jueves, 10 de diciembre de 2015

Capítulo 13: Capítulo 59 (conteo general): "En el río de mi casa"


Narra Riker:

Lo reconozco, mis intenciones eran dobles. Por un lado quería poner celosa a María, más de lo que ya estaba. Por otro lado quería tener una relación con Madeleine. Empecé por el lado equivocado, pero es que la intención no era esa desde un principio.

Madie estaba contenta. Se entregaba con pasión y me creía ya su poseedor. Me creía su esposo, su marido, el padre de sus hijos. Ella estaba felizmente ignorante a lo que sucedía a su alrededor. Pero así me gustan las mujeres. Ella estaba concentrada en hacer el amor conmigo, como a mí me gusta; en complacerme. Ella me estaba haciendo feliz. Así lo era yo.

Ambos disfrutábamos de gritar sin miedo y sin pena lo que sentíamos en esos momentos. Pero de pronto, otros gritos se escucharon en la misma zona. Hice una pausa en lo que estábamos haciendo. Madie se asustó, pero le pedí que se tranquilizara y que escuchara.

Lo que escuchábamos era definitivamente _____ (TN) + otro hombre. ¿Cuántos hombres había en la casa en ese momento? Yo estaba con mi novia verdadera. Mi padre estaba con mi madre haciendo yo no sé qué clase de cosas. Rocky estaba fuera de la provincia. Ryland estaba en la habitación de al lado—justamente en la habitación en donde se escuchaban los gemidos de placer—jugando videojuegos. Y Ross estaba con el harén. ¿Quién será el responsable de causar el despertar del placer de _____ (TN), si Rocky—su novio—está lejos?

Mi mente luchó por encontrar la respuesta. Sé que el asunto no me competía, pero yo aun así quería saber—pícaramente—quién era ese que se la había llevado a la cama. Tal como lo hice yo con Madeleine.

De pronto, los gritos cesaron y se escuchó el murmullo de una conversación y una risa pícara. La risa de _____ (TN) era tan excitante. Luego hasta pudimos escuchar el resonar—por la acústica del lugar—de los labios al juntarse, lógicamente por un beso de piquito. Madeleine me miraba deseosa, supongo que temía que me desviara de la situación. Ella estaba totalmente desnuda, pero yo no del todo. Madie se acomodó en la cama, se acercó a mí y me besó hasta hacer resonar nuestros labios más fuertemente que los del vecino. Luego nos acomodó y me quitó la camiseta. Ahora sí estábamos totalmente desnudos.
Seguí con el jueguito que a Madeleine tanto le había deleitado hasta entonces. Nos miramos y yo era el dominante. Siempre fui el dominante y ella se dejaba dominar de una manera que nunca antes había presenciado en alguna otra dama. Sus ojos demostraban la elegancia de familia con la que hacía todo. Ella era, y sigue siendo, una reina hasta en hacer el amor. Pero aquella noche descubrí la verdadera joya que tenía en mi poder.

Entonces, inoportunamente mi teléfono sonó, y aunque estábamos en medio de un apasionadísimo beso, dejé a mi chica y contesté el teléfono.

-          Hola—dije en el teléfono.
-          Hola, hermanito mayor—escuché la voz de Ross— ¿Qué tal te ha ido con Madie? —me preguntó.

-          Quiero saber, primero de ti, Ross qué tal tú allá. ¿Tienes alguna virgen esperando por ti, celoso? No la hagas esperar—le dije.

-          Oye, hermano, responde tú primero—me reprochó Ross.
-          Ross, yo no hablo así de una dama, y más cuando la tengo en frente y es el diamante que más brilla en esta habitación—dije—acariciando la mejilla de Madie.

-          Oh, Riker ya te pusiste romántico. Sabes qué, si tengo a una virgen aquí. Mejor te dejo, te veo mañana—respondió Ross cortando la llamada antes de que yo pudiera ni respirar.

