Eran casi las diez de la noche cuando salí de mi
habitación, en mi casa. Los chicos estaban en casa de Lynch (o sea, estaban
todos en su casa). Bajé de mi habitación y me encontré a mi hermano reunido de
lo más cómodo con mis dos amigas y Rydel. En situaciones normales, eso me
hubiera escandalizado, pero no eran situaciones normales. Algo había pasado y
yo me había dado cuenta, lo cual no debería ser normal; por lo tanto, la
situación no era normal.
Habiendo ya superado mi crisis
interior, era momento de enfrentarlo como se debe: cara a cara, pero siguiendo
las reglas de mi plan maestro. Aún estoy dentro del plan de María, pero sigo, a
la vez, mi propio plan. Por eso no puede dejar de ser la novia de Rocky.
Salimos de casa, con el frío que hacía y sin abrigos.
Mis amigas traían sus abrigos puestos, pero mi hermano y yo no. En mi hermano
eso es normal, pero no en mí; por aquel entonces solo quería demostrar la
contraria a los que siempre van por la misma corriente.
Llegamos a casa de los Lynch, y el primero en
recibirme fue Rocky, que llevaba rato mirando desde la ventana de su cuarto,
esperando a que yo apareciera, y cuando me vio salió corriendo a encontrarse
conmigo. Rocky vino casi llorando…; seguramente tuvo un remordimiento de
conciencia por lo que me hizo. Sin embargo yo seguía fiel a mi plan y fingía
que todo estaba bien. Como yo no estaba rompiendo nada de lo que dice el plan
de María, ella no se dio cuenta del mío.
Rocky me llevó primero a su habitación. Quería hablar
conmigo, arreglarlo todo y dejar claras ciertas cositas. Pero no le hice caso a
nada de lo que me dijo… solo a los besos que me dio.
Luego de la convocatoria, fuimos los dos afuera. Los
muchachos habían preparado una barbacoa, que iba perfecta con el frío de
octubre. Estábamos todos reunido alrededor del calor de la barbacoa y por
primera vez en mucho tiempo sentí que el ambiente era verdaderamente romántico
y que estaba segura; nada malo que sucedería estando con los demás ahí también.
Riker comentó sobre sus experiencias como actor y Ross
también comentó sobre las suyas. Sintiéndome como la novia de Rocky, pude ver
todo desde un punto de vista más radical, pues era totalmente diferente a lo
que antes había visto. Rocky y los demás tienen vidas muy complicadas, y
cualquiera que esté cerca de ellos obligatoriamente tendrá que tener una vida
igual de complicada. Pero fingiendo
ser su novia—no siendo—todo se ve muy
diferente. Puedo ver cómo es la vida de Rocky de una manera que nadie puede
tener idea. Es ostentable poder tener ese derecho. Y es un derecho que no lo he
conseguido; sino que me lo asignaron por muchas razones que me he tardado mucho
en comprender.
La noche fue avanzado y, conforme más frío
hacía—fuimos entrando a casa cada cual por su cuenta. Yo subí a la habitación
de Rocky y le ayudé con su equipaje, pues ya casi era tarde. Solo le ayudé con
datos como que clase de ropa debe llevar para que él preparara su maleta.
También le di datos como qué comer—para que no vaya a indigestar después—y en
dónde comer, dónde hospedarse y qué lugares no visitar, los números de
emergencias, palabras claves en español, frases de cortesía—para que no le
malinterpreten las malas mentes capitalinas—y reglas como: no ser demasiado
obvio al decir que es extranjero, ni decir de dónde es específicamente (como
decir “oh, soy de Littleton, Colorado”. No, mejor decir simplemente “soy de
USA”), no mostrar que tiene más plata que lo que se gana como salario mínimo en
ese lugar, ni cargar más de cincuenta dólares en el bolsillo, ni
desconcentrarse al caminar, cruzar siempre la calle corriendo—porque nadie va a
parar para darle paso—y cosas así. Rocky asintió a todo lo que le dije y luego
me habló a mí, con más precisión y más directo que antes, pero más sentimental
y sincero; desde el corazón me habló.
