miércoles, 3 de junio de 2015

Capítulo 45 (conteo general): “Regreso a ____ (TP) y chicos”. Parte I.

Prólogo:

Temporada 3


Capítulo 45 (conteo general): 

“regreso a ___ (TP) y chicos”. 

Parte I.

Ahora vuelvo a lo mismo. El fin de semana pasó volando como un avión que viene desde Buenos Aires con destino a _______ (TP). Casi no tuve tiempo ni para ponerse al día en los chismes de la farándula citadina y siquiera para preguntar en donde estaba mi gatito.

Volví a clases y todo fue desastre, tanto académicamente como a nivel de los compañeros. Todo el mundo estaba comentando sobre el nuevo novio de Ana Porcelana y de las otras Anas. En cuanto a lo académico me tiraron un borrador en la clase de matemáticas y en la clase de inglés entré en pánico y hablé en francés en lugar de responder en inglés como solía hacer cada vez que el profesor me preguntaba algo. Para completar el desastre confundí los libros de Geografía e Historia y cuando llegó la clase de Geografía no pude hacer nada por lo cual la profesora me premió con una boleta de citación. ¡Qué hermoso! Jamás en mi vida me habían dado una boleta el primer día de clases después de vacaciones.

Cuando llegué a casa la cosa fue de mal en peor. Para empezar tuve que soportar un larguísimo sermón de parte de mi madre por causa de la boleta; además los profesores le habían comentado lo del borrador y el enredo de idiomas por lo cual también me gané una regañada. Oh, y como si fuera poco mi madre estaba enojadísima porque en el “larguísimo fin de semana” no pude lavar mis uniformes y no tenía nada para poner para el día siguiente y para colmo estaba cayendo uno de los diluvios característicos de septiembre.

Para completar el desastre, —o intentar arreglarlo—fui a mi habitación y comencé con las tareas del colegio. Según la agenda que por fortuna escribí mientras transcurrían las clases, lo primero y más importante era la tarea de matemática, ejercicios 269, 270, 271 y 272. Lo cual correspondía a los temas Resolución de ecuaciones de 2º grado por descomposición en factores (269, 270, 271) y ecuaciones incompletas de la forma ax2+bx=0 (272). Complicado, ¿verdad? Ése era mi gran problema: por andar pensando en todas las canciones del repertorio de R5 no le presté atención a la profe de matemática y entonces no sabía cómo hacer esas ecuaciones. Intenté leer un poco la teoría pero no entendí ni los signos de puntuación.

<<No puede ser, —me dije—esto no me puede estar pasando a mí. Yo soy el segundo lugar en la clase de matemática, no puedo ir mañana a la clase sin la tarea hecha. Eso arruinaría mi reputación. Okay es momento de pedir ayuda. >>

Tomé mi cuaderno, mis páginas para hacer las operaciones, mi libro de álgebra, mis bolígrafos, mi lápiz y me encaminé a la habitación de mi hermano. Juan estaba resolviendo sus problemas de trigonometría.

-          Oye, Juan—saludé al entrar.
-          ¿Qué pasa?—preguntó él agotado mientras levantaba la cabeza.

-          ¿Sabes cómo hacer esto?—dije sin rodeos entregándole el libro en donde estaban los problemas.

Juan dio un suspiro y me ayudó con los problemas. Me tardé cerca de tres horas resolviendo las ecuaciones. Luego continué con las siguientes materias. Casi nunca nos dejan tarea de inglés ya que todo lo hacemos en clase o si no todo lo termino en clase, claro con ayuda del gringo M. A. a él no le gusta que digan su nombre completo; pero sin embargo tiene que aguantarse que los profesores le digan: “¡Max!”

Para evitar cualquier otro ataque de francés en media clase de inglés, me puse a ver una serie en donde salía Riker Lynch. Creo que todas las Rikerians debieron de haber visto esa serie por lo menos en las temporadas en donde apareció (2 y3). Se trata de Glee. Tal vez estuve pensando mucho un tema demasiado delicado que no soporta tantas vueltas de páginas y por eso me enredé con los idiomas; aunque no sé de dónde sale el francés, ese idioma no se estudia en mi colegio ya que los directivos consideran que el alemán es más importante que el francés.