Narras tú

Me molestó un poco que los chicos se refirieran a mí como una virgen esperando por Ross. Eso no fue agradable; pero tuve que decirme a mí misma que ese es el lenguaje de los hombres. Y para que tuviese más sentido todo lo que estábamos haciendo, Riker no debiera ni sospechar que yo estaba detrás de todo eso, por eso dejo que los hombres se expresen como ellos hacen.
Cuando terminó la conversación, Ross se disculpó por el impulso que había tenido y me devolvió las prendas de Ropa que me había quitado. Yo me cubría con una sábana, para que Ross no me viera ni le entrara otro ataque de lujuria. Ross se levantó de la cama y caminó—en calzoncillos—hasta desaparecer de mi vista.

Rápidamente me terminé de vestir y salí de la cama. Escasos minutos después llegó Ross—todavía en calzoncillos—y me abrió la puerta para que saliera. Ahí afuera estaba Ryland y cuando vio a Ross en calzoncillos y yo saliendo de la habitación, le entró un ataque de risa peor que el ataque de lujuria de Ross.

El tiempo transcurrió despacio, pero mis pensamientos eran tan pesados que para mí todo era convulso, hasta el tiempo. Aproximadamente dos horas después de los sucesos en el cuarto de Ross—ya era casi medianoche—, vino él mismo a la sala de estar, en donde estaba yo tratando de aclarar mi mente. Empezó a hablarme de Rocky. Justo en el peor momento, en el que me había olvidado de que la razón por la que mi banda favorita estaba viviendo en mi vecindario era por mí y por Rocky, cuando me olvido de la supuesta relación que tengo con él; en ese momento es cuando Ross me lo mete por los ojos en la cabeza. Y  comienzo a pensar en lo de antes. ¿Qué rayos estará haciendo ese loco en la capital? ¿Habrá conocido a otra? ¿Por qué me pidió que no me comunicara con él durante un mes entero? ¿Será cierto que es esto una “prueba de amor”, o se está aprovechando de mí para dejarme regada o para encontrarse con otra allá en la capital?

-          ______ (TN)…
-          ¿Ross, tú crees que Rocky me ama?—pregunté bruscamente.

-          _______ (TN); Rocky te ama como ninguno de nosotros pudo. Él es el indicado para ti, porque es el único que puede sentir todo eso que él siente por ti. Nosotros solo podemos tenerte cariño y respeto—respondió él.

-          ¿Y si siento miedo porque él esté lejos, qué puedo hacer si Rocky me pidió que no lo llamara, ni le texteara ni lo buscara en redes sociales, nada de eso…?—expresé mi gran duda.

-          Quédate callada  y haz lo que te pidió mi hermano. Si al final de este mes, Rocky te deja o pasa lo que no esperas que pase, ya podrás reclamarle a Rocky y arreglar cuentas con él. Empieza dando el ejemplo tú misma antes que él quiera exigirte algo. Si le eres fiel, él te será fiel; si no lo es, las tienes todas a tu favor; y si sí lo es, no puede exigirte nada extra porque tú seguiste lo que mandó.

-          ¿No has pensado en volverte estratega político? Wow, Ross, eres mejor dando consejos que las chiquillas—lo alagué.
-          Gracias, ahora: ¿qué es lo que te preocupa?—me senté más cerca de Ross…

-          A parte de Rocky, también está Riker—Ross me miró con cara ya casi de aburrido.
-          ¿Qué hay con Riker?

-          Sabes… tú y yo debemos hacernos cargo de él, a pesar de que ambos somos muy menores que él, debemos cuidarlo.
-          ¿De qué?

-          De que comenta errores. Me refiero a Madie: le quitó la virginidad y ahora no la puede dejar desamparada y peor aún si queda embarazada…

-          Cálmate, ____ (TN). Con la llamada de enante comprobamos que Riker está enamorada de verdad de Madeleine. Él no la va a dejar, ni aunque ella quede embarazada después del encuentro de hoy—de pronto oímos a Riker y Madie de nuevo— ¡Qué barbaridad! Parece que más que la virginidad, Riker va a quitarle el alma.

