Prólogo:
Temporada 3
Capítulo 45 (conteo general):
“regreso a ___ (TP) y chicos”.
Parte I.
Ahora vuelvo a lo mismo. El fin de semana pasó volando como
un avión que viene desde Buenos Aires con destino a _______ (TP). Casi no tuve
tiempo ni para ponerse al día en los chismes de la farándula citadina y
siquiera para preguntar en donde estaba mi gatito.
Volví a clases y todo fue desastre, tanto académicamente como
a nivel de los compañeros. Todo el mundo estaba comentando sobre el nuevo novio
de Ana Porcelana y de las otras Anas.
En cuanto a lo académico me tiraron un borrador en la clase de matemáticas y en
la clase de inglés entré en pánico y hablé en francés en lugar de responder en
inglés como solía hacer cada vez que el profesor me preguntaba algo. Para
completar el desastre confundí los libros de Geografía e Historia y cuando
llegó la clase de Geografía no pude hacer nada por lo cual la profesora me
premió con una boleta de citación. ¡Qué hermoso! Jamás en mi vida me habían
dado una boleta el primer día de clases después de vacaciones.
Cuando llegué a casa la cosa fue de mal en peor. Para empezar
tuve que soportar un larguísimo sermón de parte de mi madre por causa de la
boleta; además los profesores le habían comentado lo del borrador y el enredo
de idiomas por lo cual también me gané una regañada. Oh, y como si fuera poco
mi madre estaba enojadísima porque en el “larguísimo fin de semana” no pude
lavar mis uniformes y no tenía nada para poner para el día siguiente y para
colmo estaba cayendo uno de los diluvios característicos de septiembre.
Para completar el desastre, —o intentar arreglarlo—fui a mi
habitación y comencé con las tareas del colegio. Según la agenda que por
fortuna escribí mientras transcurrían las clases, lo primero y más importante
era la tarea de matemática, ejercicios 269, 270, 271 y 272. Lo cual correspondía
a los temas Resolución de ecuaciones de 2º grado por descomposición en factores
(269, 270, 271) y ecuaciones incompletas de la forma ax2+bx=0 (272).
Complicado, ¿verdad? Ése era mi gran problema: por andar pensando en
todas las canciones del repertorio de R5 no le presté atención a la profe de
matemática y entonces no sabía cómo hacer esas ecuaciones. Intenté leer un poco
la teoría pero no entendí ni los signos de puntuación.
<<No puede ser, —me dije—esto no me puede estar pasando
a mí. Yo soy el segundo lugar en la clase de matemática, no puedo ir mañana a
la clase sin la tarea hecha. Eso arruinaría mi reputación. Okay es momento de
pedir ayuda. >>
Tomé mi cuaderno, mis páginas para hacer las operaciones, mi
libro de álgebra, mis bolígrafos, mi lápiz y me encaminé a la habitación de mi
hermano. Juan estaba resolviendo sus problemas de trigonometría.
-
Oye, Juan—saludé al entrar.
-
¿Qué pasa?—preguntó él agotado mientras
levantaba la cabeza.
-
¿Sabes cómo hacer esto?—dije sin rodeos
entregándole el libro en donde estaban los problemas.
Juan dio un suspiro y me ayudó con los problemas. Me tardé
cerca de tres horas resolviendo las ecuaciones. Luego continué con las
siguientes materias. Casi nunca nos dejan tarea de inglés ya que todo lo
hacemos en clase o si no todo lo termino en clase, claro con ayuda del gringo
M. A. a él no le gusta que digan su nombre completo; pero sin embargo tiene que
aguantarse que los profesores le digan: “¡Max!”
Para evitar cualquier otro ataque de francés en media clase
de inglés, me puse a ver una serie en donde salía Riker Lynch. Creo que todas
las Rikerians debieron de haber visto esa serie por lo menos en las temporadas en
donde apareció (2 y3). Se trata de Glee. Tal vez estuve pensando mucho un tema
demasiado delicado que no soporta tantas vueltas de páginas y por eso me enredé
con los idiomas; aunque no sé de dónde sale el francés, ese idioma no se
estudia en mi colegio ya que los directivos consideran que el alemán es más
importante que el francés.
