Rocky se sentó en el sofá y me esperó ahí, Le traje un vaso
de agua, porque ya comenzaba a hacer calor. Aunque él no me lo pidió, yo sabía
que lo necesitaba. Me senté juntó a él y lo observé beber agua. Rocky se sintió
un poco asustado por verme así tan alerta como una gacela presintiendo la
presencia de un guepardo.
Rocky acabó de beber, puso el vaso en la mesa central de la
sala y me miró fijamente. Yo me despegué mis ojos de él.
-
Cuando me vaya—comenzó—necesito que
cumplas con algunas reglas que te voy a imponer—*What!*—. Necesito que las
cumplas y así sabré cuánto me respetas como tu pareja—asentí, esperando saber qué es lo que el grandioso Rocky Lynch pretende
imponerme.
Así fue como comenzó una larguísima hora de discurso.
Rocky fue muy explícito en cuanto a lo que YO debía hacer; me
estaba reglamentando, ordenándome qué debo hacer, planeando hasta cuándo voy al
baño… Sus palabras, más serias no podían ser. Sus ojos, lo único que me pedían
era que le obedeciera. No tenía ni la más mínima idea de qué estuviera
sucediendo dentro de su cabeza, pero estaba comenzando a temer cosas
terroríficas, inimaginables…
-
Estaré exactamente un mes fuera de la
ciudad; tendremos exactamente la misma cantidad de días, horas, minutos y
segundo lejos uno del otro—así inició—. No voy a llamarte a tu teléfono móvil y
te pido por favor que no llames, ni me textees.
·
*What!
¿Y este que se cree?*, me dije en mi mente.
-
Sí voy a llamar a mis
hermanos—prosiguió—, pero no voy a hablar contigo, no quiero saber de ti. No
quiere verte, ni saber qué piensas… Cuando regrese, lo haremos*.
-
Rydel es totalmente libre, así que no te
prohíbo hablar con ella por teléfono o por Skype, pero ella sabe que no quiero
que hables conmigo. No te veré ni escucharé tu dulce voz en un mes completo.
-
A pesar de mi ausencia, no quiero que
llegues a mis oídos que andas con otro—en ese momento, Rocky me tomó de los
hombros y me sacudió levemente, y me lo repitió—: No quiero que andes con otro.
Sabes que soy muy celoso y no quieres ni imaginar lo que va pasar si me eres
infiel. ¡Cuando regrese, lo haremos!*
*Oh,
my God. Ya vamos por ese punto…*, me dije en mi mente.
-
No me mires así, sabes que te quiero—yo
estaba comenzando a mirarlo con otros ojos, no me podría creer que ésa era la
persona a quién yo había dicho que sí. Rocky me abrazó suavemente a la altura
de los hombros y me volvió a repetir: “Cuando
vuelva, lo haremos”.
-
Eres la chica que mejor me ha tratado en
toda mi vida. Por eso te quiero poner a prueba, no es porque te quiera mal ni
porque… tú me entiendes—dijo, y me besó en los labios. Usualmente hubiera
esperado su mano traviesa intentando deslizarse por debajo de mi blusa, arriba
o abajo, y yo la repelería argumentando en nuestra conexión mental que aún no
era el momento, como él bien lo sabía. Pero esa vez su mano no intentó
escurrirse hasta llegar a alcanzar mi brasier; ni siquiera tocó mucho mi blusa
mientras me besaba amargamente.
“Cuando
regrese, lo haremos”. Algo hedía bien podrido en ese último beso de Rocky.
* * *
La situación, a ese punto, llegó a tanta incomodidad que no
supe en dónde encontrar palabras para cerrar esa conversación. Era viernes y yo
no tenía más nada que hacer.
Me di cuenta de que no habíamos paseado por la ciudad, y
tomando en cuenta que muy pocas personas en la ciudad conocen a la banda o ven
Disney Channel o de suerte conocen a Ross pero no al resto…, parecía simpática
la idea de pasear por la ciudad antes de separarnos y de que las reglas
empiecen a tener vigencia.