-          Me parece extremadamente raro que Riker quiera seguir haciendo alarde de esto. Si yo fuera Riker, sería más silencioso.
-          ¿Tenemos el audio de Riker y Madeleine, verdad?

-          Sí—contesté.
-          Bueno, si pasa algo, nosotros tendremos pruebas de lo que pasó aquí. Vete tranquila, no debes preocuparte por nada.

-          Ross, es casi medianoche, no voy a salir de esta casa. Allá afuera mucho frío…

-          ¡¿Frío?! Mujer, tú no sabes lo que es frío—me paré bruscamente y me puse en posición de retar.
-          ¡Salgamos, pues! A ver cuánto frío aguantas…

Llevé a Ross tomado de la mano, y salimos de la casa. Ross se sintió muy normal. De repente, cuando Ross menos se lo esperaba, le quité la camisa despreocupadamente. Ross se enojó porque dejé a la luz de las iluminarias de la calle sus perfectos abdominales. Me persiguió por casi toda la calle, buscando su camisa. Me negué a entregársela, hasta que me confesó que tenía frío; que en serio tenía. Me burlé de él en su cara y entonces le entregué su camiseta. Pero antes de ponérsela, Ross me miró sexy y me dijo: “¿Verdad que soy sexy sin camiseta?” “Si hiciese calor, pero como hace frío, no puedo notarlo”, le respondí. “Oh, vamos, sí puedes sentir cuán caliente soy aunque haga menos 50ºF.” “Está bien, si tú lo dices”.

Entramos a la casa y recibimos una regañada de parte de los padres de Ross. Luego su madre le habló de una forma que no puede entender casi, pero sí capté que Rocky había dejado condiciones estrictas de cómo debían relacionarse sus hermanos conmigo. O sea, en pocas palabras, Rocky había dicho que yo debía ser la princesa de la casa, la más casta de todas y vivir como un maniquí, porque no quería que yo tuviera contacto físico con ninguno de sus hermanos. ¿Qué se está creyendo Rocky que puede mandar condiciones extras, por un mensaje de texto, privándome hasta de lo intocable?

Stormie me mandó a dormir a la habitación de Rocky, junto a sus otras cosas olvidadas.  Aún no había pasado una semana desde la partida de Rocky hacia la capital, y todavía estaba vivo su aroma en la almohada. Sobre esa almohada dormí lo que restó de esa noche.

No pude consolidar mi sueño. Las maripositas se me revolvían en la estómago al tiempo que recordaba los buenos ratos que pasé con Rocky antes de que se fuera.

Al día siguiente tenía que ir al colegio, y lo había olvidado. Por suerte no tenía tareas y pude ir tranquila. En casa de los Lynch la hora de levantarse es más tarde que en mi casa. Llegué antes de que comenzara a llover y me  fui con mi hermano en el auto de mis padres.

Así como esa noche, en el cuarto olvidado de Rocky, pasé muchas otras. El domingo siguiente, en la tarde, fui de paseo con Riker al río. Ya Riker había hablado conmigo y, obviando totalmente el tema de Madeleine, habíamos logrado reconciliar lo poco que nos faltaba en nuestra relación. María seguía enojada con Riker y él estaba buscando una manera de reconciliarse con ella; no dijo específicamente por qué, pero yo ya había leído en sus ojos el porqué: Riker temía que María llegare a hacerle una escena de celos enfrente de Madie, pero como Riker no quería hablar de Madie, no mencionó esa parte de su discurso.

Bajamos los dos juntos al río, hablando de muchas chicas, excepto de Madie. Intenté meterla en la conversación, pero Riker la esquivó metiendo a Ana en el baile. Según él, “Ana es una chica muy metida en la vida de los demás, que no tiene vida propia, pero que intenta abrirse un resquicio bien chiquito, chiquito para ver a Ross entre la relación de ustedes”.

