Me levanté algo tarde. La graduación era a las 8 y yo estaba
bañándome a las 7 a.m. Los chicos salieron de su casa a las 4 a.m. para llegar
con el sol a L. A., y de ahí partir a su siguiente destino: Europa.
A las 8 a.m. llegamos al lugar de la ceremonia. Estudié
mucho durante todo el año para conseguir un puesto de honor en la graduación.
No conseguí el primer lugar, pero al menos me quedé con el tercero.
Me tocó entrar entre los primeros, y como igual esta entre
los cuadro de honor, me tocó posar para numerosas cámaras mientras iba
entrando. A Paloma le tocó dar el discurso a la promoción, pues ella era el
primer lugar. Fue un discurso como de 20 minutos, y aunque no estuve de acuerdo
con muchas de las cosas que dijo, por lo menos no escuchamos atorrancias.
Después de su discurso, entonces llegó el momento de oír
idioteces. Las autoridades del colegio, del Ministerio de Educación y el
Presidente de la República fueron a darnos sus discursos. El colegio dio
obsequios, certificados y reconocimientos a los cuadro de honor. Hasta los
diputados de la ciudad nos dieron presentes. Los cuadro de honor éramos el
centro de atención.
También estaban ahí representantes del programa de estudios
en el extranjero. Era el momento más horrible para todos los graduandos: cuando
dicen quién es más inteligente que quién.
Hubo abucheos hacia los compañeros y hacia el programa,
algunos murmullos y otros gestos despectivos. Cuando me llamaron, y me levanté
del asiento, hubo silencio total en el auditorio. El sonido seco del piso,
cuando avanzaba hacia el escenario. Me costó sonreír para la foto mientras
recibía mi certificado y mi beca de manos de la Directora Regional de
Educación.
Tan solo levanté la mirada y pude ver la cara de Paloma, y
sus gesticulaciones hacia mí. A varios no les importaría, pero a otros como
ella les parecía increíble que yo hubiera obtenido beca para estudiar medicina
y ella no aplicó ni para enfermería.
Terminó la entrega de becas para estudiar en el extranjero y
fue el momento de recibir nuestros diplomas. Esa parte nunca puede ser más
humillante que el resto de la ceremonia. Ahora sí sonreí con ganas para la
cámara. Y después, en la foto familiar y con mis hermanos (que regresaron al
país solo por esa foto) fue el mejor momento de mi vida.
De un momento a otro me imaginé a Rocky a mi lado,
abrazándome y quedando para siempre en la historia, dentro de las fotografías.
Pero luego recordé que mi novio es famoso y que, sea como sea, no debe aparecer
en público de esa manera, y además eso me perjudicaría más a mí. Ya había
demasiado odio de parte de los demás hacia mí. Pero tampoco es que era todo un
secreto; no lo estaba ocultando a toda costa, pues algunas chicas ya nos habían
visto juntos a Rocky y a mí. Sin embargo, una confirmación oficial frente a
toda la promoción, los padres de familia, las autoridades del colegio y las
autoridades de la ciudad. Mi imagen antes las envidiosas era de una chica feliz
con su novio famoso, cuadro de honor, con beca para estudiar medicina en Oxford
y con la suficiente madurez como para manejar la importancia del estudio y el
amor… sí, esa era yo en verdad.
Acabó la ceremonia y todos nos fuimos a rumbear cada quien
por su lado. Era temprano y no sabíamos qué hacer. Mis padres nos llevaron a
comer a un restaurante fino, hablamos con nuestras tías y nuestras abuelas, y
cerca del mediodía ya estábamos en casa. Oficialmente ya estaba de vacaciones,
aunque pronto debía retomar mis estudios para entrar a la Universidad.
A pesar de todas las miradas súper envidiosas de mis
compañeros, me sentía súper orgullosa de mí misma, de lo que había logrado:
iría a estudiar a Oxford y luego podría volver a mi país y hacerlo crecer, ¡es
el sueño de toda una generación! Mi sentido patriótico no me permitía hacer
menos por mi patria. Creo que esa es la parte más bella de estudiar.
Tenía quince años y estaba a punto de emprender el viaje más
importante de toda mi vida, ¡y con semejantes honores partía de mi país! Lo más
importante era que tenía a rocky dentro de mi corazón. De ahí no lo sacaría y
me acompañaría a todas partes; así no me sentiría solo aunque esté sola en un
minúsculo apartamento en medio de una gran ciudad siete veces más grande que mi
ciudad natal. Sería muy probable que no lo tenga a mi lado, pero tenerlo en mi
corazón y estar siempre yo en su mente es suficiente para mí.