Al pasear por la ciudad la primera situación graciosa fue
cuando, antes de salir, le dije a Rocky que se pusiera bloqueador solar porque
el sol ya comenzaba a calentar, pero para él las temperaturas estaban muy
agradables y no muy calurosas, y el sol… ni se fijó—porque no sabe leer el
sol—. De todas maneras yo traje bloqueador solar en mi bolso solo para
molestarle cuando le comenzara a arder la piel.
Fuimos al centro de la ciudad y paseamos por la plaza central
del pueblo. Siempre me ha encantado esa plaza, es tan diferente a la misma
ciudad y conserva la misma esencia traída por lo españoles e impregnada durante
la colonia. Además es muy romántica. Caminado sobre el empedrado principal le
mostré a Rocky las principales tiendas y los centros más concurridos de la
ciudad, entre ellos estaba la iglesia del parque. A pesar mencioné la palabra Church, a Rocky se le pusieron los pelos
de gallina, pero no quiso mostrar escalofríos; solo giró su cabeza a otro lado
e hizo como si le diera asco todo lo relacionado a esa palabra.
-
Rocky, por favor, soy cristiana
católica, muestra un poco más de respeto por nuestra Iglesia—le reproché en voz
baja.
-
¿Católica? Tú no eres ninguna católica,
bien musulmana que eres. —me acusó Rocky.
-
Rocky, no soy musulmana. Soy… espera,
Rocky, ¿tú eres protestante?—le pregunté.
-
¡¿Qué?! Yo no soy de ninguna religión.
Yo pagano, solo te adoro a ti y a mi guitarra—respondió sin mirarme.
-
Rocky, tú eres cristiano… A ver. ¿Eres
anglicano? Mmm No—Rocky me miró, pero yo continué intentando adivinar su
religión—. Definitivamente que no puedes ser puritano.
-
NO, claro que no—respondió y volvió a
evadir mi mirada. Quiso huir, pero yo lo senté en un banco y no le dejé escapar.
-
Ahora vas a esperar a que yo descubra
cuál es tu religión: A ver… —me puse un dedo en la boca e intenté pensar en
otra posible opción— ¿Eres luterano?—Rocky levantó la mirada asustado y
lívido—Oh, eres luterano.
-
No, no soy luterano. Solo quería saber
qué dices de los luteranos—respondió volviendo a bajar la mirada.
-
Es verdad, si fueras luterano ya me
hubieras violado—Rocky volvió a mirarme lívido. Respondí—: ¡Estoy
bromeando!—volvió a mirar al suelo, a ver una hormiga. En mi mente no estaba
bromeando. Seguro él era luterano, seguro que lo estaba procesando muy
acalorado en su mente. Decidí proseguir—. ¿Hugonote?... No, no eres un
hugonote.
-
¿Qué es eso?—preguntó asustado.
-
Un tipo de cristianismo francés. A ver…
—continué—No puedes ser evangélico ni adventista porque ellos son muy rigurosos
con la asistencia al culto ¿Verdad?—no recibí respuesta—. Tampoco puedes ser
ortodoxo ni testigo, porque ésas son más parecidas al catolicismo… Oh, ¿eres
mormón?—Rocky negó rotundamente.
-
Claro que no.
-
Es verdad, ellos ni siquiera son
cristianos. Oh, no… Ahora sí que te agarré, ya no puedes escapar de mí.
-
Sí, soy guitarrista y te adoro a ti,
ahora podemos irnos, el sol me está comenzando a picar la piel—se puso de pie e
hizo ademanes de irnos. También me puse de pie.
-
Primero, eso te pasa por no hacerme
caso. Yo conozco mi sol más que tú. Segundo, eres un anglicano.
-
¡¿Qué?! No, claro que no. ¿De dónde
sacaste eso, si fue la primera que descartaste?—protestó contra mí.
-
Por eso mismo estabas mirando al suelo y
no querías mirarme, ¡solo estabas esperando que me rindiera porque ya había
descartado la opción correcta!—Rocky tenía la piel totalmente roja.
-
Okay, cariño, pero vámonos para la
sombra, te prometo que haremos lo que quieras, pero… —hizo una pausa porque ya
estaba comenzando a sofocarse y sudar como cerdo—no me tengas en este infierno.