-
_____ (TN) —me sentó en su cama—, eres
una buena chica y vives en un mundo corrupto; no te dejes corromper por los que
tienes a tu alrededor. Sé tú misma, que así lo vales todo. Me enamoré de una
chica libre, que no le gusta estar atada, pero que sabe qué es lo correcto y lo
cumple; una chica que se mantiene al margen—me miró con ojitos de cachorrito,
me miró directo a los ojos y me mantuvo cautiva ahí todo lo que habló, mientras
levantaba mi mantenía mi barbilla arriba para mantener mi mirada arriba—. No
estoy seguro de que esta chica que tengo frente a mí es la misma de la que me
enamoré hace ocho meses; pero sí aún sigues siendo esa chica de la que te estoy
hablando—hizo una corta pausa—no me dejes, no te alejes de mí, no me dejes solo
porque te necesito. No dejes de ser la que has sido siempre. Te amo y no es
necesario que cambies…
Bajé la mirada un poco y me sentí mal conmigo misma.
Rocky se acercó a mí y me abrazó a sí. Yo había querido alejarme de él, porque
después de todo íbamos a estar separados mucho tiempo, sin embargo él no me
quería lejos; Rocky me quería lo más cerca posible de él. Me abrazó tanto que
ya no sentía el frío de la noche que se colaba por la puerta. Es tan
reconfortante sentir que alguien te ama y te quiere tanto que aún en los peores
momentos, no te quiere lejos, sino más cerca que nunca.
-
____ (TN); ¿te he dicho cuánto te
quiero?—me preguntó mientras estábamos abrazados y acostados en su cama.
-
Mmmm creo que no lo suficiente—Rocky se
volteó y me besó en los labios y casi toda la cara. Nuestro “jueguito, por
donde se empieza”, como dice Ross, nos duró hasta que Rydel nos llamó porque ya
era verdaderamente tarde. Rydel estaba tan desesperada que abrió la puerta sin
haber escuchado una respuesta. Rocky continuaba como si nada hubiera pasado. Me
imagino que desde el punto de vista de Rydel todo hubiese sido como para
desmayarse.
-
Rocky. Te estoy diciendo que ya nos
vamos; si no, perderemos el tren—dijo Rydel con mucha firmeza.
-
Sí, sí, sí; ya voy—respondió Rocky
indiferente. Rydel se quejó ruidosamente. Rocky finalizó nuestro último beso,
se levantó y se vistió. Yo me levanté lentamente de la cama. Rydel me miró con
severidad, pero esa severidad fue redirigida a Rocky.
-
¡Rocky!—le llamó con firmeza y
severidad.
-
¿Eh?—respondió tan dulcemente como puede
serlo mientras se pone los pantalones.
-
Espero que no hayas hecho lo que tú
sabes—dijo.
-
No, n-no. _____ (TN) está muy
bien—respondió—. Dile, ____ (TN) —me pidió. Yo solo le sonreí a Rydel y ella
volvió a mirar a Rocky con severidad. Lo chistoso es que los tres sabíamos a
qué se refería Rydel con “espero que no hayas hecho lo que tú sabes”; pero
ellos no sabían que yo también lo sabía. ¡Linda paradoja del saber!
Rocky y Rydel bajaron y a terminar de arreglar algo
que necesitaban. Pero entonces, cuando yo estaba saliendo de la habitación de
Rocky, Rydel apreció de nuevo y me habló.
-
Sabes, _____ (TN)…
-
¿Qué pasó?—le pregunté, algo preocupada,
pero tratando de no parecerlo.
-
Ten mucho cuidado. Que no se aprovechen
de ti los muchachos. Si no es Rocky, es Riker. Ten cuidado—me advirtió.
-
Ah, ya. Ok—asentí.
Si no es Rocky, es Riker. Esa frase me cayó demasiado
directo. Obviamente Rydel está intentando prevenir que se dé algo como lo que
le contó Rocky. Pero yo ya tengo mi plan elaborado. Y no me importa lo que me
haya dicho Rocky, me hice un juramento a mí misma y tengo que llevar a cabo el
plan, porque sí quiero hacerlo.