Llegamos hasta la llanura del río y cruzamos el canal que separaba la isla de tierra firme. Estando en la isla, trepamos hasta nuestro lugar favorito en los árboles y continuamos hablando mientras sentíamos la brisa despeinar nuestros cabellos. Se sentía tan refrescante la conversación con Riker ahí. Riker estaba comenzado a sentirme cómo y a dejar que sus labios se expresaran libremente.
Pero Riker y yo manteníamos una relación de amistad y de hermandad; nada más, solo como lo mandó Rocky. Riker sabía perfectamente eso y sabía de cuáles privilegios debía privarse.

-          Vamos a nadar—Riker me miró raro.
-          Pero… Rocky dijo…

-          Vamos, no te atengas. Estamos prácticamente en el patio de mi casa—le contesté.
-          No traje vestido de baño—se excusó Riker.

-          Vamos, Riker—dije mientras me quitaba la blusa que cargaba en ese momento.

-          ______ (TN), no es en serio… ¿Te vas a tirar desde aquí?—preguntó asustado.
-          Claro. Tranquilo que sí llego.

Me tiré desde la rama en que estábamos y caí justamente en la parte honda del lago. Fue un clavado perfecto, y luego saqué la cabeza para reírme de la cara de susto y sorpresa de Riker.

Desde abajo incité a Riker a tirarse desde la rama en donde todavía seguía él. Riker, por el contrario, no quiso “arriesgarse” y se bajó de la rama para luego sentarse a la orilla del río y mojar sus pies. Yo me quedé ahí cerca, con ganas de tirar a Riker jalándolo por lo pies, como en las películas.

Riker me miró curioso mientras yo me abrazaba a sus piernas sin conseguir lo que tenía en mente. Pronto me cansé, y cuando consiguí despegarme de su pierna haciendo gesticulaciones de cansada, Riker se echó a reír tan solemnemente que me hizo sentir el momento jocoso.

Pero cuando Riker se descuidó por estar riéndose, lo jalé adentro del agua. Fue muy gracioso ver la cara de Riker casi ahogado. Riker parecía un niño burlesco de primaria que no sabe nadar. Se aferró frenéticamente a la orilla, a ese pedacito de tierra que se estaba erosionado y no podía sostenerlo. Luego Riker cayó de espaldas y yo lo apañé. Riker se extorsionó al sentir mis manos tocar su espalda. Supongo que el recuerdo de lo que mandó Rocky debió estarlo atormentando toda esa tarde. ¡Pero yo solo quería divertirme!

Riker se tranquilizó después de un largo rato. El agua del lago se sintió cada vez más tranquila; poco a poco. Riker se quedó quieto, flotando en su sitio, y yo también hacía mismo, sin mirarlo a él. No había peces en el agua, estábamos en la parte honda del lago y no había corriente. Todo estaba en paz. Entonces Riker decidió acercarse más a mí. Sentí la honda que provocó el movimiento de la mano de Riker; pero antes de que pudiera reaccionar ante eso, la mano de Riker ya estaba en mi hombro. Me volteé y vi a Riker sonriéndome.

Muy divertido me dijo: “Sí fue gracioso cuando te tiraste de aquella rama y yo me quedé mirándote asustado”. Reí también y Riker me tiró agua en la cabeza hasta hacerme ahogar de la risa y el agua. Luego me cargó en brazos hasta la orilla y me vistió. Entonces regresamos a mi casa, nos bañamos y nos vestimos; y Riker se puso ropa de mi hermano, lo cual fue tan extraño y gracioso a la vez. Riker se miró al espejo y no logró hallarle lo gracioso, mas sin embargo sí logró contagiarse de mi risa por lo que yo hallaba gracioso en su atuendo.

Luego de muchas situaciones awkard, Riker sacó mi guitarra y comenzó a tocar. Me senté junto a él y canté alguna melodía para acompañarlo. Mi hermano nos espiaba desde el marco de la puerta, celoso de nuestra habilidad para la música, e intentaba seguir el ritmo. Riker le enseñó algunas notas a Juan y por lo intentó encaminar en ese camino, pero desistió cuando íbamos para la tercera cuerda.