Te lo suplico—me lo llevé a la sombra y le reproché durante diez minutos por lo
del sol y por lo de su religión. Rocky solo asentía y se quedaba callado.
-
¿Sabes qué hora es?—pregunté después de
un rato.
-
Como, cerca del mediodía. ¿Cómo es que
aquí hace tanto calor?—preguntó Rocky pensativo.
-
Es porque este es el trópico, aquí
tenemos la misma temperatura todo el año: 35ºC.
-
¿Y eso cuánto es en Fahrenheit?—preguntó
desde detrás de mí, porque él venía caminando detrás de mí, ya que la acera era
angosta y había mucha gente a esa hora del día.
-
No tengo idea—respondí. Rocky trató de
colocarse a mi lado y me dijo bajo al oído:
-
¿Y toda esta gente?
-
¿Qué tiene?—pregunté de vuelta. Rocky
miró hacia el frente y luego volvió a hablarme sin mirarme.
-
¿Quiénes son? ¿De dónde salieron? ¿Por
qué nos miran tan feo?—dijo manteniendo la vista en una señora mal vestida que
veía mirándolo con rabia desde diez pasos atrás.
-
Rocky, esto es otro país, otra cultura;
la gente mira como le da la gana de mirar, y tú no les puedes prohibir que no
te miren como a ellos les parezca—respondí, sin mirar demasiado y con cautela.
-
Pero ellos me están ofendiendo, me están
agrediendo visualmente, los puedo demandar…
-
No, aquí no. Las leyes son diferentes y
nadie se puede meter en la mente de nadie, por lo tanto lo que no se diga no se
puede cuestionar porque no ha salido de los labios.
-
Ah… ¿Estudias ciencias
políticas?—respondió él tratando de cambiar el tema.
-
Eso es una materia en el colegio, claro
que tengo que estudiarlo—respondí.
-
Oh. ¿A dónde vamos ahora?
-
No sé, ¿quieres recorrer las calles o
entrar a algún lugar y comprar algo?—le pregunté.
-
Caminemos más; quisiera observar más a
estas personas.
-
Okay… caminemos.
Caminamos por todo el centro de la ciudad, con el objetivo de
que Rocky observara a todas las personas de la ciudad. A Rocky se pareció
extraño que no hubiera ningún chico de “nuestra edad”. Solo había niños con sus
padres y uno que otro estudiante universitario que no quería ver a nadie, solo
quería subir al autobús y huir. Eso es común en mi ciudad, pero no en otras ciudades como Los Ángeles u otras;
claro, no puede ser igual en todos lados.
Luego nos aburrimos de ver a la misma gente pasar por las
mismas congestionadas calles y los mismos comercios (porque el centro de la
ciudad solo tiene unas seis calles). Fuimos a almorzar a un lugar en la calle H
sur, ya lejos del centro de la ciudad. A Rocky le gustó la comida, a mí
también. Pero luego llegaron unos borrachos y el resto no fue agradable de ver.
Todo estuvo a punto de terminar en tragedia, si no fuera por la intervención
del gringo al frente mío; pero igual no fue un recuerdo memorable.
Decidimos regresar a casa y pasar el resto de la tarde
practicando con la guitarra y el piano. El día que se suponía debía ser
divertido, por ser nuestro último día juntos, fue un día sumamente aburrido,
por lo menos para mí.
Rocky, después de practicar unas canciones, se volvió hacia
mí y me preguntó tan dudoso como un niño de cinco años:
-
______ (TN), ¿por qué tú no eres como
esas personas que vimos en la ciudad?
-
Porque yo soy clase media
media---respondía oscuramente.
-
¿Y eso qué tiene que ver?—siguió
preguntando como un niñito. Lo miré y respondí:
-
Es que las personas que frecuentan la
ciudad son las de clases media baja y clase baja. A nosotros, nuestros padres
nos tienen apartados de la ciudad para que no se nos pegue lo que a ellos les
mantiene en la pobreza. Nuestros padres quieren que seamos diferentes a los
españoles y por eso somos bilingües todos los norteños, los ricos.
-
Wow. Aquí la división social es muy
marcada.
-
Lo es. Respondí seriamente.