Vi un capítulo de Glee y luego intenté responder a la pregunta que el profesor me había hecho en la clase: “No, the AC wasn’t turned on”.

Era una respuesta tan sencilla, todavía no comprendo porqué no lograba decir esa sencilla frase. Traté y traté hasta que logré decirlo correctamente y con el acento neoyorquino que me caracterizaba. Esa era una de las razones por las cuales era el segundo lugar de mi clase.

Para el siguiente día, martes 9 de septiembre, me preparé mucho mejor. Me aseguré como cinco veces de estar llevando todos los útiles y demás para dar clases ese día. Además logré que mi padre firmara la citación para el jueves 11 de septiembre. Con eso me quité varios pesos de encima.

Lo complicado de la secundaria no son las ecuaciones, sino las relaciones con los otros alumnos. Cuando llegué a las 6: 13 de la mañana recorrí todos los pasillos totalmente sola mientras llegaba a si salón de clases, el 9ºD. Cuando pasé por los salones de 7º las chicas me miraron raro mientras que los chicos solo continuaron birriando con el teléfono; algunos levantaban la cabeza, me miraban y volvían a dirigirse al móvil. No tuve que pasar por el pasillo de 8º, pero cuando llegué al pasillo de noveno… Los primero que vi fue la bajeza característica de las chicas de 9ºA; como era costumbre, los chicos—altotes—me miraron desde las alturas y sonrieron pícaramente, les devolví la sonrisa… pero sarcástica.

Cuando me estaba aproximando a mi salón, una chica que se apegó mucho a mí durante el segundo trimestre me dijo: “Tu ex bajó de las alturas y vino a verte”.

No tenía ni la más certera idea de a qué se refería ella. Me mantuve en silencio y esperé hasta llegar hasta el lugar de los hechos para verlo todo como es.

Cuando hube llegado al 9ºD, me encontré una enorme muralla humana de uniformados. “¿Me dan permiso?” les dije a los primeros que estaban en la puerta. Los chicos y las chicas se hicieron a un lado y me dieron permiso para pasar. Cuando por fin pude ver las bancas de los alumnos y el escritorio del profesor, noté por qué estaba media clase en la puerta: es que media preparatoria estaba dentro del salón. Y cuando digo “media preparatoria”, hablo de unas 20 chicas de segundo ciclo, 3 chicos guapos y 5 enormes gordos que dan miedo a los de pre media porque no sabemos qué tan resistentes son las vigas que sostienen el tercer piso, de modo que podría colapsar en cualquier momento. La mayoría desea que sea en medio de una clase de geometría.

Me acerqué al que sería mi puesto. Lo hallé ocupado. Me aclaré la garganta a modo de “¡Lárgate de mi puesto!”, pero mi petición no fue saciada. Volví a aclararme la garganta y nada sucedía. Todo el mundo continuaba con lo suyo. Entonces, en un segundo clave, el chico que ocupaba mi puesto levantó la mirada y me vio.

-          Oh, _____ (TN), no sabía que ya habías llegado—dijo al verme.

-          Y yo no sabía que acostumbrabas a llegar temprano—le dije—Creí que la moda era llegar siempre 5 minutos antes de que suene la campana, Rafael.

Se hizo un silencio sepulcral. Todo el mundo había dejado de hacer lo que estaba haciendo y prestó atención a lo que estaba sucediendo en una esquina del salón de clases.

Muy pocos chicos (o chicas) tenían el valor para llamarlo por su nombre verdadero. Muchos le llamaban Rafa o por otro apodo que yo todavía no conocía. Lo había escuchado muchas veces, pero no lo aprendí.

Rafael miró alrededor y notó que todos nos estaban observando. Luego me miró a mí y—supongo—se preguntó por qué yo no bajaba la cabeza como el resto. Sin embargo yo continué manteniéndole la vista muy fija en los ojos. Y él me miraba con tanta vehemencia que hasta sentía que me ardían los ojos. No mostré signos de dolor ya que eso es sinónimo de inferioridad y de rendición. Mas estuve rogando que el duelo de miradas no durara mucho porque me estaban doliendo mucho los ojos.