Eran ya casi las cuatro de la tarde cuando Riker se fue para su casa. Los chicos pretendían realizar el primer ensayo de la banda sin el genio entre ellos ni el arma secreta. No estuve presente en ese ensayo. Unas horas después me llamó María desesperada porque Riker se moría. Digo ¿qué? ¿Cómo que Riker se muere? Eso no puede ser.

Me apresuré en subir las tres calles que nos separaban. Llegué a casa de Riker y Stormie me miró feo. Subí hasta la habitación de Riker y encontré a mucha gente aglomerada alrededor del lecho de Riker; todos estaban atemorizados y nadie sabía qué hacer.

Me acerqué a Riker y lo vi todo pálido y sin fuerzas. Le pregunté cómo se sentía. Ninguna respuesta contundente. Pregunté qué había sucedido antes de que se pusiera así. Hacía solo una hora que yo lo despedí de mi casa. Según me dijeron Ross y Ryland, Riker se veía bien cuando llegó, pero no del todo enérgico. 

Después de algunas prácticas fue fallando cada vez más y poniéndose pálido, pero no dejaba de intentar que le saliera bien la voz. Entonces se desmayó, pero aún inconsciente tenía los dedos sobre los trastes correctos. Lo llevaron hasta arriba y despertó y quiso continuar con la práctica, pero estaba muy débil.
Intenté pensar qué era lo que estaba pasando con Riker. Desde que lo vi tuve la impresión de que no era una enfermedad; el cuerpo tiene defensas, de modo que una enfermedad bacteriana o viral no atacaría el cuerpo hasta llevarlo al borde de la muerte en tan solo una hora. Ahora, tomando en cuenta lo que me habían confirmado los chicos, todo cuadraba con que Riker estaba envenenado. ¿De dónde salió el veneno? No lo sabía, pero debía investigarlo.

No era un veneno artificial, era natural, como el de algún animal o una planta que tocó…

-          Riker, escúchame. ¿Estuviste cerca de algún animal esta tarde? ¿Tocaste algún animal mientras estábamos abajo?

-          No lo recuerdo…--contestó con las pocas fuerzas que le quedaban.

-          ¿Alguna planta que tuviera espinas?—ya temía lo peor.
-          Las que estaban en el camino—Estaba confirmado.

Sin decir más salí de la habitación y me fui a mi casa. Bajé lo más rápido que pude. Entré a mi habitación y saqué todo lo que necesitaba para mi misión. Un machete y un cuchillo eran suficientes. Salí por el patio trasero de mi casa y bajé al río. Encontré justo la planta que necesitaba, la corté y saqué la parte que contenía el antídoto y corté las otras ramas que sobresalían para que nadie más se pinchara con sus espinas.

Escuché el murmullo de las hojas secas-húmedas del suelo y las ramas de los árboles bajos que se movían. No tenía nada más con qué defenderme, así que alcé mi machete y lo puse en posición para defenderme de cualquiera que intentara atacarme. Está cerca, lo sentía él también. Asomó un ojo y luego se acercó con la cabeza gacha. Casi se la corto.

-          ¿Qué haces aquí, estúpido?
-          Quería saber qué pretendes hacer por mi hermano.

-          Rubio, no molestes; mejor ayúdame a llevar esto allá arriba, y no toques ninguna planta.

Ross y yo llevamos la cura para Riker bajo una tenue lluvia de octubre, algo normal para mí, pero un poco incómodo para él por la humedad. Llegamos arriba y todo parecía demasiado confuso para él. Aun así Ross se ayudó en todo. Preparé la cura y la llevé en un caldero para Riker. Entramos a su casa y Stormie continuó viéndome mal. No quiso dejarme pasar, pero yo le dije que solo quería ayudar a su hijo. Después de una larga charla, Ross me hizo subir a la habitación de Riker sin contar con la aprobación de Stormie.