Ana y María ya habían vuelto del colegio. Estuve dos horas
con las dos hablando y comentando lo que había pasado en el día. Les conté
también lo que Rocky yo hicimos en la madrugada y ambas se quedaron con la boca
abierta ya con la lengua afuera como perritos (o perritas).
Después de quedar de acuerdo con que no había ninguna tarea
para el lunes 27, salimos a jugar afuera. El deporte del día fue Voleibol.
Lo raro, rarísimo de ese día fue que nosotras jugábamos,
hasta Rydel—y muy rudamente, como solo se juega a América Latina—y los chicos
estaban como robots, sin moverse mucho. Solo Rocky se puso a jugar baloncesto,
mientras Ryland lo miraba a él con ganas de comerse el balón, Ratliff trotaba
alrededor del parque junto a unas chicas locales, mientras miraba a Rydel
sacarle las venas a María, y Riker hablaba con Rocky mientras él me miraba a mí
tristemente mientras se recostaba de un árbol de forma sexy (el árbol no él.
Pero él también se veía sexy). Los chicos estaban muy raros aquella ocasión.
Poco a poco fue cayendo el ocaso y nuestras ganas de jugar
solo fueron sofocadas por el intenso frío que se sintió a las seis de la tarde.
Hicieron 21ºC, demasiado frío para un día tan caluroso.
Nos abrigamos todos para pasar las últimas horas de la tarde
con todos los vecinos que no saben todavía que esos gringos que me acompañaban,
los nuevos vecinos, son famosos.
Estuve saludando a los vecinos, mis amigos de infancia con
los que ya casi no me hablo, porque como ya no salimos de casa; por las tareas
o por estar pegados a los dispositivos electrónicos y eso. Fue un muy buen
partido, y era un buen momento para celebrar que nos volvíamos a enfrentar en
la cancha como en los viejos tiempos.
Como me ha sucedido en ocasiones anteriores, por descuidarme
un segundo, luego vi algo que no me agradó al principio: Rocky huía con Rydel.
Ella es su hermana y no había nada de malo con que “huyeran”, pero la forma en
que sucedió todo me hizo pensar que algo muy raro estaba pasando.
Ana se acercó a mí, mientras Ross estaba detrás de ella. De
una manera desesperante y pícara como cuando me vino con el chisme de que María
andaba con Tomás y lo habían publicado en Facebook.
-
________ (TN), hay algo que tienes que
saber. Es urgente. No puede esperar. Tiene que ser ahora mismo. Si no escuchas
esto, te vas a arrepentir el resto de tu vida. Créeme, amiga; yo soy mayor que
tú.
Ana me tomó del brazo y me jaló con una fuerza de elefante.
Ross Estaba detrás de Ana, escuchando todo lo que ella me decía. Lo oyó todo;
él sabía algo que yo no sabía, pero a diferencia de Ana (que también sabía algo
que yo no), se comportaba de una manera más seria. Con la misma tranquilidad me
dijo:
-
____ (TN), no vayas. ¡Hazme caso!—gritó,
pero yo ya estaba siendo arrastrada por Ana.
-
Lo siento, ya voy hacia allá. Por
cierto, lindo acento español.
Ross ya estaba muy lejos como para poder responderme. Creo
que él hizo lo que pudo por impedírmelo, pero no se esforzó por evitar que yo
fuera; así que no consideré que fuera algo que me dejara traumatizada.
Llegamos al lugar que debía ser: detrás de unos matorrales en
no sé dónde. Rocky estaba sentado en una rama colgante y Rydel en una más alta
(obviamente estaban en un árbol). Estábamos en la ribera del río, después de la
cerca, o sea estábamos dentro de lo que se supone que es un área protegida por
el gobierno. Rocky comenzó a hablar.
-
Ya sabes por qué te traje aquí, ¿verdad?
-
No, por supuesto que no,
hermanito—contestó Rydel.
-
Hermana, necesito que me guardes un
secreto.
-
Okay—aceptó Rydel mientras se arreglaba
el cabello y se preparaba para oír el secreto.
-
Debes… mírame—le dijo, y ella le miró.
Rocky estaba muy serio—Debes prometerme que no le dirás a nadie.
-
Lo prometo—respondió Rydel levantando su
mano derecha.
