviéramos relaciones. ¡Oh!, pero luego me recordé de que Rocky había
afirmado que me había violado, lo cual era mi culpa, porque la única barrera
que los separaba del coito era que él no quería hacerlo todavía; sin embargo él
no se pudo controlar en un momento y esa barrera se rompió. Yo había quedo
desvergonzada, desvirtuada y sin honra, y él seguía haciéndose el santo
diciendo “no quiero que lo hagamos todavía”, “eres muy inocente”, cuando él
sabía perfectamente que lo que hizo ya no lo podía revertir tratando de hacer
que yo me sintiera tan inocente como antes.
Tenía que hacer algo respecto a
Rocky. Pero todavía faltaba tiempo para que volviera de la capital y yo tenía
que estudiar.
Tomé mi libro de geografía, pero
antes de abrirlo y comenzar a estudiar, tomé un cuaderno que tenía en desuso
con unas páginas sobrando, y escribí mi compromiso.
He sido usada mientras ciega
he estado. Ahora que he visto la luz y la oscuridad de sus ojos, no permitiré
que se vuelva a repetir. Es momento de saciar mi alma de venganza. El que me
hizo sufrir, me rompió el corazón y profanó mi alma ha de sufrir por todos sus
pecados. Él ha de ver a través de mis ojos. Si mi enojo lo lastima en exceso,
es porque jamás fue consciente de lo que hizo. Lo es. Y por eso cae sobre él
todo mi enojo. No permitiré que me vuelvan a usar como antes fui toalla de
baño. Seré más fría, aislada; a ver si aún hacia él es capaz de hacer llegar su
dizque amor a las zonas frías a donde me he de internar.
Me sentí a gusto, lo firmé y lo feché. 8 de noviembre, una
fecha importante. Entonces sí tomé mis
libros y retomé mis estudios. Ciertamente estaba muy cansada y enojada que no
podía concertarme en mis estudios, pero ya estaba acabando el año escolar,
estaba terminando mi educación básica y me graduaría ese año, y el siguiente
iría a la universidad. No podía perder el tren estando tan cerca de la meta
final. Eran mis estudios de 11 años los que terminaban con esos exámenes, por
eso eran importantes.
Cuando terminé de estudiar el primer examen, fui donde mi
hermano para que me tomara los temas de ese examen. Cuando llegué a mi casa
eran las tres y media de la tarde. Cuando terminé de estudiar la primera
materia ya eran casi las siete de la noche y cuando terminé la prueba con mi
hermano ya eran como las nueve y media. En total estuve más de seis horas
dedicada entera a mis estudios.
Cuando terminé mis seis horas de estudio, me sentí tan
cansada que me fui a dormir sin siquiera cambiarme de ropa. Al día siguiente
tendría que dedicar tal vez nueve horas el segundo examen.
Cuando me desperté ese domingo 9 de noviembre de 2014 lo
primero que vi fue la luz de mi teléfono. También se me había olvidado apagarlo
anoche. Se había encendido el teléfono porque Riker me había mandado un
mensaje:
Por favor, perdóname. No quería
hacerte lo que te hice. Déjame acompañarte a la misa hoy, domingo. :@
Leí el mensaje, lo cerré, dejé el teléfono en la mesita y me
revolqué por toda mi cama. De veras que no tenía ganas de levantarme de mi
cama. Había estudiado demasiado el día anterior que todo me daba vueltas por la
cabeza, los planes, temarios, cuestionarios, preguntas, respuestas, mapas,
ciudades, bolsas, estadísticas, tazas de mortalidad, datos demográficos… es
obvio que mi examen era de geografía. Odio que ese sea el primer examen.
Para matar a mi pobre
mente, ese domingo, que debiera ser para descanso, me esperaban aún más horas
de estudio incesante.
* * *
Finalmente
me levanté de la cama y luchando contra la artritis estiré todos mis huesos y
me fui al baño. Salí, me vestí y luego fui a desayunar. Mi mamá estaba en el
comedor desayunando con mi hermano y mi desayuno estaba servido. Ya estaban
listos para ir a la misa.