Por la tarde me senté en mi cama y cogí mi guitarra. Tenía
mucho tiempo sin tocarla, y mis dedos extrañaban las cuerdas. Solo comencé a
tocar unos acordes al azar, con un ritmo inventado, el primero que me vino a la
mente. Tardé como diez minutos en darme cuenta de que esa era la canción que
Rocky había compuesto para mí. La tenía en la mente, pues era parte de lo que
él había dejado conmigo aquí, en ____ (TP).
Busqué en mi Tablet, en YouTube, alguna canción al azar, que
pudiera sacar en guitarra. Quería poner a prueba mi oído y mis habilidades
musicales. Para mis padres la enseñanza musical era solo algo que formaba parte
de la mínima cultura, pero yo era buena en eso y había estudiado con Riker en
Buenos Aires. Sí, me jacto de eso. Aunque me desesperé porque no me salía
ninguna canción, pero tenía toda la tarde. Al final, en algún momento antes de
las seis de la tarde me salió la canción, me salió toda. Entonces sí me sentía satisfecha.
El resto de la tarde de la pasé con mi
familia y con Iam (mi hermano mayor, que había vuelto de Europa). Oh, Europa,
adonde había huido mi amado. De ahí venía mi querido hermano Iam. Al día
siguiente Iam y Juan volverían a Europa, mientras que Ana y María se vendrían a
vivir conmigo; sería algo temporal, digamos que sería una pijamada de nueve
días.
………………….………………………
—________ (tn), dame más palomitas.
—Se están haciendo
en el microondas.
—Pues dile al microondas que llegue cuando
empiece la discusión.
—Ana, cariño, los microondas no tienen patas.
Orita traigo las palomitas.
—Pueden callarse las dos—pidió María—él la va
a besar por fin.
Las niñas se aburrieron antes de ver el final y se
durmieron. Esa era su forma de celebrar nuestra graduación. Más tarde yo
propuse que fuéramos al mar a dar un paseo en lancha. Pero las chicas ya
estaban súper dormidas. Pensé en llamar a Rocky, pero recordé que él estaba de
gira de debía respetar su tiempo. Mientras más y mejor hacían en esa semana,
más tiempo tendríamos nosotros juntos. Traté de pensar en la increíble
celebración de Navidad y Año Nuevo que tendría junto a Rocky. Nosotros
disfrutábamos de eso sin gastar mucho (la economía no da para mucho
últimamente), pero sin duda todos los estadounidenses gozan de unas fornidas
celebraciones. Entonces ya me moría de ganas de celebrar nuestras primeras
fiestas juntos.
* * *
¡Qué aburrido que es estar de vacaciones! Mis padres ya
habían salido y no había nada más que hacer. Me disfracé de cenicienta y me
puse a limpiar la casa, hacer le desayuno, lavar la ropa… Ya iban siendo las diez
de la mañana y todavía no se habían levantado ni María ni Ana. Y yo tampoco
había desayunado.
Cuando las niñas se levantaron yo estaba
limpiando el baño. María y Ana ni notaron mi trabajo cuando se fueron a bañar.
Cuando terminé de limpiar el baño, y me bañé, las chicas ya habían desayunado y
dejado un desorden en el comedor y en la cocina.
— ¡CHIQUILLAS!
— ¡AHHHHH!
— ¿QUÉ ES ESTE DESORDEN? ¡ACABO DE LIMPIAR
TODA LA CASA! VAN Y LIMPIAN ESE DESASTRE. ¡MUÉVANSE!
Creo que mis gritos fueron un poco excesivos,
pero fueron efectivos.
………………………………….
Ana y María hasta que jadeaban por el calor y por el dolor
de manos de tanto fregar. Yo, mientras, estaba tranquilamente tomando una taza
de té y galletas a la inglesa, en la terraza, mientras Ana fregaba los pisos y
María limpiaba la cocina.
Al mediodía llegaron mis padres y yo todavía estaba haciendo
el almuerzo. Tuve que suspender mi hora del té para preparar el almuerzo.
Entonces las posiciones se intercambiaron: yo estaba atareada cocinando
mientras que las niñas descansaban y tomaban té a la inglesa; todo porque les
pedí que no estorbaran en la cocina, y entonces se fueron a pajarear.
Mi madre se quedó sorprendida por la limpieza de la casa, y
después de que almorzamos todas juntas, le comenté de mi idea de ir al mar y
pasar unos días en la isla de mis abuelos. A mi madre le pareció buena idea,
pero no podíamos ir solas.