-          ¡Ya dile algo!—dijo una voz desde afuera del círculo de la intensidad. Si eres débil no entres en él.
-          ¡CIERRA LA JETA!... si no quieres que te la arranque y te la deje colgando como trompa de elefante.

Todo el mundo se calló. Rafael era bueno para los desafíos verbales. Hubo un larguísimo e incómodo silencio. Entonces Rafael se volvió hacia mí y me dijo, en voz alta para que todos dentro del salón escucharan:

-          La moda también dice—me acarició la mejilla—hacer todo lo que se deba hacer para conseguir a una novia tan sexy como tú.

Todo el mundo dio una exclamación de dulzura.

-          ¿Y qué hay de mí?—preguntó una voz gruñona detrás de Rafael.
-          A ti te pago para que tengas sexo conmigo, ¡eres una prostituta!—respondió Rafael a la voz gruñona.
-          Ah, ya… es cierto.

Rafael se volvió hacia mí, me acarició la mejilla y acercó su boca a la mía. Sabía lo que Rafael quería de mí, pero iba a esperar hasta casi me tuviera para denegárselo. Cuando los labios de Rafael estuvieron casi besando los míos, le dijo en un susurro a mis labios: “Te invitó a mi casa…esta tarde y noche”.

Después de decir la palabra “noche” de una forma únicamente sensual, acercó aún más sus labios a los míos. Ni Rafael y el brujo más grande del planeta pudiera haber visto venir lo siguiente:

Nuestros labios estaban a punto de besarse, él me tenía agarrada y yo no había hecho ademanes de querer escapar. Había más de cien espectadores en un salón diseñado para albergar no más de 40 personas. Entonces, lo inevitable, pero a la vez impredecible, sucedió:

-          (¡PLAMSH!)—me alejé de él dando un paso atrás justo después de abofetearle. Luego le dije:—primero, mátame; luego me besas.
-          O.o

Todo el mundo se quedó expectante durante tres segundos, pasados esos tres segundos, todo el mundo rompió en carcajadas mientras se reían del pobre y públicamente humillado Rafael Berrocal (también conocido como R. B.).

Rafael me miró con cara de asombro, como si le hubiera traicionado; mientras se tocaba la mejilla en donde le había quedado una marca roja con la forma y el tamaño de mi mano. Luego de intercambiar miradas conmigo, Rafael se dirigió a la multitud que se había congregado ahí para observar el espectáculo de cómo la supuesta pareja más célebre de la secundaría se exponía frente a representantes del cuerpo estudiantil mayor (o sea, media preparatoria). Y verdaderamente que la feliz pareja que expuso ante la escuela entera, cuando la novia (o sea, yo) se negó a besar al novio, e incluso lo abofeteó.

Rafael dijo a los espectadores: “¡LÁRGNESE, TODOS! ¡Y déjenme a solas con mi princesita caprichosa!”

-          ¿Pero, mi amor?—preguntó la voz ronca un poco más aclarada.
-          He dicho que se larguen todos.

-          ¿Pero?
-          ¡LÁRGATE!

En menos de un minuto todo el salón quedó completamente vacío, excepto por los alumnos que estudian en el 9ºD, mis compañeros.

A Rafael no le agradó en lo absoluto que no se quisieran ir. “¡Es nuestro salón! ¡Tú ni siquiera estás en este piso!” Protestó uno de los chicos. De todas maneras Rafael los largó a todos, literalmente, a patadas.

Desde que Rafael pidió que salieran todos del salón yo ya supe que era causa perdida lo que él intentaba, por eso me puse mis auriculares y le di play a la canción más ruidosa de la lista de reproducción de R5, la cual sería… ¿Loud?... Sí, creo que era ésa. Me desconecté de este mundo y comencé a tamborilear con las uñas sobre un pupitre al ritmo de la canción y de vez en cuando a balbucear unas partes de la letra. Ni me di cuenta cuando ya estaba todo el salón vacío. Solo lo supe porque Rafael me dio un beso ruidoso en la mejilla. Le di su bien merecida cachetada y me saqué los auriculares. Entonces comenzó la gran batalla del año.