Me senté a
la mesa a comer y vi a Riker entrar por la puerta principal. Llevaba las
compras. Mamá le habló en español y le dijo que dejara los paquetes en la
cocina. Me sorprendió mucho, uno; que Riker estuviera en mi casa y dos; que mi
madre lo haya apreciado lo suficiente como para enviarlo a hacer las compras.
Luego de
dejar los paquetes en la cocina, mi mamá le sirvió desayuno a él también. Riker
se sentó en nuestra mesa a comer. Me sentí incómoda. Riker me lanzaba miradas
que me decían “no te estoy ofendiendo, ¿verdad, _____ (TN)?” Y no lo hacía,
pero sí me provoca incomodidad. ¿Qué hacía ese loco en mi casa, comiendo en la
misma mesa que mi hermano, madre y yo? ¿Y por qué a mi madre sí le agrada más
que Rocky?
-
_______ (TN), tu amigo Riker es mucho mejor mozo que tu
novio—me susurró mi mamá.
No respondí nada. De cualquiera forma no me agradaba esa
situación. Era tan incómoda y presentía que por muy rosada que se veía, pronto
todo se truncaría; lo repito, ¡me sentía incómoda!
Terminamos de comer, pusimos los platos en el fregadero y
salimos en el auto de Riker, para la misa. No me había dado cuenta de que
estaba estacionado afuera. Igual no me iba a querer fijar en qué había o no
afuera de mi casa habiéndome levantado hacían tan pocos minutos.
Fue muy temerosa de todos los movimientos que efectuaba
Riker. Encendía el aire, luego la radio… notaba que yo lo miraba seriamente y
luego la apagaba. Pero como mi hermano—desde atrás—le decía que la encendiera,
volteaba a verme y yo, bajando la mirada, permitía que él la dejase encendida
Llegamos a la iglesia, nos bajamos del auto, Riker lo apagó y
luego marchó junto a mí que lo esperaba. Mi madre y mi hermano ya se nos habían
adelantado. Riker venía detrás de mí como un guardaespaldas, pero en realidad
era yo la que estaba cubriendo sus espaldas.
Entramos al templo, saludé al crucifijo, me persigné y fui a
buscar asiento. Riker todavía no dominaba bien el español y tuve que susurrarle
varias definiciones de las lecturas y la homilía mientras el transcurso de la
misa; lo cual resultó algo incómodo porque agotaba y no me permitía escuchar la
misa, pero lo hice solo por no romper la paz entre nosotros dos.
Desde que llegamos Riker estaba mirando a una muchacha muy
guapa que canta en el coro. Y cuando la oyó cantar… el canto de entrada, el ten
piedad, el gloria… me complací al ver su cara de placer. De verdad que Angélica
canta como un ángel, pero nunca había visto que produjera ese efecto en un
hombre de la talla de Riker.
En el momento de la paz le dije a Riker se acercara a
conocerla más de cerca. No quiso, le dio pena. Pero al terminar la misa sí lo
hizo. Estaba sonriente y seguro que nada más cruzaba por su mente; ni Madie, ni
yo, ni Rocky, ni la banda. Nada. Su mente estaba en blanco.
-
Angélica tiene 26 años y está soltera. Aprovecha, ve y conócela—fueron
mis palabras de ánimo para Riker, que pronto sí se cumplieron.
Terminó la misa y Riker no quería dejar de hablar con
Angélica, pero ella tenía que empacar todo el equipo—en lo cual muy bien le
ayudó Riker, porque conoce de eso—, pero él también tenía que llevarnos a
nosotros, de vuelta a casa a mi hermano, a mí y a mi mamá.
Interferí en la conversación entre Riker y Angélica para
lograr acabarla. Riker salió de la iglesia con una sonrisa en su cara, como si
la Iglesia logró que se convirtiera. No me sentí a gusta con que Riker
estuviera enlazándose con otra chica, pero no tenía nada que ver con que yo
sintiera algo mucho más fuerte por él o que quizás me estuviese desenamorando
de Rocky. Era solo que tenía un fuerte presentimiento dentro de mí de que si
Riker iniciaba una relación fuera de nuestro círculo, se arriesgaría a un
sufrimiento inminente y fortísimo. Yo quiero y siempre he querido a Riker;
estemos o no juntos, él es como mi segundo hermano <3.