-
Hermana, hay algo muy importa que
necesito que sepas, y es solo porque en ti confío más que en cualquier otra
persona…
-
¿Hasta más que en ______ (TN)?
-
Sí, hasta más que en ______ (TN).
*ojhhh. ¿Oíste lo que yo?—le pregunté a Ana.
Shss. Escucha—dijo en un murmuro.
-
A _____ (TN) no le puedo decir esto, es
algo de gente más grande…. Ella es solo
una niña, y eso es a lo que más temo: a
llegar a dañarla—mi corazón lo tenía en la garganta.
-
Rocky, sabes que me asustas cuando te
pones así de serio. Explícate ya.
-
Rydel, ¿recuerdas lo del plan de
reconciliarme con ____ (TN), cuando estuvimos en Buenos Aires?
-
Sí, yo participé en ese plan, y lo
organicé muy bien.
-
Sí, ok. ¿Recuerdas la parte final del
plan?
-
¿En la que te reconciliabas con ella y
creabas el romance a tu manera?—preguntó Rydel dudosa.
-
¡Sí, esa misma!—asintió Rocky exitado
-
¿Qué pasa con eso?
-
¿Recuerdas la cláusula de Riker?—preguntó
Rocky disminuyendo su excitación.
-
Por su puesto. Riker quería preservar la
virtud de ____ (TN)…
-
(Rocky empieza a llorar un poco) Aquella
noche tomamos algo de sidra. No fue mucho, no como para emborracharnos, pero
obviamente sí fue para ella bastante—Rocky comenzó a mirar hacia el matorral
detrás del cual nos encontrábamos ocultas Ana y yo. Se sintió muy duro oír esas
palabras brotar de sus labios; no como un río, sino como un pantano, las aguas
estaban podridas—Al verla así, tan delicada—continuó Rocky—, no lo pensé, solo
me dejé guiar por mis sentimientos hacia ella—otras lágrimas brotaron de sus
ojos—. Como te decía, no lo pensé; no tomé en cuenta las consecuencias de mis
actos; solo…—más lágrimas vinieron y Rocky se apoyó en el hombro de Rydel—yo
solo estaba pensando en mí, en lo que quería obtener de ella, no en ella. ¿Me
entiendes?
-
Sí, te entiendo perfectamente
hermanito—contestó Rydel.
-
Entonces en ese momento, guiado por su
excitación, si sabes a que me refiero—le preguntó a Rydel y ella asintió
dejando caer una lágrima sobre su falda—. Yo… la violé. Aquí donde me vez, la
violé…
*Es suficiente, Ana, no quiero escuchar
más—quise irme.
No, espera, ____ (TN); aún no han terminado—me
detuvo.
Ana, no quiero oír más—le respondí.
Al menos no hagas tanta bulla, que nos van a
descubrir y entonces sí vamos a tener que dar buenas explicaciones.
Nos escabullimos con el mismo sigilo con el que nos metimos en
ese hueco en donde estábamos. Ana quería seguir escuchando a esos dos
charlatanes, pero yo sabía una cosa que ella no: cuando Rocky volviese, se iba
a encontrar con mi yo de verdad. Nunca más volvería a ser la de antes; porque
cuando alguien me falta el respeto como él lo hizo, lo único que tengo para esa
persona es mi lado malo, el que solo el que me provoca de verdad conoce.
Ya todos aquí habían creado un plan para algo, algo relaciona
conmigo o con Rocky; entonces ése era el momento perfecto para que yo actuara
por mi propia mano, sin la colaboración de más nadie, porque sola yo soy quien
manejo mi vida.