Vi un capítulo de Glee y luego intenté responder a la
pregunta que el profesor me había hecho en la clase: “No,
the AC wasn’t turned on”.
Era una respuesta tan sencilla, todavía no comprendo porqué
no lograba decir esa sencilla frase. Traté y traté hasta que logré decirlo
correctamente y con el acento neoyorquino que me caracterizaba. Esa era una de
las razones por las cuales era el segundo lugar de mi clase.
Para el siguiente día, martes 9 de septiembre, me preparé
mucho mejor. Me aseguré como cinco veces de estar llevando todos los útiles y
demás para dar clases ese día. Además logré que mi padre firmara la citación
para el jueves 11 de septiembre. Con eso me quité varios pesos de encima.
Lo complicado de la secundaria no son las ecuaciones, sino
las relaciones con los otros alumnos. Cuando llegué a las 6: 13 de la mañana
recorrí todos los pasillos totalmente sola mientras llegaba a si salón de
clases, el 9ºD. Cuando pasé por los salones de 7º las chicas me miraron raro
mientras que los chicos solo continuaron birriando con el teléfono; algunos
levantaban la cabeza, me miraban y volvían a dirigirse al móvil. No tuve que
pasar por el pasillo de 8º, pero cuando llegué al pasillo de noveno… Los
primero que vi fue la bajeza característica de las chicas de 9ºA; como era
costumbre, los chicos—altotes—me miraron desde las alturas y sonrieron
pícaramente, les devolví la sonrisa… pero sarcástica.
Cuando me estaba aproximando a mi salón, una chica que se
apegó mucho a mí durante el segundo trimestre me dijo: “Tu
ex bajó de las alturas y vino a verte”.
No tenía ni la más certera idea de a qué se refería ella. Me
mantuve en silencio y esperé hasta llegar hasta el lugar de los hechos para
verlo todo como es.
Cuando hube llegado al 9ºD, me encontré una enorme muralla
humana de uniformados. “¿Me dan permiso?”
les dije a los primeros que estaban en la puerta. Los chicos y las chicas se
hicieron a un lado y me dieron permiso para pasar. Cuando por fin pude ver las
bancas de los alumnos y el escritorio del profesor, noté por qué estaba media
clase en la puerta: es que media preparatoria estaba dentro del salón. Y cuando
digo “media preparatoria”, hablo de unas 20 chicas de segundo ciclo, 3 chicos
guapos y 5 enormes gordos que dan miedo a los de pre media porque no sabemos
qué tan resistentes son las vigas que sostienen el tercer piso, de modo que
podría colapsar en cualquier momento. La mayoría desea que sea en medio de una
clase de geometría.
Me acerqué al que sería mi puesto. Lo hallé ocupado. Me
aclaré la garganta a modo de “¡Lárgate de mi puesto!”, pero mi petición no fue
saciada. Volví a aclararme la garganta y nada sucedía. Todo el mundo continuaba
con lo suyo. Entonces, en un segundo clave, el chico que ocupaba mi puesto
levantó la mirada y me vio.
-
Oh, _____ (TN), no sabía que ya habías
llegado—dijo al verme.
-
Y yo no sabía que acostumbrabas a llegar
temprano—le dije—Creí que la moda era llegar siempre 5 minutos antes de que
suene la campana, Rafael.
Se hizo un silencio sepulcral. Todo el mundo había dejado de
hacer lo que estaba haciendo y prestó atención a lo que estaba sucediendo en
una esquina del salón de clases.
Muy pocos chicos (o chicas) tenían el valor para llamarlo por
su nombre verdadero. Muchos le llamaban Rafa o por otro apodo que yo todavía no
conocía. Lo había escuchado muchas veces, pero no lo aprendí.
Rafael miró alrededor y notó que todos nos estaban
observando. Luego me miró a mí y—supongo—se preguntó por qué yo no bajaba la
cabeza como el resto. Sin embargo yo continué manteniéndole la vista muy fija
en los ojos. Y él me miraba con tanta vehemencia que hasta sentía que me ardían
los ojos. No mostré signos de dolor ya que eso es sinónimo de inferioridad y de
rendición. Mas estuve rogando que el duelo de miradas no durara mucho porque me
estaban doliendo mucho los ojos.