-          ¿Podrías dejar de pegarme?—preguntó.
-          No. Te lo tienes bien merecido—respondí.
-          Pero…--volvió a acariciarme la cara.

-          ¡NO me toques!—le rechacé.
-          Eres mi única novia—charló.

-          ¿Quieres otra?—intentó responder pero en seguida añadí--: Además no soy tu novia. Yo ya tengo novio.
-          ¿En serio? ¿Quién es?

-          Rocky Lynch—dije con toda la seguridad del mundo.
-          ¿En dónde estudia?
-          Él no estudia. Él ya se graduó—dije.

-          ¿Cuántos años tiene?—interrogó mi supuesto novio.
-          18—mentí.
-          ¿Te barrieron los pies?

-          ¡No! Es tan solo tres años mayor que yo. ¡Tú tienes 18 y pretendes ser mi novio!

-          Es cierto… pero, yo soy yo. Yo puedo hacer lo que yo quiera. Y lo que quiero hacer ahora es besarte…-volvió a hacer lo mismo.
-          ¡Corrección! Lo que quieres ahora mismo es evitarte una expulsión de por vida y perder tu graduación.

Rafael no me comprendió.

-          Sí sabe usted que las muestras de afecto están prohibidas en este plantel educativo—dijo la profesora de geometría quien estaba en la puerta esperando para comenzar la clase. Camina hacia dentro del salón—... ¡Sagel!—llamó la profesora.

-          Sí, profesora, dígame—Marco entró en el salón y respondió.
-          Tráigame la boletera—Marco se tensó, mientras me miraba asombrado y asustado suponiendo que la boleta era para mí.

-          ¿La libreta de boletas?
-          ¡Sí! Y rápido si no quiere que le ponga una a usted también.

Marco salió corriendo del salón con miedo a que le ensuciaran su perfecto expediente.

A penas nos dejó solos, la profesora no perdió ni una sola oportunidad para reprendernos.

“Oye, besarse dentro del salón. ¡Eso es cosa de maleantes! ¿Quieren que les diga algo? En mis tiempos no existía eso del <<noviazgo y toda esa pendejura. >> En mis tiempos se cortejaba a la dama y a los tres días ya estaban casados, y un mes después la dama ya estaba embarazada de su honorable esposo escogido por los padres. Por eso es que yo digo que eso de dejar que los jóvenes escojan con quién estar es otra firmada por el demonio. Mira como hay ahora tanto casos de homosexualidad… ¡Eso es de satanás!...”

Creo que uno de los pocos sentimientos que comparto con Rafael es el que haber querido reprocharle más de cuatro cosas a la profe: 1-No nos besamos. 2-No estábamos saliendo. 3-En todo caso seríamos una pareja heterosexual. 4-La sociedad nos permite escoger con quién estar. 5- En la actual sociedad no hay nada de malo en tener un novio o una novia; además ya no estamos “en sus tiempos”, profesora.

Cuando llegó la libreta de boletas me di cuenta que todo ese sermón era más bien dirigido a mí y no a Rafael. Porque cuando llegaron solo se puso una boleta y fue para mí. Describir la forma en la reaccioné ante esa segunda citación sería una gran falta a la moral; lo cual me premió con otra boleta pro irrespeto a la profesora. ¡Genial, dos boletas en menos de dos días!

Cuando mi madre se enteró de la doble tanda de boletas de ese día… no se puso enojada, se puso furiosa ¿Tan furiosa como se puso el día anterior? No, qué va. Entre su furia del martes y la del lunes hay un abismo mucho más grande que 24 horas.

Pero, bueno, no nos saltemos los sucesos. Primero sucedieron cosas aún más importantes que la furia de mi madre.

Después de recibir la doble tanda de boletas, tuve que aguantarme cuatro clases seguidas de agonizantes enseñanzas; eso por no mencionar a los compañeros. En menos de 10 minutos ya todo el colegio se había enterado de mi “aventura con Rafael”. Les respondí una y un millón de veces que YO YA TENÍA NOVIO. Nadie me creyó. Hasta los profesores habían oído los chismes. Lo que más me aflige de la situación de ser el tema de habla en todos grupos de cuchicheos durante el recreo es haber estado absolutamente sola. No fue hasta el recreo cuando Ana se unió a mi agonía, pero no de una forma agónica; sino más bien alegre, ella estaba feliz porque yo había logrado en tan solo unos minutos lo que muchas tardan años y no lo logran: ser popular. “La popularidad pesa”. Le respondí.