Mi plan consistía en fingir que todo está perfecto, mientras
Rocky estuviere con nosotros todavía. Y cuando Rocky se fuera, comenzar a hacer
de las mías. Ya había escogido al objeto para realizar mi venganza: Riker, es
el más indicado para la labor; él me ayudaría como ningún otro. Pero no le
dejaría a Riker todo el crédito de esta obra maestra que está a punto de
suceder; no, está obra es solo mía. Por lo que él es un simple objeto con el
cual puedo trabajar. Para completar mi plan, cuando Rocky regrese (dentro de un
mes), me mostraré como me he estado comportando durante todo ese mes; será la
peor que Rocky haya visto. Él dijo que yo fui la chica que mejor lo trató en
toda su vida, pues, definitivamente, seré la que mejor lo trató en toda su
vida. Le mostraré quién soy en verdad; porque ya está bueno de mostrar
solamente el lado lindo de las cosas, el lado suficiente—pero no
autosuficiente—, el lado que a todos los chicos les interesa de mí. Rocky creía
que yo era perfecta, pero es porque él solo me ha conocido por la mitad. Cuando
me conozca de verdad, entonces podremos hablar de igual a igual, mirarnos a los
ojos y decirnos lo que en verdad sentimos uno del otro. Ésa será una linda
conversación…
* * *
Faltaban pocas horas para que Rocky y Rydel se fueran para la
capital. No los vería por todo un mes, y tendría que volver a mi rutina
habitual; solo que en ella estarían Riker, Ross, Ryland y Ellington. Viéndolo
desde ese punto, no parece mala la expectativa de este mes.
Es mi último mes de clases—porque los graduandos salimos en
noviembre—y Rocky no estará conmigo; mas sí estará al final de la semana de
exámenes y para mi graduación. Él tiene mucho que hacer, pues solo tiene un mes
para grabar la novela en la que participará junto a Rydel; y yo, también tendré
mucho en qué ocuparme: mis estudios, son lo más importante.
La expectativa de cómo será este mes se ve arruinada por el
pensamiento en mi mente de lo que me hizo Rocky. Solo recordar cómo dijo las palabras
me hace pensar que no le importo, que solo soy un objeto dispuesto para su
servicio, su conformidad y para cumplir sus deseos. Es tan desagradable
recordarme a mí misma que yo estuve, muchas veces, a punto que entregarme por
mí misma; pero me atuve, y me sigo ateniendo.
Como aún siento, dentro de mí, que los sentimientos que Rocky
me demostró sin saberlo, no son los que él en verdad siente; él no piensa eso,
él no es así. Aún no me he arrebatado, porque me contengo a mí misma, por eso
no salí desde detrás de ese arbusto dispuesta a decapitar a Rocky con mis
propias manos; por eso aún estoy calmada esperando que el tiempo fluya como
debe fluir, en lugar de intentar desafiar hasta la misma teoría de la
relatividad de Einstein. Todo lo que quiero sacar afuera lo estoy conteniendo
dentro, ¿por qué? Toda estrella, en algún momento tiene que explotar. Cuando le
pones demasiada presión a un globo, éste explota; si le pones mucho aire a un
globo, también va a explotar. De modo que la causa de la explosión puede estar
en: 1) de lo que se alimenta el objeto a punto de estallar; 2) de lo que recibe
el objeto, a punto de explotar, externamente. Ahora mismo, estoy sufriendo
ambas causas de explosión: lo que me alimenta es veneno, y lo que me encuentro
en el exterior es una presión de todas clases tan grande que me aplasta cada
vez más. En algún momento todo el veneno de mi interior se para a esparcir
gracias a la explosión provocada por la presión externa. Nadie está viendo
esto, ni los que creían que me contralaban; pues yo les digo esto: a mí nadie
me controla, yo soy yo y me controlo a mí misma. Nadie está viendo esto porque
en realidad no estoy en los planes de nadie. Soy un alma libre que busca lo que
necesita. No me libero desde adentro porque todo tiene su tiempo y mi momento
de liberarme aún no ha llegado. Yo sé cuándo debo hacer lo que espero hacer de
mí, no lo que el resto espera de mí.
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¡Oh por Dios! ¿Qué querrá decir Rocky con eso de que lo haremos cuando regrese? y OMG ¡Rocky dijo que violó a TN! :O
Atentos por esto. Esto queda inconcluso hasta nuevo aviso. Según lo que tengo ya predispuesto volveremos a retomar este tema a finales de esta segunda parte.
Lamento estar retrasada de nuevo. Sé que la fecha era ayer y estoy hoy escribiendo. Espero estar más atenta. Ya casi se acaban las clases, así que poco a poco voy a estar más libres.
Nos leemos la siguiente semana.
les dejo con Adele.
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