-
¡Ya dile algo!—dijo una voz desde afuera
del círculo de la intensidad. Si eres débil no entres en él.
-
¡CIERRA LA JETA!... si no quieres que te
la arranque y te la deje colgando como trompa de elefante.
Todo el mundo se calló. Rafael era bueno para
los desafíos verbales. Hubo un larguísimo e incómodo silencio. Entonces Rafael
se volvió hacia mí y me dijo, en voz alta para que todos dentro del salón
escucharan:
-
La moda también dice—me
acarició la mejilla—hacer todo lo que se deba hacer para conseguir a una novia
tan sexy como tú.
Todo el mundo dio una exclamación de
dulzura.
-
¿Y qué hay de
mí?—preguntó una voz gruñona detrás de Rafael.
-
A ti te pago para que
tengas sexo conmigo, ¡eres una prostituta!—respondió Rafael a la voz gruñona.
-
Ah, ya… es cierto.
Rafael se volvió hacia mí, me acarició la
mejilla y acercó su boca a la mía. Sabía lo que Rafael quería de mí, pero iba a
esperar hasta casi me tuviera para denegárselo. Cuando los labios de Rafael
estuvieron casi besando los míos, le dijo en un susurro a mis labios: “Te invitó a mi casa…esta tarde y noche”.
Después de decir la palabra “noche” de una
forma únicamente sensual, acercó aún más sus labios a los míos. Ni Rafael y el
brujo más grande del planeta pudiera haber visto venir lo siguiente:
Nuestros labios estaban a punto de besarse,
él me tenía agarrada y yo no había hecho ademanes de querer escapar. Había más
de cien espectadores en un salón diseñado para albergar no más de 40 personas.
Entonces, lo inevitable, pero a la vez impredecible, sucedió:
-
(¡PLAMSH!)—me alejé de
él dando un paso atrás justo después de abofetearle. Luego le dije:—primero,
mátame; luego me besas.
-
O.o
Todo el mundo se quedó expectante durante
tres segundos, pasados esos tres segundos, todo el mundo rompió en carcajadas
mientras se reían del pobre y públicamente humillado Rafael Berrocal (también
conocido como R. B.).
Rafael me miró con cara de asombro, como si
le hubiera traicionado; mientras se tocaba la mejilla en donde le había quedado
una marca roja con la forma y el tamaño de mi mano. Luego de intercambiar
miradas conmigo, Rafael se dirigió a la multitud que se había congregado ahí
para observar el espectáculo de cómo la supuesta pareja más célebre de la
secundaría se exponía frente a representantes del cuerpo estudiantil mayor (o
sea, media preparatoria). Y verdaderamente que la feliz pareja que expuso ante
la escuela entera, cuando la novia (o sea, yo) se negó a besar al novio, e
incluso lo abofeteó.
Rafael dijo a los espectadores: “¡LÁRGNESE,
TODOS! ¡Y déjenme a solas con mi princesita caprichosa!”
-
¿Pero, mi
amor?—preguntó la voz ronca un poco más aclarada.
-
He dicho que se larguen
todos.
-
¿Pero?
-
¡LÁRGATE!
En menos de un minuto todo el salón quedó
completamente vacío, excepto por los alumnos que estudian en el 9ºD, mis
compañeros.
A Rafael no le agradó en lo absoluto que no
se quisieran ir. “¡Es nuestro salón! ¡Tú ni
siquiera estás en este piso!” Protestó uno de los chicos. De todas
maneras Rafael los largó a todos, literalmente, a patadas.
Desde que Rafael pidió que salieran todos del
salón yo ya supe que era causa perdida lo que él intentaba, por eso me puse mis
auriculares y le di play a la canción más ruidosa de la lista de reproducción
de R5, la cual sería… ¿Loud?... Sí, creo que era ésa. Me desconecté de este
mundo y comencé a tamborilear con las uñas sobre un pupitre al ritmo de la
canción y de vez en cuando a balbucear unas partes de la letra. Ni me di cuenta
cuando ya estaba todo el salón vacío. Solo lo supe porque Rafael me dio un beso
ruidoso en la mejilla. Le di su bien merecida cachetada y me saqué los
auriculares. Entonces comenzó la gran batalla del año.