Ya estábamos en el auto, llegando a la estación de
trenes. Me sentía un poco disgustada, pero no tenía razones para estarlo. Era
solamente que no me sentía bien conmigo misma.
Llegamos a la estación justo a tiempo. El andén no
estaba muy lleno, por lo que no creo que el tren no iría muy cargado hacia la
capital.
Nos despedimos todos de Rocky, con hasta lágrimas.
Bueno, la madre de Rocky fue la única de soltó muchas lágrimas. Esa señora se
ha puesto tan sentimental que Riker sintió que le entraba una basura en el ojo.
Ya era el momento de la partida, y antes de subir al
tren, Rocky, estando Riker al lado mío, me dijo: “Recuerda
todo lo que te dije, cumple todo lo que te pedí”, me sujetó la cabeza por ambos
cachetes, mientras yo asentía, y él continuaba diciéndome: “No te preocupes por
mí. Lo que viste en Buenos Aires no volverá a pasar. Te lo prometo. Recuerda lo
que te dije: no me llames, no me hables, no quiero saber de ti”, una lágrima se
deslizó por mi mejilla, y Rocky la secó. “Tranquila, cariño… Cuando regrese, lo haremos”.
Entonces Rocky subió al tren, se despidió de nosotros
con las manos, y al igual que Rydel, poco a poco fue desapareciendo de nuestra
vista. Pronto no pudimos ni verlo ni escucharlo. El andén era totalmente
abierto y las vías no eran curvas en ese tramo del camino, por lo que los
dejamos de ver cuando ya estaban realmente lejos; como el tren iba sumamente
rápido…
Cuando
regrese, lo haremos. Ésa frase también se me quedó grabada en la cabeza.
Riker estaba junto a mí y lo había oído todo—a diferencia de los demás que se
fueron a penas ya dejamos a ver a Rocky—. Riker sí se quedó conmigo.
Dentro de mí, toda una asamblea legislativa debatía
iracundamente sobre lo que me había dicho Rocky. La mayoría de los diputados,
de todos los circuitos votaron que Rocky se refería a hacer el amor, cuando dijo lo
haremos; porque era lo más lógico, la única razón por la cual no llegamos
antes a la estación de trenes. Pero, para estar bien segura, la Asamblea de mi
mente decidió consultar con un externo.
-
Riker…
-
Dime. ¿Qué pasó?—contestó Riker,
volteándose para verme.
-
¿Por qué te has quedado conmigo? ¿Por
qué no te has ido como los demás?—pregunté, mirando hacia al frente, hacia la
nada y sin mirarlo a él.
-
Porque, querida amiga—me giró la
cabeza—, mi hermano Rocky me encargó que te cuidara mientras él esté lejos. Y,
además, es tarde por la noche, no puedo dejar a una dama sola en un andén
solitario, y menos y soy el encargado de su protección—miré fijamente a Riker.
-
¿Riker, tú escuchaste lo que Rocky me
dijo?—pregunté mirándole.
-
Sí, claro que sí escuché lo que te dijo.
¿De qué estaba hablando?, no tengo ni idea.
-
¿Y qué piensas de lo que dijo Rocky? Me
refiero al cuando regrese, lo haremos—levanté
un ceja y observé a Riker pensar. Riker se metió la mano debajo de su flequillo
y se puso a pensar…
-
Sé que tú sabes perfectamente lo que
tengo en mente. Pero no estoy seguro de que eso sea lo que estaba en la mente
de Rocky—contestó.
-
Dices, que por gramática inglesa, Rocky,
al decir lo haremos, se refería a
que, entonces haremos todo lo que él me negó: verme, hablarme, saber de mi…,
etc.
-
Sí, es exactamente eso. Pero también sé
que tú sabes y que yo también sé que, en esta familia, el único que usa la
gramática inglesa soy yo… y Ross a veces. Sabes a lo que se refiere Rocky…
—dijo Riker tristemente.