Mientras mis padres se ponían de acuerdo con eso, Ana, María
y yo salimos a andar en bici. Hacía una tarde espléndida y el sol brillaba
tanto que se veía blanco; por alguna razón eso hacía que las cosas se vieran
aún más claras que con el sol amarillo.
Dimos varias vueltas a toda la urbanización y al final
acabamos en el parque, sentadas, justo en el mismo banco en donde Riker, una
vez intentó mostrarme su virilidad. Era el banco que tenía la mejor vista de la
puesta de sol a las 4 de la tarde (ya que el valle—el valle del río que pasa
cerca de mi casa— el sol se oculta más temprano, además el cerro más alto de la
ciudad (que es el límite norte de la misma) es el que cierra el valle y nos
priva de los rayos del sol desde las 4, pero la claridad permanece hasta las
6). Apenas iban a ser las tres de la tarde y el sol picaba mucho.
Ese banco en donde Riker quiso mostrarme su virilidad sin
ser solicitada, además estaba debajo de un frondosísimo árbol de mango, que no
estaba en temporada. ¡Qué ricura de sombra después de estar media hora bajo el
picante solazo! Y también, aquel banco está muy cerca de la Virgencita del
Carmen. Ya no se le ponía velas, pero se veía hermosa bajo la sombra del mango.
Nos pusimos a hablar de chicos. Principalmente de los chicos
del colegio, pero también hay otros chicos que no se pueden escapar de la lista
de pendientes de una chica con onda como nosotras. Estrellas actores y otros
famosos, tanto nacionales como internacionales; latinos y gringos; europeos y
asiáticos. O de los chicos de R5, por supuesto no podemos de hablar de ellos.
Ya eran como las 5 de la tarde y todavía no
parábamos de reírnos de las locuras que decían Rafael y Tomás en el colegio; Yo
me acordaba de la vez en la que Tomás se había enamorado de una niña de primer
año (cuando estábamos en segundo), que estaba en otro colegio y que para estar
cerca de ella quería salirse de la promoción, perdiendo el año, para integrarse
a su promoción. ¡Qué estupidez! Ni siquiera consiguió perder el año. Pasó a
noveno grado junto con todos nosotros y con el resto de la promoción.
—Eso no es tan gracioso—me aguó la risa la
imprudente María—Fue mucho más gracioso lo que hicieron Tomás y Marco en la
Feria de Ciencias de primer año.
— ¿Ehh?—preguntó Ana.
—Tú no estabas con nosotras en primer año—le
respondió María.
— ¿Qué fue lo que hicieron ellos?, no me
acuerdo.
—Fue cuando la profesora nos llevó afuera
para probar la bazuca a presión de eso dos.
—Ahh. No entiendo. ¿Qué fue lo gracioso?
—Cuando se les perdió el gatillo y no
pudieron disparar. Lo buscaron por todo el campo y no lo encontraron. Pasaron
esta y la vergüenza por andar jodiendo con su bazuca por dos semanas hasta que
fuimos a ver la demostración.
—Mmm. No sé. Huhm. No me parece gracioso.
— ¿Qué hay de Rafael?-preguntó Ana— Hace
mucho que no sé de él—. Nos miramos las narices entre nosotras tres.
—Hace mucho que yo tampoco sé de él.
— ¿Cómo que tampoco sabes de él?—se asustó
Ana.
—Es que… desde que Rocky y yo volvimos no sé
nada de él. Lo dejé.
— ¿Y él qué hizo?
—Nada. Rocky le dio una paliza y nunca más se
ha atrevido a acercarse a mí. Ni siquiera estuvo ayer en la graduación.
—Sí, eso es súper raro—agregó Ana—. Él nunca
falta a las graduaciones. Alguien como él debe saber de maravilla que las
graduaciones son la cumbre de la realeza del colegio.
—Y él es parte importante de la realeza del
colegio. Él es el rey de 12, y tú eres su reina, ____ (tn).
—No, eso ya acabó. Además nosotros no nos
volveremos a ver. Yo no volveré a pisar suelo patrio hasta dentro de unos 13
años, cuando ya tenga como dos hijos de Rocky. Y él… no tengo ni idea de qué va
a estudiar. Pero seguro que será muy lejos de aquí.
— ¡¿Dos hijos de Rocky?!—Se sobresaltó Ana—.
No, cariño, tú para entonces habrás tenido como diez.
—Mmm. Puede ser que sí
— ¿Y cuándo es la graduación de Rafael?—dijo
María regresándonos al tema del que hablábamos.