-
¿Podrías dejar de
pegarme?—preguntó.
-
No. Te lo tienes bien
merecido—respondí.
-
Pero…--volvió a
acariciarme la cara.
-
¡NO me toques!—le rechacé.
-
Eres mi única
novia—charló.
-
¿Quieres otra?—intentó
responder pero en seguida añadí--: Además no soy tu novia. Yo ya tengo novio.
-
¿En serio? ¿Quién es?
-
Rocky Lynch—dije con
toda la seguridad del mundo.
-
¿En dónde estudia?
-
Él no estudia. Él ya se
graduó—dije.
-
¿Cuántos años
tiene?—interrogó mi supuesto novio.
-
18—mentí.
-
¿Te barrieron los pies?
-
¡No! Es tan solo tres
años mayor que yo. ¡Tú tienes 18 y pretendes ser mi novio!
-
Es cierto… pero, yo soy
yo. Yo puedo hacer lo que yo quiera. Y lo que quiero hacer ahora es
besarte…-volvió a hacer lo mismo.
-
¡Corrección! Lo que
quieres ahora mismo es evitarte una expulsión de por vida y perder tu
graduación.
Rafael no me comprendió.
-
Sí sabe usted que las
muestras de afecto están prohibidas en este plantel educativo—dijo la profesora
de geometría quien estaba en la puerta esperando para comenzar la clase. Camina
hacia dentro del salón—... ¡Sagel!—llamó la profesora.
-
Sí, profesora,
dígame—Marco entró en el salón y respondió.
-
Tráigame la
boletera—Marco se tensó, mientras me miraba asombrado y asustado suponiendo que la boleta era para mí.
-
¿La libreta de boletas?
-
¡Sí! Y rápido si no
quiere que le ponga una a usted también.
Marco salió corriendo del salón con miedo a
que le ensuciaran su perfecto expediente.
A penas nos dejó solos, la profesora no
perdió ni una sola oportunidad para reprendernos.
“Oye, besarse dentro del salón. ¡Eso es cosa
de maleantes! ¿Quieren que les diga algo? En mis tiempos no existía eso del
<<noviazgo y toda esa pendejura. >> En mis tiempos se cortejaba a
la dama y a los tres días ya estaban casados, y un mes después la dama ya
estaba embarazada de su honorable esposo escogido por los padres. Por eso es
que yo digo que eso de dejar que los jóvenes escojan con quién estar es otra
firmada por el demonio. Mira como hay ahora tanto casos de homosexualidad… ¡Eso
es de satanás!...”
Creo que uno de los pocos sentimientos que
comparto con Rafael es el que haber querido reprocharle más de cuatro cosas a
la profe: 1-No nos besamos. 2-No estábamos saliendo. 3-En todo caso seríamos
una pareja heterosexual. 4-La sociedad nos permite escoger con quién estar. 5-
En la actual sociedad no hay nada de malo en tener un novio o una novia; además
ya no estamos “en sus tiempos”, profesora.
Cuando llegó la libreta de boletas me di
cuenta que todo ese sermón era más bien dirigido a mí y no a Rafael. Porque
cuando llegaron solo se puso una boleta y fue para mí. Describir la forma en la
reaccioné ante esa segunda citación sería una gran falta a la moral; lo cual me
premió con otra boleta pro irrespeto a la profesora. ¡Genial, dos boletas en
menos de dos días!
Cuando mi madre se enteró de la doble tanda
de boletas de ese día… no se puso enojada, se puso furiosa ¿Tan furiosa como se
puso el día anterior? No, qué va. Entre su furia del martes y la del lunes hay
un abismo mucho más grande que 24 horas.
Pero, bueno, no nos saltemos los sucesos.
Primero sucedieron cosas aún más importantes que la furia de mi madre.
Después de recibir la doble tanda de boletas,
tuve que aguantarme cuatro clases seguidas de agonizantes enseñanzas; eso por
no mencionar a los compañeros. En menos de 10 minutos ya todo el colegio se
había enterado de mi “aventura con Rafael”. Les respondí una y un millón de
veces que YO YA TENÍA NOVIO. Nadie me creyó. Hasta los profesores habían oído
los chismes. Lo que más me aflige de la situación de ser el tema de habla en
todos grupos de cuchicheos durante el recreo es haber estado absolutamente
sola. No fue hasta el recreo cuando Ana se unió a mi agonía, pero no de una
forma agónica; sino más bien alegre, ella estaba feliz porque yo había logrado
en tan solo unos minutos lo que muchas tardan años y no lo logran: ser popular.