Riker dio media vuelta y pareció irse, al igual que
los demás. Me sentí sucia, como si algo que recordara a una experiencia muy
desagradable; pero nunca en mi vida había tenido una experiencia que me
provocara tanto desagrado. Era todo tan extraño… Miré hacia el cielo,
intentando encontrar la luz de la Luna, que me iluminara un poco. Pero entonces
recordé que estábamos en Luna Nueva y la Luna no se puede ver cuando está en
esa fase. Por eso estaba la noche tan
oscura, y por eso hace tanto frío. Sin importar la fase de la Luna, o que
era pasada la medianoche, en ese oscuro y húmedo andén—que por ciento estaba
lloviendo para colmo. Pero no una lluvia como que el cielo está orinando, sino
como lluvia de huracán, esas lluvias características de octubre—, de repente,
hizo más frío. Sería normal que hiciera más frío, ya que el día había sido
bastante frío, llevaba unas varias horas lloviendo y no había luz de luna. Pero
ese fenómeno que sucedió no fue normal, fue anormal; la temperatura cambió tan
de repente como si yo estuviera dentro de una nevera y alguien simplemente pone
la temperatura más baja, y entonces todo a mi alrededor fuera más frío.
No solo fue el frío lo que me afectó—aunque tal vez no
fuera el frío—. Poco a poco me sentí con menos fuerzas. Entonces dejé de sentir
frío, pero sí sentía mis manos congeladas y mi cara, como un bloque de hielo.
Mi corazón latía con fuerza, llevando sangre caliente a todo mi cuerpo, pero
aun así sentía mis manos y mi cara congeladas. Dar todas estas descripciones
tarda tiempo, pero todo sucedió en cuestión de segundos; aunque pareció todo un
proceso, para mí, porque logré observar todo el proceso. Luego ya no pude ver
casi nada. No me sentía viva ya; no podía escuchar los latidos de mi corazón.
¿Estaba muerta? ¿o era solo mi sentido de repulsión?
Narra Riker:
Sólo camine unos cuantos metros, como para darle un
poco de drama a mi escena. Pero cuando volvía a ver a la preciosa que me
encargaron cuidar y proteger, ella estaba tirada en el suelo como un cadáver,
sin vida. Rápidamente corrí a ver que le sucedía. Hacía un endemoniado frío. Me
quité mi chaqueta y se la puse a _____ (TN). Sus labios estaban blancos y
congelados como para decir una palabra, pero se esforzaron por hablar.
Después de abrigar a ____ (TN), la cargué sobre mis
brazos y la llevé hasta el auto, en donde nos estaban esperando todos. Algunos
se asustaron porque la traía en mis brazos, y parecía muerta. María le tomó el
pulso y dijo que no nos preocupáramos. Yo ya había dicho que ella estaba solo
durmiendo y que la traje en brazos porque ella estaba tan cansada que se durmió
en el camino, pero mi madre no me creyó. Igual, nos la llevamos a casa, la
abrigamos y la dejamos dormir en nuestra casa, en la cama de Rocky.
Por lo menos esa noche tuve la experiencia de intentar
saber lo que sucede en la convulsa mente de ____ (TN); es muy difícil salir con
mi hermano, eso ya lo comprobé; por las preguntas de ____ (TN) y por su forma
de desmayarse: única; nadie se desmaya y queda casi muerta así de rápido, ni
mucho menos despierta igual de rápido.
Narras tú:
Un rayo amarillento de luz penetró mis párpados y me
hizo despertar. Me sentí verdaderamente descansada, pero luego de que me
incorporé en mi lugar, me sentí extranjera.
Esa cama estaba demasiado suave, se sentía deliciosa,
pero no era a la que estaba acostumbrada.
María se acercó silenciosamente a mí y se sentó en el
borde de la cama. Se quedó ahí, sin decir mucho y esperó… La volteé a ver y le
pregunté fríamente:
-
¿Qué día es hoy?
-
Buenos días, _____ (TN) —respondió igualmente de fría que
yo.
-
Hola. ¿Qué día es hoy?—insistí.
-
Sábado, 25 de octubre—dijo— ¿Por qué?
-
Quería saber de qué me había perdido…
solo eso—respondí sin decir más.
-
No de mucho… Pero tienes práctica de
voleibol dentro de media hora. Son las ocho y cuarenta.