Cuando llegamos a casa, lo primero que hice fue tirarme en la
cama e intentar dormirme. Me sentía muy cansada y sin razón. Después de unos
minutos me levanté porque hallé muy incómodo estar acostada en el lecho; y
luego, para acabar de joderme, recordé que mi misión de ese día era estudiar la
segunda materia que era… ¿Cuál era?... Oh, no me acuerdo. Fue hace tantos años
que no me acuerdo. Pero no importa.
Ya eran las cinco de la tarde y todavía no podía aprenderme
la penúltima lección. Eran como cinco lecciones para el examen y ya en ese
punto mi mente ya no daba más.
Hacía mucho calor. Me tomé y jugo de naranja con zanahoria y
descansé un rato. Riker estaba conmigo; apoyándome, como un hermano. Ya a las
seis retomé el estudio. Riker estuvo conmigo acompañándome hasta temprano por
la mañana; y por temprano por la mañana me refiero a las dos de la mañana. A
esa hora fue cuando logré aprender la lección. Si no fuera por Riker jamás me
hubiera aprendido el temario de ese examen. Creo que fue el más difícil.
Estando yo sola me hubiera desmayado a la hora de haber empezado a estudiar.
Pero Riker estuvo ahí para evitar que eso sucediera. Riker me sostenía la mano
cuando sentía que se me bajaba la presión, y me apretaba duro haciendo la
sangre me regresara al cerebro.
Solo a las dos de la mañana sentí completamente lista para
obtener la nota máxima en ese examen. Me levanté a la hora acostumbrada para ir
al colegio y me alisté. Desayuné y me fui para allá. Crucé el portón
sintiéndome la persona más afortunada del mundo. Nada podía pasarme teniendo la
protección de Riker.
Una sonrisa permanecía dibujada en mi cara y no había
borrador que pudiese borrar ese trazo de lápiz labial. A penas me entregaron el
primer examen sentí que toda la buena suerte del mundo estaba sobre mí; pero
cuando me percaté de que las preguntas no eran las que Riker y yo habíamos
estudiado hacían unas horas. Lo olvidé: lo difícil no era lo único del día.
También venía el examen que había estudiado antes.
Hice un esfuerzo sobre humano para internarme dentro de los
archivos de mi mente e intentar recordar lo que había estudiado el sábado.
Entonces recordé que Riker también hubo estado conmigo cuando yo estudié para
el examen de geografía. Ahí fue cuando me recordé. Todas las preguntas las
había aprendido bien. Recordaba todo lo que decía Riker de cada una de las
preguntas. Para todo él tenía una historia, y como las sabía todas, y recordaba
los chistes, los cuentos, las anécdotas, pude recordar perfectamente todo lo
que venía en el cuestionario. Llené todo el examen, le puse mi nombre al final
(porque como siempre se me olvida el nombre y voy directo a las preguntas y al
final es cuando me recuerdo de eso), volteé el examen y me sentí feliz conmigo
misma.
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Es realmente increíble sentirse bien después de hacer un examen final.
Yo ya terminé de hacer exámenes y estoy feliz de la vida en mi casa.
Por otro lado quiero resaltar una parte que está ya resaltada con otro color. está escrita como cita, y efectivamente está citado de un libro fantástico no escrito que existe paralelamente a esta historia. No creo que algún día lo escriba porque es como un diario más personal que este, y como la novela ya está escrita en primera persona, no creo que sea necesario.
Esta cita declama algo muy profundo que siente nuestra protagonista. Solo quería remarcarlo, ya que ya está todo bien explicado.
Jeje riker toma prestado los labios de tn
ResponderBorrarY encima de q se acosto con madie quiere levantarse a la q canta en el coro de la iglesia:O:O:O