Vi a Riker en medio de una escena que no me gustó para nada. Me recordó a las escenas de las historias de la época medieval en donde la medicina era tan pobre que no se sabía si el que estaba enfermo sobreviviría. Me temí que estuviéramos volviendo a esas situaciones tan tristes de la humanidad.

Me acerqué a su cama tan temerosa como lo ameritaba el ambiente de la habitación. Riker se exorbitó en su cama, intentó levantar la cabeza, pero no pudo; me miró fijamente como miope que mira a la lejanía. Me arrodillé ante su lecho y le presenté lo que tenía. Riker no podía creer nada; ni quería creer ni sabía porqué. Le dije que lo bebiera. Le ayudé a que no se le derramara. 

Después de que la pócima tocara su lengua, vi que Riker se puso verde. Le tapé la nariz fortísimamente y lo obligué a sentarse. Le di a que tomara obligándole a abrir la boca. Riker terminó de tomar y mi tarea estuvo realizada, pero yo no quise abandonar escena. Nadie entendía lo que sucedía, mas yo lo tenía todo planeado en mi cabeza.

Les pedí a todos que salieran pues quería estar un tiempo a solas con él. Eran tiempos difíciles y por más que me asegurara de tener un plan B o C, o D, o Z, siempre conseguía quedarme en blanco y pensativa. Riker era una de esas personas que influían demasiado en mi vida. Sin él yo no sería la que soy hoy. Hasta donde he llegado. Me miro al espejo y no me reconozco; pero sé que soy yo misma. He sufrido mucho y el mundo me lo recuerda, pero tan solo ver la expresión en su rostro recuerdo que aún hay esperanzas de ser amad@. Riker no me codicia, me mira con dulzura y espera atentamente a que le esboce una sonrisa. No espera nada a cambio de lo que me ofrece y siembre busca lo mejor para mí. Eso es amor. Rocky, por otro lado, sufre cuando no estoy con él, cuando soy viva y me paso de la raya; cuando sonrío demasiado por algo o alguien que no se refiera a él directamente… Es muy celoso… pero también quiere protegerme. ¿Qué he de hacer?

En estos momentos me doy cuenta de que no puedo irme dejando sufriendo a los que me aman; siempre hay alguien que sufre por amor. No podía permitir que Riker se fuera por una estupidez que fue mi idea, pareciendo muy inocente.
Él se veía bien con la cara coloradita. No había espuma en su boca; por el contrario sí una sonrisa, y los colores habían vuelto a mi cara. Su cabello despeinado caía sobre su ojo, pero éstos me traducían lo que el oculto no me decía directamente. Le sonreí en respuesta y nos abrazamos mutuamente. Sus fuerzas estaban volviéndole, y un arcoíris brillaba en mi corazón, a pesar de que afuera estaban cayendo rayos; de hecho uno cayó justo en el momento en que nos estábamos abrazando.  Pero no importaba que lloviera, tronara o relampagueara, yo iba a tener mi momento con él.


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XD me da risa como habla Riker:
  • Eso definitivamente era ____ (TN)+ otro hombre
  • Ross estaba con el harén (*ni que él fuera Muhtesem Yüzyil, Magnificent Century*)
  • Me gustaría--pícaramente--saber quién ha podido llevarse a Tn a la cama, así como yo hice con mi novia Madie
Jo, pero Riker sí es un Toro con Sida
¿Verdad que Riker y Ross son unos bandidos? ¡Jo, pero qué barbaridad de hombres!

AWWW ¿verdad que este capítulo es bien XD?
Riker en el fondo siempre va a querer lo mejor para Tn, y ella se siente abnegada por lo que él hace por ella. DE pronto siente que también lo ama. OH, aquí vamos de nuevo.
Solo faltan dos capítulos para que acabe este año
NO lo puedo creer
EL día 17 publicaré el 14 y el 24, el 15. Acabo de empezar a escribir ese último.
espero terminarlo antes de este lunes 14, que es cuando se estrena Star Wars, el despertar de la  fuerza. O.o yo leí ese libro!!

termino con esto de navidad, que por cierto lo voy a tocar en mi concierto el 17



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