Recordando mis experiencias anteriores, mejor sería
que llegase temprano a la práctica. Me entré a la ducha y me duché; luego
recordé que no estaba en mi casa y que no traía mi ropa para ir a la práctica.
¿En dónde rayos estaba?
Riker entró a la habitación en donde estaba, me vio y
preguntó:
-
¿Qué haces?
-
Se saluda primero—contesté.
-
Buenos días, _____ (TN). ¿Qué haces…
así?—preguntó refiriéndose a que yo estaba duchada pero envuelta en una toalla.
-
¿Puedes creer que tengo práctica de
voleibol dentro de veinte minutos y no tengo mi ropa?—le dije con toda
sinceridad.
-
María viene con tu ropa—justo en ese
instante entró María con una maleta de alguna banda famosa de cuando yo era
niña y, supongo, la ropa dentro.
-
Gracias—le dije, y ella se fue.
Me vestí con el uniforme del equipo de voleibol.
Estando en el baño de esa habitación fue cuando me di cuenta de que estaba en
la habitación de Rocky. Extraño, pero cierto.
Salí de la casa de los Lynch y me fui, caminando, al
colegio. Ir al colegio un sábado por la tarde no suena al mejor plan de fin de
semana, pero si le ponemos a los amigos y amigas y el profe que nos cae bien,
entonces podemos arreglar un poco más la fórmula.
-
_____ (TN), ¿a dónde vas?—dijo una voz
masculina. Sin reparar mucho en ella, respondí:
-
A mi práctica de voleibol, ya te lo
dije.
-
Déjame acompañarte—me pidió.
-
¿Por qué quieres acompañarme?—le
pregunté.
-
Porque es camino puede ser peligroso, y
no quiero que nada te pase—respondió.
-
Oh, Riker, por favor. ¡He recorrido este
camino durante siete años y nada malo me
ha pasado! No seas ridículo.
-
No estoy siendo ridículo. Soy precavido.
-
UGHH
Llegamos a la escuela pronto. Riker tiene 22 años
(*bueno, tenía en octubre de 2014, ya tiene 24 :(*); mis estándares de su comportamiento maduro,
en una escuela secundaria, estaban realmente bajos, pero de veras que se
sorprendió. De todas maneras me llama la atención todos los recuerdos que
vienen a la mente de Riker la sola presencia dentro de una escuela secundaria;
aunque no sea la suya o como la suya.
Riker me siguió hasta la cancha de voleibol, donde
estaban mis compañeras. Riker se despidió de mí con un corto beso en la mejilla
y luego se fue por el mismo camino por el que se fue. Las chicas que ya habían
comenzado a calentar, se sintieron aún más caliente al verme besarme con ese
rubio caliente. Cuando llegué a donde estaban reunidas las demás, una estaba
respirando muy despacio y estaba sudando terriblemente. Este comportamiento es
muy usual en las chicas populares de mi colegio. Y las chicas populares son las
que están en el equipo femenino de voleibol. Pero no creo que yo me ponga así
cuando veo a un chico ardiente. Las chicas, me preguntaron que si ese era otro
de mis novios, porque por lo visto yo era de varios hombres. Claro, un
comentario como ese hubiera desatado mi enojo contra ella y otras más; pero,
como ya he mencionado, estoy guardando mi ira para cuando se el momento
adecuado. Además, no valía la pena pelear con ellas, solo porque creyeran que yo
era una zorra; eso es lo de menos, si el objetivo del día era practicar
voleibol, no discutir sobre chicos ardientes y los que solo son una sombra de
eso (como Tomás y Rafael).
Al terminar la práctica, cada una se fue para su casa
y yo me quedé esperando a Riker, porque me había texteado que venía a recogerme
en su auto. O SEA. No le dije nada a nadie, pero aun así, una de las chicas
chismosas del grupo me siguió, presintiendo que algo importante para comunicar
a las demás sucedería conmigo.
Ella me seguía con una sonrisa tan amigable que no me
imaginé que supiera algo como que mi amigo con sensual voz vendría a buscarme.
Cuando Riker llegó con su camioneta americana importada (porque estamos fuera
de Estados Unidos), justo en ese momento, la chica—cuyo nombre es Melanie, una
chica inofensiva—sacó su teléfono y me fotografió subiendo al auto.