Ciertamente nunca dije mentira a Rocky cuando le dije que jamás había tenido novio. Pero por lo visto hay gente en mi propia escuela que planea calumniarme en vano, porque Rocky no tiene ni la mínima idea de lo que me sucede a mí cuando no estoy con él y estoy dedicándome a mis estudios en ______ (TP).

Sobre Rafael Antonio Berrocal Bartolí debo dar todos los detalles, ya que si no, no tendría sentido todo lo que estoy escribiendo. Lo conocí cuando comencé la secundaría. Yo estaba en Sétimo grado y él en noveno. Desde el primer día que lo vi me pareció un chico bastante extraño, demasiado diferente a los demás. Una de sus diferencias en comparación con el resto de los chicos del colegio era que él sabía muy bien cómo coquetear; además de que nadie sabía más de sexo que él, era un experto. Lo cual era un problema para él, para mí y para todo el que se quisiera involucrar en el enorme lío que nos estábamos armando nosotros solitos.

Cuando pasé a octavo grado, y él pasó a décimo, se dio lo que él llama “nuestra historia de amor”, cosa que nunca fue así. A continuación les explicaré todo con detalles:

Desde finales del séptimo grado comencé a notar que él tenía un problema. Se trataba de un problema psicológico. No quiero dar detalles muy detallados porque eso sería inmoral. Digamos que en una sola frase: fue violado por su prima cuando tenía 5 años.

No tengo una licencia como psicóloga de niños pero realmente creo que la experiencia hace al profesional. Desde finales del séptimo grado yo había notado que él tenía un problema y no fue hasta inicio de octavo grado cuando pude confirmar mis sospechas (porque solo era eso). Le miré varias veces capciosamente a los ojos y noté que los sentimientos que transmitían sus ojos eran más profundos que la profundidad que pretendía transmitir a través de sus actos, de su lenguaje corporal, de sus manos y la mirada superficial en sus ojos. Sólo profundizando la mirada en sus ojos se podía encontrar la verdad.


Después de descubrir la verdad en sus ojos planeé ayudarlo, pero necesitaba expertos en la materia “Bartolli”. Necesitaba gente que lo conociera mucho más que yo, gente que se tuteara con él. Comencé a reunir mi ejército de psicólogos. Me resultó muy duro lograrlo. Muchas de las chicas a la cual yo quería reclutar en mi ejército eran fanáticas de Rafael pero no del tipo amigable o de amistad; debemos tomar en cuenta que en el mundo “Berrocal-Bartolí” nada es de verdad y lo principal es el 1313.

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OMG! hasta yo misma me asombro con este personaje que cree, llamado Rafael. Y sus acciones no terminan aquí. Péguenle muy bien el ojo porque esto se pone ardiente. Y lo digo porque justo anoche esta terminando el capítulo 7 y... No se imaginan todo lo que viene. Además Rocky se va el 24 de octubre y en el capítulo 7 es 23 de octubre. TN sabe como despedirse de su novio.
Y hablando eso, notaron que, a pesar de que ella--en este prólogo-- no  sabe si volverá a ver a su novio, siempre les dice a todos y a todas: "tengo novio". Eso es una chica que en verdad vale la pena.
Y hablando de chicas que valen la pena, escuchemos la nueva canción de R5 'All Night'

Con esto me despido. Espero que les haya gustado.
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Creo que es así. Sino solo busquen por mi nombre: Guadalupe Sánchez Rodrígez que ahí aparezco. 
Les mando un enorme abrazo y un rico beso 3: hasta para el que vive fuera de la Vía Láctea y fuera de este universo.
Y... nos leemos dentro de dos días con la segunda parte de este prólogo. 
¡¡¡¡¡Ya estamos en la tercera temporada y aún no lo puedo creer!!!!!!!!

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