“La popularidad pesa”. Le respondí.
Ciertamente nunca dije mentira a Rocky cuando
le dije que jamás había tenido novio. Pero por lo visto hay gente en mi propia
escuela que planea calumniarme en vano, porque Rocky no tiene ni la mínima idea
de lo que me sucede a mí cuando no estoy con él y estoy dedicándome a mis
estudios en ______ (TP).
Sobre Rafael Antonio Berrocal Bartolí debo
dar todos los detalles, ya que si no, no tendría sentido todo lo que estoy
escribiendo. Lo conocí cuando comencé la secundaría. Yo estaba en Sétimo grado
y él en noveno. Desde el primer día que lo vi me pareció un chico bastante
extraño, demasiado diferente a los demás. Una de sus diferencias en comparación
con el resto de los chicos del colegio era que él sabía muy bien cómo
coquetear; además de que nadie sabía más de sexo que él, era un experto. Lo
cual era un problema para él, para mí y para todo el que se quisiera involucrar
en el enorme lío que nos estábamos armando nosotros solitos.
Cuando pasé a octavo grado, y él pasó a
décimo, se dio lo que él llama “nuestra historia de amor”, cosa que nunca fue
así. A continuación les explicaré todo con detalles:
Desde finales del séptimo grado comencé a
notar que él tenía un problema. Se trataba de un problema psicológico. No
quiero dar detalles muy detallados porque eso sería inmoral. Digamos que en una
sola frase: fue violado por su prima cuando tenía 5 años.
No tengo una licencia como psicóloga de niños
pero realmente creo que la experiencia hace al profesional. Desde finales del
séptimo grado yo había notado que él tenía un problema y no fue hasta inicio de
octavo grado cuando pude confirmar mis sospechas (porque solo era eso). Le miré
varias veces capciosamente a los ojos y noté que los sentimientos que
transmitían sus ojos eran más profundos que la profundidad que pretendía
transmitir a través de sus actos, de su lenguaje corporal, de sus manos y la
mirada superficial en sus ojos. Sólo profundizando la mirada en sus ojos se
podía encontrar la verdad.
Después de descubrir la verdad en sus ojos
planeé ayudarlo, pero necesitaba expertos en la materia “Bartolli”. Necesitaba
gente que lo conociera mucho más que yo, gente que se tuteara con él. Comencé a
reunir mi ejército de psicólogos. Me resultó muy duro lograrlo. Muchas de las
chicas a la cual yo quería reclutar en mi ejército eran fanáticas de Rafael
pero no del tipo amigable o de amistad; debemos tomar en cuenta que en el mundo
“Berrocal-Bartolí” nada es de verdad y lo principal es el 1313.
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OMG! hasta yo misma me asombro con este personaje que cree, llamado Rafael. Y sus acciones no terminan aquí. Péguenle muy bien el ojo porque esto se pone ardiente. Y lo digo porque justo anoche esta terminando el capítulo 7 y... No se imaginan todo lo que viene. Además Rocky se va el 24 de octubre y en el capítulo 7 es 23 de octubre. TN sabe como despedirse de su novio.
Y hablando eso, notaron que, a pesar de que ella--en este prólogo-- no sabe si volverá a ver a su novio, siempre les dice a todos y a todas: "tengo novio". Eso es una chica que en verdad vale la pena.
Y hablando de chicas que valen la pena, escuchemos la nueva canción de R5 'All Night'
Con esto me despido. Espero que les haya gustado.
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Creo que es así. Sino solo busquen por mi nombre: Guadalupe Sánchez Rodrígez que ahí aparezco.
Les mando un enorme abrazo y un rico beso 3: hasta para el que vive fuera de la Vía Láctea y fuera de este universo.
Y... nos leemos dentro de dos días con la segunda parte de este prólogo.
¡¡¡¡¡Ya estamos en la tercera temporada y aún no lo puedo creer!!!!!!!!
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