Riker me llevó de regreso a mi casa y se despidió de
mí. Además de cuidar su música, el pobre también estuvo pendiente de mí durante
todo el fin de semana y la primera semana de Rocky fuera de la ciudad.
Riker también me acompañó a buscar unas plantas
acuáticas para el trabajo de ciencias de una amiga, ese día, después del
mediodía. Nos metimos en el río, los dos; buceamos los dos juntos y encontramos
las plantas debajo de un tronco hongoso que casi me cae encima, y Riker detuvo
para que no me lastimara.
Después de jugar un rato en el río, y de que
tuviéramos que salir porque había comenzado a caer un aguacero, fuimos a su
casa y no secamos. Pero esta vez decidí no pasar mucho tiempo en casa de los
Lynch e irme para mi casa mientras Riker se duchaba para quitarse toda la
tierra del río. Allá en mi casa si me duché y me sequé.
Al día siguiente, Riker también me acompañó a la misa.
No entendió mucho, porque como el Padre habla de una manera muy distinta a como
hablo yo, Riker tuvo serias dificultades para entender, y yo tuve que
traducirle casi toda la homilía. Lo cual me resultó difícil por la cantidad de
expresiones muy difíciles de traducir, y que si se reducen para la traducción,
pierden casi todo su significado. Por lo menos Riker aprendió de la religión
católica.
Quise presentar a Riker al Padre,
pero Riker no quiso; creo que le dio pena que yo lo presentara a un cura.
Después de la misa Riker quiso ir a comer algo, y lo llevé—más bien, lo guie
porque él era el que conducía—hasta un lugar para que comiera algo tradicional
de mi tierra. Riker hizo una comparación increíble entre Los Ángeles y _____
(Tu Ciudad). Pero claro, es muy distante la brecha entre ambos tipos de
ciudades; empezando por que Los Ángeles es la ciudad emblemática del “sueño
americano” del que tanto hablan. Mientras que _____ (Tu Ciudad) es apenas la
segunda ciudad más poblada del país, con 300 mil habitantes, dentro de un país
agricultor con tan solo 6 millones de habitantes. Pero la comparación de Riker
radicaba más precisamente en las carreteras, porque no hay autopistas en ____
(Tu Ciudad), ni pasos elevados. Y tiene una superficie relativamente pequeña:
120 mil metros 2.
Riker no solo me llevó a casa en su auto, también me
llevó al colegio y de regreso a mi casa en su auto.
Recuerdo que el lunes 27, cuando se suponía que
terminaba mi incapacidad, me quedé dentro del colegio, después de la hora de
salida (12:30 p.m.), para buscar a algunos profesores—como los de música, arte,
geografía, historia, ciencias políticas e inglés—para ver cómo pago las notas
que les debo. Pero en el camino para hablar con los profesores, estaba Rafael
junto con su gente hablando de ciertas cosas que nunca han tenido importancia.
Pasé junto a ellos, creyendo que Rafa no notaría mi presencia ahí después de
tantos días que falté, pero ignorando todo eso, Rafael me tomó por la mochila y
me jaló hacia él y los demás.
-
Querida, me han dicho que andas con un
gringo rubio. ¿Me reemplazaste por un gringo, eso es verdad?—preguntó mientras
me uno de sus amigotes me tenía agarrada por la mochila y no me dejaba ir.
Rafael me miraba potentemente y no estaba en bien ubicada como para responderle
como normalmente lo haría.
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Hoy sí caí en la fecha. Este capítulo es el último antes de un suceso que los dejará a todos con la boca abierta, seguramente pensado sí estoy loca o si alguien me está obligando a escribir esto.
En el capítulo anterior les revelé un dato muy importante. Ahora que inicia "el plan maestro de TN" vemos un capítulo totalmente normal, pues es un día normal de rutina para ella. Pero la próxima semana conoceremos, cómo las cosas van a cambiar.
Espero que haya gustado este capítulo. Yo ya me tengo que ir. Mañana tengo como 5 exámenes y tengo que estudiar. Hasta la próxima semana.
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