—Él no se gradúa. Él perdió el año—dijo Ana,
la informada.
—De todas formas ya la graduación pasó—dije
yo tranquilizada porque no lo volvería a ver más.
— ¿La de 12º?—preguntó María.
—Sí, ellos se graduaron ayer también, en la
tarde, después de nosotros—de nuevo responde Ana la que todo lo sabe—Oye ____(TN),
¿y tú con Rocky? ¿Ya están preparando el primer bollo en tu horno?
Mi primera reacción fue poner ojos de no
entender. Pero luego me di cuenta de que debía responderles con firmeza y no
evadiendo lo obvio.
—No, por supuesto que no. Ni lo hemos hecho.
Además ni siquiera estoy gorda.
—Oh, pendeja; no es que si estás gorda…
—Yo todavía soy virgen.
— ¿Quéeeee?—exclamó María. Esta cupido no se
esperaba que su plan no se cumpliera a la perfección—. ¿Y qué sucedió en
Argentina?
—No sucedió nada, María, él no me ha tocado.
— ¿Y eso por qué? ¿Qué le pasa a él? ¡No
puede hacer bien un trabajo tan sencillo como ese! ¡Qué clase de hombre es ese
que tú te conseguiste, _____ (TN)!
—Ana, yo le pedí que no lo hiciéramos
todavía. Es que… no pienso que sea correcto y él piensa igual que yo, y me
respeta; a mí, mi cuerpo, mis pensamientos y mis sentimientos—Ana negó con la
cabeza.
—Ese hombre que te has encontrado no sirve ni
en la cama.
— ¡Jo! ¿Ya tú lo has probado, golosa?—le
reprendí.
—No, pero…
— ¡Pero nada! Es mi chico.
—Chico es lo que él tiene—se burló María.
— ¿Acaso se lo has visto?—le inquirí—Óiganme,
¿ustedes hicieron un trío, porque tú se lo viste y la otra se lo comió?
—No y no. Pero tú tampoco se lo has visto—se
defendió María.
—Oh, sí que se lo he viste… y es bien grande…
A ti, entre esas patas de ganso no te cabría.
—Oh, ¿y cómo es que se lo has visto?—inquirió
Ana mientras María trataba de detenerla.
—Es mi marido. Entre nosotros han pasado
muchas cosas. Y sí, tenemos momentos de pasión, aunque todavía no lo hayamos
hecho—eso fue suficiente para callarlas a las dos.
—Oh…
Okay, niñas, ya fue suficiente—dijo María—.
Las dos son eso: niñas; no deberían hablar del amor si solo son unas niñas.
Las tres nos dimos la espalda después de eso. Pasada toda
esa discusión, era momento de comportarnos como niñas de nuevo. Luego de un tiempo
me di cuenta de que era hora de volver a casa. Fui yo quien tomó la palabra.
—Ya está anocheciendo, vamos a casa.
Nos fuimos todas, pues teníamos hambre ya era la hora de comer. Pero no nos quisimos
ir de una forma tan poco dramática. Estoy segura de que tanto Ana como María
tenían en mente irse antes, caminando altivamente como reinas que son,
echándose el pelo atrás y sin volver la mirada y mucho menos despedirse. Pero
las tres nos quedamos en una actitud infantil, sin vernos las caras y meditando
en silencio. También en silencio montamos las bicis y regresamos a casa.
Además se me dañó mi computadora, en donde tenía esta novela, la de Riker, mis tareas del colegio, todo, lo he perdido. Salvo esta novela porque la tenía manuscrita.Pero lamentablemente la otra novela quedará suspendida hasta que encuentre la manera de extraer todo lo que había en el disco duro de la máquina.
Fue hace algunas semanas, así que ya estoy más recuperada. Cuando recién sucedió estaba súper alterada y un poco deprimida porque las copias de seguridad que tenía de mis novela se me habían dañado unos menes atrás, así que prácticamente lo perdí todo. Oh, y también afectó mis notas en el colegio.
Pero bueno. Ya ha acabado este trimestre. ahora mismo estoy en semana de receso, así que voy a aprovecharla al máximo y veremos qué se hace durante el segundo trimestre.
Este blog ha sido uno de los más grandes proyectos de mi vida, y no lo abandonaré. tengo la intención de seguir con él como una práctica para así ir puliendo mis habilidades escribiendo cualquier otra cosa.
Espero que les haya gustado este capítulo, cuídense mucho, y les comparto este vídeo que me impresionó: